El presidente de Estados Unidos transige con los que se oponen a su valiente política exterior –y ahí están Chirac y Schröder para demostrarlo- pero no con los que han llevado la deslealtad al grado extremo, es decir, a la declaración de Túnez

El Gobierno y el aparato de propaganda polanquista necesitan inventar o magnificar una extrema derecha que apenas existe para luchar arteramente contra la derecha democrática y liberal que sí existe

Todos perdemos. Más allá de los porcentajes de voto, ascensos y descensos, tendencias, escaños y escenarios. Nadie gana.

José Eduardo Fernández interviene en la polémica sobre el uso de los dos apellidos en el lenguaje público (...)

Aquí los dueños del dinero de las personas no son ellas sino las Administraciones Públicas, encarnadas en políticos que actúan como si fueran sus propietarios, no sus inquilinos. Así, la “caja” es “mi caja”, proclama Maragall

decir que le vendemos esas tecnologías porque de todas formas los chinos terminarán desarrollándolas por sí mismos es un argumento de un especioso como para que se nos caiga la cara de vergüenza

Bajo su sonrisilla banal, el actual presidente es el hombre que vuelve a traer la violencia a España.

Aún a riesgo de que los hermanos Rojo vuelvan a coger un artículo mío sin permiso, o de que me echen del periódico por decir que me gusta algo que planea hacer este gobierno, debo decir que me gusta esta modificación

en estos países, el área cubierta por árboles no sólo no se ha reducido sino que ha crecido de forma clara. En Canadá en un 28% sólo de 1976 a 1988. En Europa occidental un 143% desde 1950 a 1991

Hace falta tener mucho valor para contratar a Carlos Queiroz, sustituir luego a Camacho con García Remón y terminar trayéndose a un brasileño que jamás había entrenado en el fútbol europeo

De sobra sabía él que vencer no es convencer, y por eso todo lo dicho en sus once horas de estar al palo no fue más que una glosa de aquellos versos de Antonio Machado que dicen: ¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela

Si queremos mejorar nuestro presente y futuro, y asegurar el de nuestros hijos, sólo hay una solución real: eliminemos todas las leyes y regulaciones contra el trabajo.

Los latinoamericanos deben comprender que lo único que impide a sus países a salir del atraso son las políticas estatistas que ahuyentan la inversión