El
7 de julio Occidente volvía a sentir el hachazo del terrorismo
en la capital británica. Los inslamistas radicales colocaban
cuatro
bombas en sendos puntos de
Londres,
que rompían la mañana de ese jueves. La primera estalló
a las 8:51 de la mañana, hora local, entre las estaciones
de metro de Moorgate y Liverpool Street, al este de la ciudad.
No habían pasado cinco minutos cuando una segunda bomba
retumbaba en las estaciones de tren y metro de King's Cross,
muy concurridas a esas horas del día. Veinte minutos más
tarde, cuando los servicios de seguridad no habían salido
de la confusión del momento, estalló una tercera bomba en
la estación de metro de Aldgate East, y poco después una
cuarta en un autobús interurbano, que transitaba las inmediaciones
de Russel Square. Cuatro deflagraciones que terminaron con
la vida de 52 víctimas. Otros seis terroristas suicidas
murieron en el acto criminal. Hubo 700 heridos, la mitad
de los cuales necesitaron hospitalización.
España vivió esos momentos con especial congoja, ya que se reavivaron los recuerdos del 11 de marzo. Pero los acontecimientos se desarrollaron en Gran Bretaña de modo muy distinto. El primer ministro, Tony Blair, marcó el ritmo de
las investigaciones, con un comportamiento leal por parte de la oposición. Blair
dijo el día de los atentados que "cuando el terrorismo intenta intimidarnos, no seremos intimidados; cuando quiere debilitar nuestra unión, no seremos divididos, cuando quiera cambiar nuestro modo de vida permaneceremos inmutables; su objetivo es aterrorizar a los pueblos, no seremos aterrorizados". Bush no fue menos determinante: "no permitiremos que la violencia cambie nuestra sociedad o nuestros valores. Nosotros ganaremos, ellos no".
Gran Bretaña reaccionó con unidad y decisión frente a los criminales. Quizás por eso rechinó una pregunta dirigida a Tony Blair por el periodista español Ernesto Ekaizer, que mantuvo este intercambio con el
premiere británico: "Soy Ernesto Ekaizer del diario El País. Mi pregunta es si se podría aceptar que algo se hizo mal para que los terroristas cometieran el atentado". La respuesta de Tony Blair no pudo ser más clara: “Esta gente que mató inocentes son los responsables, los autores de los ataques son los únicos responsables”. Los terroristas
volvieron a atentar en Londres el 21 del mismo mes, exactamente dos semanas más tarde, también con cuatro bombas. Afortunadamente no lograron su objetivo, y no se produjeron víctimas.
Los presuntos terroristas suicidas son los paquistaníes Hasib Hussain, Mohamed Sadique Khan y Shehzad Tanweer, y el jamaicano Jamal Lindsay. Finalmente, el atentado fue revindicado por
Al-Qaeda en un vídeo emitido por la emisora qatarí Al-Yazira. TVE, por cierto, eligió engañar a sus telespectadores, ya que el mensaje de Al-Qaeda mencionaba las tropas internacionales en Irak y Afganistán, pero prefirió
ocultar esto último.