Anuario 2005 Libertad Digital
El caso Roquetas de Mar


Juan Martínez Galdeano se encontró con la muerte el 24 de julio, en la comisaría de la Guardia Civil de Roquetas de Mar. Había consumido grandes cantidades de cocaína, codeína y varias sustancias y componentes que se asocian al consumo de drogas y estaba visiblemente nervioso cuando acudió a la comisaría a denunciar un supuesto intento de atraco. Galdeano, de 1,86 metros de altura y 108 kilogramos no se atuvo a las llamadas a la calma de los guardias civiles, que comenzaron a reducirle por medio de la fuerza, y su exceso acabó con la vida del almeriense. Fue un hecho muy grave que un ciudadano muera en dependencias policiales, a las que había acudido de forma voluntaria. Pero la sucesión de hechos lamentables no terminaría con la paliza que mató a Juan Martínez Galdeano. El entierro del vecino de Roquetas estuvo acompañado, junto con las muestras de dolor habituales, de gritos de "asesinos" y "criminales" dirigidos contra los agentes de la Guardia Civil de la localidad.
 
Estuvo unos 90 minutos en comisaría, resistiéndose a los nueve agentes que querían reducirle, a los que llegó a lesionar. La ambulancia tardó tres cuartos de hora en aparecer, lo que  El máximo responsable del cuartel, J.R.R., había sido denunciado por un vecino por "malos tratos" hacia su hijo. La autopsia relacionó la muerte de Galdeano con la detención, y apunta a la ruptura del esternón como causa. El primer informe no estuvo exento de polémica, porque fue enviado de forma incompleta tanto a las partes como al Ministerio Fiscal. Por otro lado, los responsables del cuartel ocultaron a la juez el vídeo en el que se ve cómo el teniente golpea a Juan Martínez Galdeano con dos porras prohibidas, según denunció el ministro de Interior, quien habló de "resistencia a la investigación". Unas imágenes de "gran crudeza", según el jefe de la Comandancia de Almería. Más tarde, la ocultación de pruebas que denunció José Antonio Alonso no fue incluida en el sumario.
 
El Gobierno se desentendió al principio del asunto, en el deseo de que acabara por perderse en la habitual corriente de noticias. El General Gómez Arruche, director general del Instituto Armado, pasó de calificar la muerte de Martínez Galdeano como “incidente”, restándole relevancia al asunto, y fue más tarde respaldado por el ministro del Interior, José Antonio Alonso.
 
Pero una vez comprobó que no se podía pasar sobre el asunto sin más, el celo investigador del Gobierno llegó mucho más allá del asunto de Roquetas de Mar. José Antonio Alonso dio la orden de investigar todas las muertes en los cuarteles de la Guardia Civil que hubieran ocurrido bajo los ocho años de gobierno de José María Aznar, para así poder acusar al Partido Popular de un asunto parecido. La Dirección General de la Guardia Civil envió una nota a las comisarías solicitando que la respuesta especifique las causas de la muerte, las circunstancias en que se produjo, y las acciones legales a que dieron lugar.

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