La crisis económica afectó con especial virulencia a la industria automovilística internacional. Los Tres Grandes de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler), iconos de la automoción estadounidense, entraron en quiebra técnica en 2009.
A finales de 2008, los Tres Grandes de Detroit solicitaron ayuda financiera a Washington para evitar la quiebra. Sin embargo, pese a la concesión de ayudas mil millonarias estos tres iconos del sector automovilístico estadounidense y mundial se vieron forzados a una reestructuración empresarial histórica.
La Casa Blanca concedió cuantiosas ayudas públicas a General Motors, Ford y Chrysler, pero con el paso de los meses la quiebra se convirtió en algo inevitable. A mediados de 2009 aconteció la caída de General Motors (GM), la mayor bancarrota industrial en la historia de EEUU. El proceso de quiebra supuso una profunda reestructuración de la compañía con el fin de mantener su actividad.
General Motors (GM) salió de la quiebra el 10 de julio. En el tercer trimestre del año sus pérdidas ascendieron a 1.151 millones de dólares, y mantiene una deuda próxima a los 17.000 millones. La compañía anunció su intención de comenzar a devolver las ayudas públicas recibidas del Gobierno de EEUU.
La marca Opel, perteneciente a GM, estuvo a punto de ser vendida al fabricante de componentes austríaco-canadiense Magna. Sin embargo, a última hora, GM decidió quedarse con la compañía alemana y planteó un plan de reestructuración que afecta directamente a la planta española de Opel en Figueruelas (Zaragoza).
Por su parte, el gigante automovilístico Chrysler entró en quiebra en abril tras no alcanzar un acuerdo con sus acreedores. Meses después logró materializar un acuerdo con la firma italiana Fiat que, finalmente, se hizo con la compañía estadounidense.
Por último, el grupo automovilístico estadounidense Ford, pese a no declararse oficialmente en quiebra, propuso a sus acreedores un acuerdo para posponer el plazo de vencimiento de sus líneas de crédito, que pasará de finalizar en 2011 a hacerlo en 2013. Una acción que, según la compañía, servirá para mejorar su liquidez y su balance.