Anuario 2005 Libertad Digital
Elecciones Gallegas: El adiós a Manuel Fraga


El 19 de junio Galicia acudía a las urnas por séptima vez desde la creación de la autonomía. El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, volvía a liderar las encuestas, con notable distancia sobre el siguiente, el Partido Socialista. Pero sólo una victoria por mayoría absoluta le permitiría mantenerse en el cargo, que había ocupado durante 16 años. Necesitaba, por tanto, los 38 escaños que le llevaron al poder en 1989. Pero los sondeos no indicaban una clara mayoría absoluta, como la que había obtenido en las tres elecciones anteriores. Todo estaba por decidir. Si no lograba más de la mitad de los asientos en el parlamento regional, el gobierno sería ocupado por una coalición del PSOE, liderado por Emilio Pérez Touriño, y el Bloque Nacionalista Gallego de Anxo Quintana. Su gran apuesta es la aprobación de un nuevo Estatuto de autonomía para Galicia.
 
La situación no era especialmente buena para el candidato conservador. Su avanzada edad no le favorecía, y era el único candidato que podría aglutinar a un partido roto por las divisiones internas. El ciclo político tampoco era favorable al PP en España, en general. El Gobierno, por su parte, sacó oportunamente un nuevo Plan Galicia, que prevé inversiones en esa región, a semejanza del proyecto del Ejecutivo anterior, tras el desliz de la ministra de Fomento Magdalena ÿlvarez que lo llamó "Plan Galicia de mier...".
 
La incertidumbre sobre los resultados marcó la noche del 19. Los primeros resultados arrojaron, como era de esperar, una victoria del Partido Popular y de su líder Manuel Fraga, pero a un escaño de obtener la mayoría absoluta; esto es, con 37. Los sondeos a pie de urna fallaban otra vez ya que situaban al PP mucho más lejos de la mayoría absoluta. Los otros 38 escaños se repartían con 25 para el Partido Socialista (que ganaba así ocho) y 13 para el BNG, que cedía cuatro. Pero nada estaba aún decidido. Un escaño de Pontevedra podría caer en manos del PP en función de los votos de los emigrantes. Para ello necesitaba acumular una diferencia en las papeletas procedentes de otros países de más de 8.160 votos. Si el PP superaba esa cifra, arrebataría el escaño número 11 de Pontevedra al PSOE, y con él recuperaría in extremis la mayoría absoluta, que le permitiría gobernar cuatro años más.
 
Al PP le bastaba con obtener un apoyo similar de los inmigrantes al de las anteriores elecciones autonómicas. Pero el recuento de los votos procedentes del exterior, que estuvo presidido las denuncias de irregularidades por parte del PP, arrojó unos resultados muy distintos en los que socialistas y populares prácticamente empataban. El color del Gobierno central, en este caso del PSOE, siempre ha sido determinante en la configuración del voto del exterior y contrarrestó la popularidad de Manuel Fraga en las comunidades gallegas del exterior. Fue llamativo el papel del Embajador español para la emigración, cargo creado por el Gobierno socialista para Miguel Cortizo, histórico dirigente del PSOE gallego, que se dedicó a hacer campaña a favor del Partido Socialista, como denunció ÿngel Acebes.
 
En cualquier caso, los resultados finales confirmaron la pérdida de la mayoría absoluta del Partido Popular, que llevó a Pérez Touriño al poder en coalición con el Bloque Nacionalista Galego y con su líder Anxo Quintana como vicepresidente. Pese a que el PSOE tiene el doble de representación parlamentaria que el Bloque, los nacionalistas consiguieron un pacto de Gobierno muy favorable obteniendo una correlación de fuerzas en el reparto del poder muy por encima de lo que le correspondería en función de los escaños obtenidos en el Parlamento. Es ilustrativo, en este sentido, como Pérez Touriño incumplió su promesa "paritaria" de nombrar a una mujer como vicepresidenta, ante la exigencia nacionalista de que Anxo Quintana fuese el número dos del Gobierno gallego. Finalmente el líder del BNG fue nombrado vicepresidente en un cargo reforzado con la carteras de Igualdad, Bienestar Social y Relaciones Institucionales.
 
 
La otra consecuencia del resultado electoral fue el abandono de la política de Manuel Fraga  tras medio siglo de dedicación a dicha actividad. Se abría entonces el último tramo de la larga carrera por la sucesión de Fraga en el PP, en la que se preveía una dura lucha entre el sector más apegado a las zonas rurales, las boinas, y el más urbano y leal a Génova, los birretes. La retirada de Xosé Cuiña, el candidato de las boinas, que no recabó el apoyo esperado, y el amplio respaldo en las elecciones de los compromisarios logrado por Alberto Núñez Feijoo, el candidato preferido por Rajoy, aclararon la sucesión con menos conflictos de los previstos. El Congreso que el PP gallego celebrará en Enero aupará a Núñez Feijoo a la presidencia del partido.
 

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