Casi treinta años después del nacimiento de las instituciones democráticas en España, el mito nacionalista de que sólo el PNV y sus aliados ocasionales podían gobernar la comunidad vasca quedó hecho añicos. El 5 de mayo, el socialista Patxi López llegó a Ajuria Enea gracias a los votos del PP y UPyD y al derrumbe EA e IU, los partidos que sustentaron los ocho años de Juan José Ibarretxe en la Lehendakaritza. Además, por primera vez, los acólitos de ETA fueron expulsados de la Cámara vasca.
El cambio tranquilo, por la elección de un lehendakari constitucionalista, sólo estuvo empañado por la rabieta del PNV, que consideraba ya el Gobierno vasco como su coto privado. Siete meses después, algunas consecuencias de este cambio empiezan a ser visibles: los mapas de Euskal Herría han desaparecido de ETB, la bandera española ondea en Ajuria Enea y la Ertzaintza se esfuerza en evitar que las calles vascas exalten a ETA.
El año 2009 comenzó en la comunidad vasca en plena precampaña electoral. El lehendakari Ibarretxe quería acceder a su tercer mandato con sus vistas puestas, nuevamente, en la autodeterminación mientras los constitucionalistas empezaban a hacer números para intentar desalojar a los nacionalistas de Ajuria Enea. El PP se ofrecía a los socialistas, éstos jugaban al despiste, Ibarretxe confiaba en la presencia de una franquicia batasuna en las elecciones y los acólitos de ETA intentaban esquivar la ley de partidos, por partida doble.
ETA llenó las listas de D3M de candidatos contaminados y dejó las de Askatasuna con antiguos interventores electorales, mucho más difíciles de testear. Aún así, las Fuerzas de Seguridad hicieron bien su trabajo y, primero el Supremo, después el Constitucional, dejaron a los terroristas sin franquicia electoral.
Con los etarras fuera de juego, las encuestas empezaron a alejar al antiguo Tripartito de Ajuria Enea y a acercar a los constitucionalistas. Hasta tal punto vio peligrar Ibaretxe su trono que llegó a utilizar su semejanza con Mr Spok de Star Trek, pero ni el comunicado de ETA irrumpiendo en el cierre de campaña pudo frenar el cambio.
El 1 de marzo, los resultados electorales proporcionaron una oportunidad única en el País Vasco para echar al PNV. El partido de Ibarretxe y Urkullu volvía a ser la fuerza más votada y con mayor número de escaños, pero el batacazo de sus dos socios de Gobierno, EA e IU, y el insuficiente aumento de escaños de Aralar, hacía que la suma de escaños constitucionalista (PSE-PP-UPyD) pudiese llevar a un no nacionalista a la presidencia regional.
La resaca electoral fue muy dura para los nacionalistas. Patxi López, envalentonado, proclamaba que el PNV "no es ni el régimen ni la religión del País Vasco"; Antonio Basagoiti tendía la mano al PSOE "para que España avance"; y UPyD renunciaba a cualquier cuota de poder en beneficio de la "alternancia". Urkullu, nervioso, sólo podía recurrir al pataleo y califica de "golpe institucional" un posible pacto PP-PSE
La junta electoral otorgó al PSE un escaño en disputa con EA, y en cinco días el voto de UPyD no era necesario. Socialistas y populares se entrevistaron en varias ocasiones hasta que, finalmente, en un encuentro en el Parlamento vasco cerraron el acuerdo, Patxi López sería lehendakari y el PP se quedaría con la presidencia de la Cámara vasca. Unos días después presentaban su acuerdo de mínimos. La propuesta a la desesperada del PNV al PP no había fructificada, el cambio era cosa de días, e Ibarretxe se despedía con subvenciones a los tour-carcelarios de los familiares de los etarras.
En cuatro días, del 5 al 8 de mayo, Patxi López era investido lehendakari; Ibarretxe anunciaba su “agur” a la política y renunciaba a su escaño; y el nuevo presidente regional prometía su cargo bajo el árbol de Guernica y presentaba sus diez consejeros.
En los primeros siete meses los cambios del nuevo Gobierno, ayudado en el caso de la Ley de Banderas por los tribunales, ya se empezaron a notar. La bandera de España ondea en Ajuria Enea, las oficinas centrales del Gobierno vasco, la Cámara vasca y las Juntas Generales de Vizcaya. EiTB dejó de dar cobertura a los dirigentes proetarras (les entrevistó con los peneuvistas en más de 80 ocasiones desde la ilegalización), de lanzar el mensaje político del PNV y retiró los mapas de Euskal Herría de su información meteorológica.
Además, la Ertzainza, después de denunciar algunos de sus agentes que tenían "órdenes directas de no actuar contra ETA", se emplearon a fondo para intentar evitar la exaltación del terrorismo en las calles vascas, retirando carteles, pancartas e, incluso, retrasos de terroristas de ETA encarcelados.