Por dos ocasiones, el barrio barcelonés del
Carmelo se vio sacudido con el estruendo que causaba el hundimiento del túnel de ampliación de la línea 5 de metro, que pasaba por el barrio. El túnel se realizó por un método que había sido rechazado por la Comunidad de Madrid por inseguro, y sin un estudio geológico del terreno.
La gestora encargada de la obra, GISA, dependiente de la Generalidad, optó por lo que se conoce como método autríaco, que consiste en agujerear la parte superior, por ejemplo con martillos neumáticos y grúas, y una vez hecho esto volver sobre lo avanzado hasta terminar el hueco del túnel. Si la resistencia del suelo es suficiente se continúa abriendo el túnel haciendo estos viajes de ida y vuelta. En caso de que fuera necesario, se refuerza el subsuelo con arcos o mallas. Peroforma de perforación exige acompañarse de estudios geotécnicos que en el caso del Carmelo estuvieron ausentes. La Comunidad de Madrid descartó este método y optó por la tuneladora, más cara pero más segura.
Joan Carles Melgarejo, geólogo contratado por la Asociación de Vecinos del Carmelo como técnico independiente, expuso que el área no tenía la consistencia y estabilidad que permitiría realizar excavaciones por el método austriaco. El túnel se vino abajo cuando se perforaban los lados para colocar vetas de hormigón y reforzar así su estructura. Como resultado del hundimiento, se vino abajo un edificio y se produjeron desperfectos estructurales en otros, que obligaron al desalojo de 1.057 personas.
Las decisiones polémicas de la Generalidad no se han agotado con las que se tomaron en su día y han acabado con el hundimiento de las obras del túnel. Y es que el 5 de febrero el gabinete de crisis decide sellar el túnel con una carga de hormigón que ha alcanzado cerca de 18.000 metros cúbicos. Como en la modificación del proyecto original, esta decisión no ha contado con el asesoramiento de los geólogos. Cuando se tomó la medida, el Colegio de Geólogos de Cataluña advierte de que la medida "puede ser contraproducente. Va a dar más contundencia al macizo, pero no es descartable que destabilize la parte más débil". Ninguna consideración a la seguridad de los ciudadanos impidió a GISA tomar la decisión política de seguir con sus planes.
Cuando se debatía el asunto en el Parlamento de Cataluña, el Presidente de la Generalidad, Pasqual Maragall, responsabilizó de todo a la anterior administración de CiU y en concreto al cobro de comisiones "del tres por ciento" sobre las obras. Las palabras de Maragall sirvieron para desviar la atención sobre el desastre de las familias del Carmelo. Pero no sirvió para investigar el asunto de la corrupción en la adjudicación de obras. Todo ello aderezado con una auténtica ley del silencio impuesta por la Generalidad en torno al asunto, que fue rota prácticamente por la Cadena COPE, la única que ha seguido atendiendo a los damnificados por el escándalo del hundimiento de este barrio de Barcelona.