Resumen 2009

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La banca central, al rescate con políticas monetarias sin precedentes

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La crisis financiera se materializó en una fuerte restricción crediticia y monetaria en 2009. Como resultado, la temida deflación llegó a las principales economías del planeta. Los bancos centrales bajaron el tipo de interés a mínimos históricos e inyectaron más liquidez al sistema con el fin de combatir la caída de precios y reactivar el crédito.

Las principales economías del planeta registraron por primera vez en décadas caída de precios en los bienes de consumo y servicios. La deflación mundial se materializó en 2009.

Sin embargo, más allá de la mera caída de precios industriales o de consumo, tal y como suele ser definido este término, la deflación registrada en 2009 tiene su origen en la fuerte contracción monetaria y crediticia que tuvo lugar tras el estallido de la crisis subprime a mediados de 2007 y el crack financiero de 2008.

Desde entonces, la economía mundial vive inmersa en un proceso de contracción crediticia (impagos de deuda, liquidación de activos, restricción del crédito, aumento del paro y caída del consumo) a la que se le suele denominar deflación. Y es que, cuando se produce una fuerte restricción del crédito, la actividad económica se paraliza, el consumo cae y las empresas liquidan sus inventarios, de modo que los precios de bienes, servicios y todo tipo de activos tienden a reducirse.

Para tratar de combatir esta situación, los grandes bancos centrales del planeta han puesto en marcha medidas extraordinarias que carecen de precedentes. En primer lugar, los organismos monetarios, liderados por la Reserva Federal de EEUU (FED), rebajaron los tipos de interés a mínimos históricos.

La FED ha mantenido desde diciembre de 2008 las tasas de interés de referencia entre el 0% y el 0,25%, un mínimo histórico, para tratar de reactivar el crédito y así poner fin a la caída de precios; por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) bajó los tipos hasta el 1%, el nivel más bajo en la historia de esta institución; el Banco de Inglaterra los ha fijado en el 0,5%, otro mínimo histórico; mientras que el Banco de Japón (BOJ) los situó en el 0,1%.

Además, estas mismas instituciones han puesto en marcha medidas monetarias que carecen de precedentes. Los Bancos Centrales de EEUU, Europa, Japón y Reino Unido iniciaron programas extraordinarios para comprar deuda pública y privada haciendo uso de sus balances (quantitive easing).

Mediante estas inyecciones masivas de liquidez al sistema financiero la banca central ha adquirido un gran volumen de activos tóxicos para evitar la quiebra de grandes bancos y empresas. Pese a ello, la política monetaria no ha surtido el efecto deseado: la deflación ha seguido su curso, al igual que la restricción del crédito.

Sin embargo, esta política ha creado una gran incertidumbre entre los inversores ante los posibles efectos que pudiera tener a largo plazo sobre algunas divisas. Así, el dólar se ha depreciado con respecto al euro y al yen de forma continuada durante 2009, hasta el punto de que el euro ha llegado a cotizar a 1,5 dólares.

Pero la citada desconfianza se ha reflejado, sobre todo, en la espectacular apreciación del oro, cuyo precio ha marcado un récord histórico tras otros. A finales de 2009 la onza de oro avanza ya hacia los 1.200 dólares.

Los bancos centrales de los países más industrializados del mundo (G-10) comienzan ahora a estudiar una "salida gradual, en el momento adecuado" de las medidas especiales introducidas para hacer frente a la crisis económica y financiera, pero de momento no han fijado una fecha concreta.

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Diseño: Christian Camacho