La jornada se presentaba rodeada de expectaci�n porque declaraba Abu Dahdah, pero su testimonio
no aport� nada. La fiscal, que le se�al� como uno de los desencadenantes del 11-M pero que ni siquiera pidi� su procesamiento, consigui� que el testigo vinculara la masacre con Irak. No dio para m�s.
S� que fue llamativo el testimonio de la propietaria del Toyota Corolla al que doblaron la matr�cula supuestamente para trasladar los explosivos. Ratific� lo que hab�a adelantado hace meses El Mundo: que la Guardia Civil la interrog� sobre Su�rez Trashorras y El Chino seis d�as antes de los atentados y que tras el 11-M declar� dos veces ante la Polic�a. Corrobor� tambi�n que al juez Del Olmo s�lo le lleg� una de ellas en la que ya no figuraban los nombres del minero y el �rabe. Seg�n la testigo, la Guardia Civil le entreg� una copia de las multas impuestas a su veh�culo pero �stas nunca llegaron a su casa.
Fue tambi�n el turno de algunas v�ctimas del 11-M cuya comparecencia hab�a sido propuesta por la Asociaci�n 11-M Afectados del Terrorismo, presidida por Pilar Manj�n. Su testimonio, estremecedor en lo personal, no sirvi� sin embargo para averiguar qu� ocurri� aqu�l d�a. Las defensas planificaron el interrogatorio para que trascendiera la cr�tica al Gobierno de Aznar y para arremeter contra las investigaciones period�sticas. Fue la parte m�s pol�tica del juicio ya que esta asociaci�n consigui� que quedara constancia de la reprobaci�n al anterior Ejecutivo en sede judicial.
Declar� tambi�n el jefe administrativo de la empresa Caolines de Merill�s, que "no" not� en los meses anteriores al atentado "ninguna anomal�a, alteraci�n o desviaci�n" que hiciera pensar "en una p�rdida, robo o sustracci�n" de los explosivos. Es m�s, ratific� la declaraci�n de su jefe, Emilio Fern�ndez, que compareci� con anterioridad, y dijo que la Guardia Civil realizaba controles en las minas. "Si hubiera encontrado anomal�a nos hubiera puesto una sanci�n". Tambi�n dijo que el tipo de explosivo utilizado en Mina Conchita era Goma 2 ECO. Sus palabras no las encaj� bien la Fiscal�a, que se dirigi� al testigo de forma cortante.
Ante el tribunal tambi�n pas� uno de los viajeros que se encontraba en el tren que explosion� en la estaci�n de Santa Eugenia. Reconoci� a uno de los muertos de Legan�s, Allekema Lamari, como una de las personas a las que vio aquella ma�ana en el convoy. Seg�n su testimonio, al entrar al tren se fij� en "tres personas con unas mochilas" que le llamaron la atenci�n por la tonalidad de su piel "oscura pero de un tono rojizo". Sin embargo, en el tren de Santa Eugenia estall� una �nica bomba y adem�s fue la pen�ltima en explotar, un minuto antes que la de la calle T�llez.
En la vig�simo sexta sesi�n del juicio por el 11-M se repiti� la cascada de testimonios de la jornada anterior. Hab�a abierto la vista el due�o de la Kangoo que, seg�n el sumario, usaron los terroristas para desplazarse con los explosivos hasta la estaci�n de tren de Alcal� de Henares. Este testigo reconoci� que tuvo que ser �l, personalmente, el que devolvi� la cinta cor�nica al juez Del Olmo. Cuando le entregaron el veh�culo, esta cinta que no era suya estaba entre las pertenencias devueltas.