Anuario 2005 Libertad Digital
Angela Merkel la fracasada


El 22 de noviembre el Bundestag alemán eligió a Angela Merkel como primera mujer canciller en la historia del país. El respaldo de los parlamentarios obtenido por Merkel, nada menos que 397 votos, fue el más alto que ha obtenido ningún canciller en Alemania. El camino hasta el poder, sin embargo, resultó largo y difícil, debido a las duras negociaciones que la CDU tuvo con mantener con todos los partidos hasta constituir finalmente un gobierno de "gran coalición" con sus principales rivales, los socialdemócratas de Schroeder.
 
La causa de estas dificultades fue la ajustada victoria que la líder democristiana logró en las elecciones del 18 de noviembre, que le concedieron sólo tres escaños más que al SPD, el partido del entonces canciller Gerhard Schroeder. Las encuestas vaticinaban un aplastante triunfo del CDU sobre Schroeder y su gobierno, cuya gestión no conseguía sacar a Alemania de la grave crisis que había paralizado su economía e incrementado el número de parados hasta superar los cinco millones. Sin embargo, la campaña política de Merkel no logró mantener su ventaja, debido en parte a las impopulares medidas económicas para sacar al país de la crisis. La situación desembocó en un empate técnico que se resolvió a favor de la CDU por una pequeña ventaja que le hacía imposible gobernar contando sólo con el apoyo de su socio natural, el partido Liberal.
 
El resultado electoral no despejaba las dudas respecto a quién ocuparía finalmente el puesto de canciller. Ante esta situación, los gobiernos europeos optaron por adoptar una posición prudente con tan sólo una excepción, la de José Luis Rodríguez Zapatero, que se apresuró a felicitar a su amigo Schroeder por unos resultados que, aunque mejores de lo esperado, suponían la derrota de su partido frente a la CDU. En rueda de prensa, el presidente del Gobierno hizo un particular análisis de los resultados: Zapatero achacaba el reparto de votos a la "personalidad" de Schroeder que había "aguantado mejor" las expectativas. De la vencedora de los comicios, el presidente dijo que se podía constatar el "fracaso" de su proyecto político.
 
Las palabras del presidente llamando "fracasada" a quien podría convertirse en su interlocutora en las relaciones entre España y Alemania recibieron numerosas críticas que llegaron incluso al Congreso de los Diputados. Desde la tribuna, Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz del grupo parlamentario de CiU, recordó a Zapatero que acababa "de incomodar a quien puede ser la canciller del primer país de Europa" y le rogó que "antes de hablar se lo piense". El presidente se limitó a reconocer que sus declaraciones pudieron no ser "afortunadas". Apenas dos semanas más tarde, el 5 de octubre, Zapatero recibió en La Moncloa a un Gerhard Schroeder cada vez lejos de la cancillería. Aunque oficialmente los dos mandatarios se reunían para hablar del próximo Consejo Europeo, fuentes gubernamentales calificaron el encuentro "de despedida".
 
La felicitación oficial de Zapatero a Angela Merkel llegó el 22 de noviembre, más de dos meses después de que la nueva canciller ganara las elecciones. Desde el Gobierno se aseguró entonces que estaban "seguros" de que se mantendrían "excelentes relaciones" con el Ejecutivo alemán debido a "los lazos" que unen ambos países, "independientes del color político" de sus presidentes. No se sabe si Merkel recibió dicha felicitación mediante llamada, carta o telegrama, pero sí se conoce el momento en que Zapatero se reunió por primera vez con la "fracasada" y flamante nueva canciller. El encuentro tuvo lugar en Barcelona, en la Cumbre Euromediterránea, a la que la dirigente germana acudió como invitada.
 
El presidente rectificó de nuevo sus "desafortunadas" palabras en una entrevista para Antena 3, donde las citó como el "último" error del que se acordaba en año y medio de gestión. "Debí ser más prudente", añadió el presidente, a la vista de lo acertado de su pronóstico. Ahora falta ver si se cumplen los optimistas vaticinios de la Moncloa, que recuerdan que Helmut Kohl y Felipe González mantuvieron una "excelentísima relación" pese a su ideología dispar. El comienzo de las de los actuales mandatarios, sin embargo, no ha podido ser peor.

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