El
presidente de Iberdrola, Iñigo de Oriol, anunció
a los miembros de UNESA su dimisión al frente de esta
patronal, lo que confirma la crisis en la asociación,
que de momento no tendrá presidente, puesto que la renuncia
de Oriol no será efectiva hasta que se celebre su Junta
Directiva. Oriol pretendía abandonar su cargo en UNESA
en el encuentro del 13 de septiembre -al que finalmente asistió
el presidente de Endesa, Manuel Pizarro- para intentar desbloquear
la profunda división surgida en la organización
por el acuerdo de venta de activos suscrito entre Gas Natural
y la eléctrica vasca en caso de que prospere la oferta
pública de adquisición (OPA) de la gasista sobre
Endesa.
Aunque la patronal y sus miembros (Endesa, Iberdrola, Unión
Fenosa, HC Energía y Enel-Viesgo) rehusaron comentar
la reunión y el futuro de UNESA, varias fuentes dijeron
que, en las condiciones actuales, la asociación está
"hecha pedazos", justo antes de que el Gobierno
emprenda la reforma del marco regulador del sector. Poco después
de la reunión, el consejero delegado de Iberdrola,
Ignacio Sánchez Galán -que está previsto
que el próximo año sustituya a Oriol en la presidencia
de la eléctrica-, confirmó que aceptará
la "invitación" de Gas Natural para comprar
los activos sobrantes de la futura compañía.
Fuentes cercanas a la reunión indicaron que la propuesta
de Oriol de designar al actual vicepresidente de la patronal,
Pedro Rivero, al frente de la misma, fue rechazada por el
resto de los presentes, lo que coloca a UNESA en una situación
de parálisis técnica. La designación
de Rivero, que no está vinculado a ninguna de las compañías
que integran UNESA, habría supuesto romper la tradición
de la patronal, que siempre ha tenido al frente al presidente
de alguna de las empresas a las que representa. La otra opción
que se barajaba en el sector para sustituir a De Oriol, la
de Antonio Basagoiti -actual presidente de Unión FENOSA-,
ni siquiera llegó a plantearse, según las fuentes
consultadas.