Con el paso del verano al otoño, comenzaron a agolparse contra las vallas de Melilla centenares de inmigrantes. Se llegaron a producir incluso varias muertes, como la de un
subsahariano, el 15 de septiembre. El presidente de Melilla dijo que los intentos de cruzar la frontera se estaban multiplicando por el efecto llamada, tras la reforma de Zapatero. Consuelo Rumí, secretaria de Estado de Inmigración, respondió diciendo que la colaboración entre España y Marruecos "
está dando sus frutos". Un día después la frontera con Melilla sufría un nuevo
asalto masivo. El problema entra en una nueva dimensión el 27 de septiembre, cuando en el curso de unas horas se producen tres nuevas avalanchas de unos
1.300 inmigrantes. Tres días después son
700 más, ahora por la frontera de Ceuta.
Las avalanchas de inmigrantes, pese a las palabras de Rumí, no cesaban, y se produjo la tragedia: seis inmigrantes subsaharianos
muertos por disparos.
Dos informes policiales españoles indicaban claramente la responsabilidad de Marruecos, pero fueron
puestos en duda por Rodríguez Zapatero, en una rueda conjunta con el primer ministro marroquí, Driss Jettu. Una periodista les preguntó a ambos presidentes si se habían planteado una cosoberanía de Ceuta y Melilla. Jettu redirigió la pregunta a Rodríguez Zapatero, que eludió dar una respuesta. Una semana más tarde,
Marruecos se vio forzada a admitir su responsabilidad en la muerte de los seis subsaharianos.
Las conversaciones con Marruecos no impidieron una
nueva avalancha el 3 de octubre, de la que resultan 300 incursiones en territorio español y 130 heridos. Rumí lo explicó diciendo que "hay que ser conscientes también de la situación que vive África", mientras que Moratinos lo pone como ejemplo de lo necesaria que es "la
Alianza contra el Hambre de la que tanto se ríen". El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, responsable del proceso de regularización de inmigrantes, tiene una idea distinta. Desvinculó las avalanchas de su propia reforma y afirma que ellos
no estaban enterados de la reforma de Caldera. En pleno debate sobre el asunto, Mariano Rajoy
anunció que viajaría a Melilla, y para desactivar el efecto político de la visita, María Teresa Fernández de la Vega se adelantó al líder popular, desplazándose a la ciudad en una
decisión repentina.
Rodríguez Zapatero, por su parte, llegó a decir que las vallas que protegen a Ceuta y Melilla, que habían sido objeto de crítica por los heridos que se causaban en ellas al intentar cruzar ilegalmente a España, eran responsabilidad del PP. Pero el proyecto fue concebido en 1990, e impulsado por Juan Alberto Belloch, biministro de Justicia e Interior, en 1995. Por lo que se refiere a la buena voluntad de Marruecos, admitió a los 73 subsaharianos que repatrió España como medida "extraordinaria", y después de que el Don Juan Carlos llamara por tres ocasiones a Mohamed VI para pedirle ayuda respecto de la crisis de Ceuta y Melilla.