Este año los españoles celebramos el bicentenario de la promulgación de la Constitución de Cádiz. Fue el principio del constitucionalismo español y un punto de referencia para muchos países que dieron, en esos tiempos, los primeros pasos hacia la democracia, a través de un modelo político basado en derechos y libertades que hasta entonces eran inexistentes.
Hace doscientos años, España pasaba por una de sus peores crisis políticas, sociales y económicas. Con un ejército extranjero que ocupaba la mayor parte de nuestro territorio, contra el que los españoles se alzaron, en defensa de nuestra independencia y soberanía nacional.
Y fue en ese momento de gran dificultad cuando los diputados que representaban a los "españoles de ambos hemisferios" como reza el primer artículo de la Constitución- se reunieron en Cádiz para redactar un Texto de reafirmación nacional, que alumbró nuevos derechos para los ciudadanos y que supuso el fin del Antiguo Régimen en nuestro país y el comienzo de una nueva era.
Hoy día, cuando nuestro país atraviesa por un momento convulso, marcado por una grave crisis económica que afecta a toda la sociedad, es importante volver a tener presente el ejemplo que supuso el proceso de aprobación de la Constitución del Doce.
El mundo ha cambiado mucho en estos doscientos años y sigue cambiando cada vez más rápidamente. Los liberales de Cádiz supieron adelantarse a los cambios y hoy España debe volver a adaptarse a los nuevos retos para volver a salir de este nuevo antiguo régimen que ha hecho perder a muchos españoles su derecho al trabajo y a la mayoría de los jóvenes sus oportunidades de futuro.
Hoy más que nunca, necesitamos de ese espíritu reformista y regenerador. Hoy más que nunca, es necesario fijarnos en aquellos compatriotas que demostraron que el ansia de libertad es el punto de partida hacia el éxito y que las reformas son los pasos necesarios para llegar a buen puerto.
No podemos aferrarnos a la resignación ni podemos conformarnos con aquello que nos ancla al pasado. Tenemos que poner en marcha los cambios necesarios para que los españoles vuelvan a recuperar el futuro. Será difícil, pero es posible. Y ahora, como en Cádiz, todos juntos podemos lograr vencer las dificultades que asedian a nuestro país. Hoy nos sentimos orgullosos y conmemoramos los avances que nos aportaron aquellos españoles desde el Oratorio de San Felipe Neri. Estoy seguro de que mucho antes, los españoles volveremos a sentirnos plenamente satisfechos de haber hecho hoy las reformas exigentes que devolverán a España al lugar que le corresponde en el mundo.