Anuario 2005 Libertad Digital
Nuevo Estatuto catalán: convertir Cataluña en una nación


La política de José Luis Rodríguez Zapatero parece mover los cimientos de la convivencia nacional sin inmutarse. Es el caso de la propuesta de nuevo Estatuto para Cataluña, un texto elaborado por el tripartito que gobierna la Generalidad y apoyado por los partidos catalanes a excepción del Partido Popular. El nuevo Estatuto es un texto muy largo que pretende regular prácticamente todos los aspectos de la vida ciudadana, desde los más íntimos, como el ocio y el idioma, a la economía, y que reclama para la comunidad autónoma la práctica totalidad de las competencias. Y, finalmente, define a Cataluña como "nación", término que la Constitución reserva en exclusiva para España.
 
El nuevo Estatuto es la gran apuesta política de la Generalidad, y la principal imposición de los socios de Rodríguez Zapatero en el Parlamento español, en concreto ERC. Su líder, Josep Lluis Carod Rovira, ha advertido en más de una ocasión que la aprobación del texto, con todas sus implicaciones sobreranistas, es condición necesaria para mantener su apoyo. En contra de la voluntad del Partido Popular, los representantes del Parlamento catalán y la Generalidad llevaron el texto al Parlamento español para que se discutiera como reforma estatutaria. El PP se oponía porque consideraba que se trataba, en realidad, de una reforma constitucional encubierta, ya que varios puntos del texto son incompatibles con la Constitución.
 
El debate se produjo finalmente el 2 de noviembre, con un notable enfrentamiento entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El primero dijo que "Cataluña tiene identidad nacional”, lo que no vio incompatible con el artículo 2 de la Constitución. Utilizó un discurso ambivalente, en el que por un lado decía “compartimos la necesidad de cambios”, pero insistía que lo haría respetando lo que dice la Constitución, algo que sus socios de Gobierno no están dispuestos a admitir. Y aunque declaró que “ha habido exceso de centralismo", reconoció que “la propuesta incurre en excesos en dirección contraria en su declaración de competencias exclusivas”. Y señaló que “los Estatutos deben respetar lo que compete al Estado”.
 
La respuesta de Mariano Rajoy comenzó por preguntarle a Rodríguez Zapatero "si todo va tan bien ¿porqué hay que cambiar la Constitución y los Estatutos? Esa es la respuesta que cualquier persona espera del presidente del Gobierno", y le recordó que "se comprometió a que este Estatuto sería admitido tal y como viniera". El líder del PP se preguntó "¿ por qué sí a este Estatuto y no el plan Ibarretxe?; porque si no el señor Rodríguez Zapatero no puede gobernar”. Advirtió al presidente que "no voy a pasar por ciego ni mudo". El texto, ese fue el centro del argumento del líder popular, no es constitucional. Y para expresarse de forma gráfica dijo que "por muchos apaños" que se le quiera hacer al texto, no cabrá dentro de la Carta Magna. Intentarlo “es como pretender hacer la permanente a un puerco espín”, ya que “la inconstitucionalidad impregna todo el texto, inspira su redacción y no se corrige con tres o cuatro enmiendas”. Y resultó concluyente al afirmar: “Después de escuchar lo del rey republicano y el ejército sin armas sólo me faltaba escuchar lo del independentismo constitucional”, en referencia al uso de esa expresión por Zapatero.
 
Para evitar que se "colara" una reforma constitucional por la vía de la reforma de los Estatutos, Mariano Rajoy propuso una reforma que forzara a aprobar con una mayoría cualificada para reformar un Estatuto. Finalmente, todos los grupos de la cámara a excepción del Partido Popular votaron por la tramitación del texto. Las encuestas de los días siguientes publicadas en los diarios La Razón y La Vanguardia reflejaban un mayoritario rechazo del nuevo Estatuto de Cataluña.
 
Hay dos notas esenciales del texto propuesto por la Generalidad: El camino a la secesión y el control exhaustivo de la vida y la economía de los catalanes. Obvia la historia de España desde la Guerra Civil, al declarar en el preámbulo que "la Generalidad restablecida en 1931 nunca ha dejado de existir, en tierra propia o en el exilio, gracias a la tenacidad de nuestro pueblo y a la fidelidad de sus dirigentes". El artículo primero declara que "Cataluña es una nación". Cuando cita su "espacio político y geográfico de referencia" cita a la Unión Europea, y no a España. El artículo 129 declara que "corresponde a la Generalidad la competencia exclusiva en materia de derecho civil, que incluye la determinación del sistema de fuentes".
 
Por lo que se refiere al control económico y personal de los ciudadanos, el largo texto regula incluso los ámbitos más íntimos, como el uso del lenguaje: "el catalán es la lengua de uso normal y preferente de todas las administraciones públicas y de los medios de comunicación públicos en Cataluña, y es también la lengua normalmente utilizada como vehicular y de aprendizaje en la enseñanza". Regula incluso el uso del tiempo libre. Desde el punto de vista económico, el Estatuto supondría la ruptura de la unidad de mercado, una vuelta parcial a la autarquía y un profuso y detallado intervencionismo.

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