Las elecciones del 14 de marzo se produjeron en unas circunstancias aún no aclaradas. Desde entonces, el PSOE en el Gobierno ha estado manteniendo su preeminencia en las encuestas hasta finalizar el año 2005, cuando se observa un cambio de tendencia. Si 2004 terminaba con
malas noticias para la popularidad del Gobierno, a comienzos de 2005 el diario
El Mundo hacía pública una encuesta elaborada por Sigma Dos entre los días 8 y 10 de marzo que revelaba un dato inquietante para el Ejecutivo. Una gran mayoría de españoles, el 72 por ciento de los encuestados cree que los
atentados del 11-M provocaron el vuelco electoral y para un 69 por ciento, sin la masacre Zapatero no habría ganado. Es más, la mitad de los españoles (en concreto el 48 por ciento) pensaba que de no haberse producido la masacre Mariano Rajoy habría ganado por mayoría simple, mientras que un 21 considera que habría sido mayoría absoluta.
En el mes de marzo, en un momento de gran actividad por parte del Ejecutivo, se seguía observando un desgaste en el apoyo público. El nivel de confianza, según la encuesta del
CIS, todavía se mantenía en el 49 por ciento, pero suponía una caída de 16 puntos en el último año. Y un 42,3 por ciento decía fiarse poco o nada de él. La encuesta se produjo el mismo día en que el Gobierno de Rodríguez Zapatero diera lugar a cuatro grandes iniciativas: La aprobación de la ley de
matrimonio homosexual, la
ley del divorcio, la derogación del
Plan Hidrológico Nacional y la despenalización de los
referendos ilegales.
El director del CIS, Fernando Vallespín, tomó la decisión de retrasar hasta dos meses la publicación del barómetro de marzo, según luego dijo, porque favorecía al Gobierno y no deseaba "
interferir" en el debate sobre el Estado de la Nación, que se produciría una semana más tarde. Después de que se produjera éste, el CIS realizó una encuesta sobre la valoración de los distintos líderes en el debate de política general, en el Parlamento. Los resultados son más favorables para Zapatero que los del
pulsómetro de la cadena SER, con un 46,3 por ciento dando como ganador como Zapatero en el Debate y el 42 diciendo que la imagen de Rajoy ha empeorado. Otro de los hallazgos de la encuesta del CIS es que los españoles veían a Zapatero como poco antes le había definido la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega: sensible, moderado, práctico y comunicativo.
En pleno verano, el
31 de julio, el diario
El Mundo publicó una nueva encuesta de Sigma Dos, que no le concedía un buen resultado, ya que la distancia del PSOE sobre el Partido Popular quedaba reducida a 3,4 puntos, desde los 5 que obtuvo de diferencia en las elecciones de marzo de 2004. Esta diferencia coincide con el margen de error, por lo que se puede considerar "empate técnico", y pueden asimilarse a los resultados de las elecciones europeas, en los que la diferencia entre ambos partidos fue de dos puntos porcentuales. Según esta encuesta, un 40,6 por ciento tiene una imagen muy buena o buena de Rodríguez Zapatero, cifra que dista mucho de los 48,7 por ciento que tuvo en marzo pasado. En cuanto a la intención de voto para el PP, el resultado es de 39,1 por ciento, la mejor cifra desde que está en la oposición.
A finales de septiembre, el diario
El País publicó una encuesta de la que extraía un titular que parecía reforzar el respaldo popular al Ejecutivo: "El PSOE aventaja al PP en seis puntos". No obstante, una mirada más atenta a los datos dejaban ver una situación nada favorable al Gobierno. La valoración del Ejecutivo y de la situación económica y política estaba peor que nunca al año y medio de llegar a la Moncloa. En comparación con la anterior encuesta elaborada para el diario de Polanco, el PP había recortado 2,5 puntos y El País observó que "los socialistas acusan las crisis de este verano", un período muy conflictivo para el Gobierno de Rodríguez Zapatero, entre otras cosas por la pésima gestión del incendio de Guadalajara que acabó con la vida de 11 personas o por el derribo de un helicóptero en Afganistán, en circunstancias no aclaradas, que segó la vida de 17 militares españoles. La mayoría de los ministros suspendían en las valoraciones recogidas por el diario madrileño.
Otra encuesta del instituto Opina para el diario El País sobre 1.300 encuestas realizadas del 4 al 6 de octubre volvían a insistir en la tendencia de la caída del Gobierno y la recuperación del principal partido de la oposición, el PP, que se quedaba a
dos puntos del PSOE en intención directa de voto. Un recorte de cuatro puntos en dos semanas, con el nuevo Estatuto de Cataluña centrando la atención pública, una iniciativa que, también según las encuestas, es
rechazada por la mayoría de los españoles. La información de El País concluía que "la diferencia se reduce drásticamente y supone la ventaja socialista más reducida desde las elecciones generales". Eduardo Zaplana decía entonces que de había producido "
un punto de inflexión claro" en las perspectivas electorales de su partido.
Tres encuestas de noviembre confirman el cambio de tendencia y suponen un motivo de preocupación para el Gobierno, los tres efectuados después del debate en torno al nuevo Estatuto para Cataluña. Un sondeo de
La Razón realizada los días 3 y 4 de noviembre revelaba que el PSOE había perdido
un millón de votos, y quedaría un escaño por debajo del Partido Popular. Mientras que los socialistas obtendrían entre 153 y 155 escaños, el PP obtendría una horquilla de 154 a 156. Para
La Vanguardia, Mariano Rajoy recogería nada menos que uno de cada diez votantes del PSOE, lo que le llevaría a
ganar las elecciones. Este sondeo fue realizado por el Instituto Noxa, dirigido por el demóscopo Julián Santamaría, muy ligado a Felipe González, lo que fue interpretado como un toque de atención al Gobierno por Gobelas. La encuesta revelaba una caída en la confianza en Rodríguez Zapatero. El CIS de octubre, que fue publicado más tarde de lo habitual, no hacía sino confirmar el desplome de la confianza en el Gobierno. De acuerdo con la institución oficial, la diferencia del PSOE sobre el PP se habría recortado a
dos puntos. El CIS no preguntó sobre el asunto que más centraba la atención en aquellos días, el Estatuto catalán, y sí lo hizo por la
memoria histórica. Ningún dato parece indicar un cambio de tendencia.