El peor año de Zapatero

ZP Y ETA

La sombra de un nuevo proceso, la activación de la segunda parte de la negociación política entre el Gobierno Zapatero y los terroristas de ETA, planeó sobre el escenario político español durante todo 2010. Los mensajes de Batasuna, los comunicados de ETA, la reaparición de los mediadores internacionales, los guiños de Eguiguren al mundo proetarra, unas más que polémicas decisiones judiciales, entre otros hechos, hicieron tomar fuerza al run run inicial.

El año se inició con malas noticias para ETA y su mundo. La cara más conocida del brazo político de ETA, Arnaldo Otegi, se sentaba en el banquillo. La acusación: enaltecimiento del terrorismo; un delito al que volvería a enfrentarse meses después. Fue condenado a la pena máxima por exaltar a ETA, en un proceso durante el que se negó de nuevo a condenar a la organización terrorista. Al tiempo, las detenciones de las Fuerzas de Seguridad impedían a los terroristas crear bases logísticas en Portugal y Cataluña, y la Ertzaintza volvía a actuar contra ETA tras cinco años de sequía.

Por primera vez, durante el mes de marzo, un sumario incluía lo que era un secreto a voces. El juez Eloy Velasco acusaba al Gobierno venezolano de Hugo Chávez de colaborar con ETA. Poco después, Libertad Digital adelantaba los contactos "aislados" entre el PSE y batasunos, que hacían saltar las alarmas en el PP; y el ex ministro Jaime Mayor Oreja hacía pública su certeza de que el Gobierno ya estaba negociando con ETA.

En Francia, los terroristas asesinaban por primera vez a un agente de la Gendarmería. Precisamente, las armas utilizadas fueron las robadas en Vauvert (Francia) durante la tregua de la primera negociación, unas armas que había despreciado Rubalcaba.

Una cascada de hechos, en algunos casos, insólitos, reavivó con fuerza los rumores de una nueva negociación desde finales del primer trimestre. En apenas dos meses, ETA emplazó al Gobierno a volver a negociar a través de un comunicado en Gara; se dejó en libertad al que fuera número uno de ETA, Ignacio Gracia Arregi, Iñaki de Rentería; Garzón excarceló a Rafael Díez Usabiaga para que pudiese cuidar de su madre en cumplimiento de la Ley de Dependencia, gracias al testimonio de una edil del PSE y a una cadena de hechos plagada de mentiras; el sanguinario De Juana Chaos desaparecía en Irlanda del Norte, donde estaba en pleno proceso de extradición a España; y un diario informaba de que el CNI tendría localizado a Josu Ternera en el centro de Europa pero no le arrestaba.

A esto, se sumó el permiso a Otegi para visitar a su padre en San Sebastián. Un hecho que propició que el portavoz batasuno estuviese más de quince días en la prisión donostiarra sin autorización judicial, situación que fue denunciada por Libertad Digital. Finalmente, Rubalcaba premió a Otegi trasladándolo desde la prisión madrileña  hasta La Rioja.

Mientras esto sucedía, se hacían patentes los trabajos soterrados para una nueva negociación con ETA, que no tardaron en complementarse con algunos contactos públicos, como los que mantuvo a finales de mayo el mediador Brian Currin con PNV, EA y Aralar para venderles cambios en ETA. Al final, la promoción de esos supuestos cambios, en el brazo político de los terroristas también, terminó fructificando en diversos acuerdos políticos. Primero, entre Batasuna y Eusko Alkartasuna. Después, con el acercamiento de Aralar y Alternatiba –escisión de IU-EB– a la alianza Batasuna-EA.

El hombre clave de la primera parte de la negociación, Jesús Eguiguren, reconocía a finales de junio que mantenía contactos con gente del entorno de ETA. "Gente de Herri Batasuna me para por la calle", decía. De este modo, justificaba sus afirmaciones de que los terroristas iban a abandonar la "lucha armada" en poco tiempo. Al tiempo, Mayor Oreja pedía al Gobierno que dijese si quería volver a negociar con ETA.

Tras un verano relativamente tranquilo, el inicio del curso político en septiembre se inauguró con un nuevo comunicado de ETA. En un vídeo remitido a la BBC, los terroristas anunciaron, a su manera, un alto el fuego –"ETA no llevará a cabo acciones armadas ofensivas", decían– y volvían a mostrar, como ya habían hecho en marzo, su disposición a volver a negociar con el Gobierno: "Si el Gobierno tiene voluntad, ETA está dispuesta hoy igual que ayer". Casualmente, el anuncio de los etarras coincidía con con la orden de Rubalcaba de retirar la escolta a ex cargos públicos vascos y navarros.

Pocos días después de ese comunicado, era el ex lehendakari vasco Carlos Garaikoetxea quien arrojaba dudas sobre los posibles contactos entre ETA y el Gobierno: "Quizá pronto se sepa que ha habido contactos". Y el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, el único dirigente socialista que se atrevía a apoyar un nuevo proceso públicamente, se sumaba al insistir  en que había que negociar "presos, víctimas y reconciliación" con ETA.

A principios de octubre, las investigaciones judiciales y policiales acrecentaron las pruebas de la colaboración del Gobierno venezolano de Hugo Chávez con la organización terrorista ETA. Mientras el Gobierno Zapatero se esforzaba, por un lado, en enmendar la plana al dictador venezolano y, por el otro, negaba que estuviese filtrando el final de ETA a los partidos políticos.

En plena polémica por el hecho de que Eguiguren iba a testificar en la Audiencia Nacional a favor de Otegi en el segundo juicio por enaltecimiento del terrorismo al que el portavoz de Batasuna se enfrentaba en el año, las víctimas del terrorismo, encabezadas por Francisco José Alcaraz, volvieron a reivindicar en la calle que no se negocie con los terroristas. Una convocatoria que fue todo un éxito pese a la ausencia de partidos como el PP o pese a contar únicamente con el apoyo mediático de Libertad Digital y esRadio.

Un día después, el presidente del PSE concedió una de la entrevistas que más polémica han generado en el año. En el programa Salvados de La Sexta, aseguró que ETA anunciaría en Navidad su final "verificable". "Eso es prácticamente el fin del terrorismo entendido como terrorismo que mata, con lo cual tú dices: ¿cuándo es el fin de ETA? ya, ya", añadió. "Otra cosa es que ETA se disuelva, porque las organizaciones terroristas casi nunca se disuelven, pero se mantienen sin hacer nada, como el IRA", puntualizó después.

Como no podía ser de otra forma, esa entrevista disparó de nuevo las alarmas. Pocos días después de la misma, Jaime Mayor Oreja aseguraba que "los proyectos de ETA y Zapatero tienen puntos de encuentro". Unas alarmas que se vieron refrendadas por la absolución de Otegi en el juicio en el que Eguiguren había actuado como testigo de su defensa.

El año concluyó con ETA en el centro de la actualidad informativa. La razón: los incesantes rumores sobre la aparición de un nuevo comunicado de la banda que serviría para relanzar la segunda parte de la negociación. El mismo anuncio del que había hablado Eguiguren en noviembre y que supondría un alto el fuego "permanente, verificable" e, incluso, "unilateral"; y que debía hacerse público cerca de Nochebuena y Navidad.

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