Las consecuencias de una Opa politizada, como la que hemos
analizado, nos ha llevado muy lejos. Quizá disparatadamente
lejos. Pero hay una forma de suprimir las sospechas y temores
de los españoles que nos amparamos en la Constitución
y nos declaramos constitucionalistas, tanto dentro de Cataluña
y del País Vasco, como en el resto de España;
y es modificar los términos de la Opa y adquirir una
serie de compromisos por parte de La Caixa, el gobierno tripartito
catalán y el gobierno español.
1º) El precio inicial que se ofrece estaría en
consonancia con las estimaciones de valor de la mayoría
de los analistas de bancos de inversión, que se mueven
en torno a los 21- 23 euros por acción.
2º) Todo el precio se pagaría en dinero. En otro
caso, habría que analizar cuidadosamente el valor de
Gas Natural. Según su actual asesor para la Opa, el
UBS, a finales de enero de 2005, consideraba -si no me equivoco-
que Gas Natural estaba sobrevalorada en un 19%; nada más
y nada menos.
3º) Se respetarían, escrupulosamente, sin coacciones,
las decisiones de todas las instancias legales competentes:
Comisión Nacional de la Energía, Servicio de
Defensa de la Competencia, Tribunal de Defensa de la Competencia
y Servicios de Competencia de la Unión Europea.
4º) Si, cumplidos todos esos trámites, la Opa
fuera admisible, comenzaría el proceso de defensa,
o de aceptación de la misma, por parte de los administradores
y accionistas de Endesa, momento en que la propia compañía,
u otra, estaría legitimada para defenderse, planteando
otras alternativas, que considerase mejores para los accionistas
de Endesa.
5º) Los activos que, en caso de éxito de la actual
Opa decidiera vender la nueva gerencia, se subastarían
entre todos los interesados, e Iberdrola no debería
concurrir, para evitar un exceso de concentración.
6º) En su caso, y alternativamente a las condiciones
anteriores, el gobierno español liberalizaría
inmediatamente todas las tarifas, renunciando, de esta forma,
a su capacidad de presión sobre los que ahora gestionan,
a los que pueden gestionar en un futuro y a los actuales accionistas
de Endesa -en particular a los fondos de todo tipo, que pueden
temer que un enfrentamiento con el actual gobierno determine
importantes pérdidas, dada su capacidad de fijar tarifas
arbitrariamente y de modificarlas en uno u otro sentido.
7º) Despolitización, en cualquier caso, de las
cajas de ahorro, que perderían su dependencia de los
partidos políticos en autonomías y ayuntamientos.
Se iniciaría inmediatamente el proceso de venta de
participaciones, sin dejar de estudiar su privatización.
Si se cumplen estas últimas condiciones, en particular
la sexta, es irrelevante quien sea el accionista de referencia
en Endesa. Incluso el precio de las acciones podría
ser inferior al que he mencionado. Cualquier precio que aceptaran
los accionistas de Endesa sería un precio de mercado.
Pero sin coacciones, sin chantajes, sin servir de tapadera
a acciones políticas de mayor envergadura.
España necesita un sector eléctrico fuerte,
saneado, eficiente y capaz de invertir. España necesita
un gobierno responsable, que tenga en cuenta esas obligaciones
a la hora de regular el sector. España se merece transparencia
por parte de todos, empresarios, políticos y financieros.
Lo que España no puede ni debe soportar son operaciones
como la Opa que comentamos, que está repleta de incertidumbres
para el futuro de todos.