Diez años de Libertad Digital (2000-2010) Libertad Digital
César Vidal

César Vidal

Diez años

Me han pedido con gentileza que no merezco que escriba sobre estos diez años de Libertad Digital. Insisto en lo de gentileza no merecida porque yo no formé parte de aquella gente rezumante de visión y valor que botó el barco del que ahora es primer periódico digital en España. Lo mío fue menos relevante y así debe quedar constancia para la posteridad. Recuerdo perfectamente cómo entré a colaborar en Libertad digital. Alguien –no sé bien si Federico, Javier Rubio o ambos– pensaron en la posibilidad de tener en el dominical una sección dedicada a Enigmas históricos. Fue así como, semana a semana, me dediqué a uno de mis ejercicios preferidos, el de acercar la Historia al gran público, revelando, por ejemplo, que el Zorro había shttps://www.libertaddigital.com/ que el duelo a muerte en OK Corral tenía razones políticas o que Felipe II se estrell� al mandar la Armada contra Inglaterra por puro fanatismo religioso.

Fueron semanas y semanas de dulce investigaci�n y más dulce redacci�n en los que ve�a desde mi atalaya de la Historia cómo el periódico crecía y crecía no por m�, pero s� –¿qu� duda cabe?– me beneficiaba directamente con su crecimiento porque en aquella navegación a favor de la libertad yo intentaba aportar un minúsculo grano de arena hist�rica. Fue hermosa, muy hermosa aquella época. En ella conoc� más a un Javier Rubio que me había sorprendido por una agud�sima exposici�n sobre los rent-seekers en las Jornadas Liberales de Albarrac�n y conoc� de primeras a Mostazo, Chinchetru y a otras gentes que acabar�an siendo decisivas en esta casa como Javier Somalo o Dieter Brandau.

Cuando me quise dar cuenta, alguien –¿Javier, Federico o ambos?– me propuso tener un chat los martes por la tarde. Aquellos chats eran verdaderos desaf�os porque los participantes lo mismo te pedían bibliograf�a sobre el Risorgimiento italiano que te consultaban sobre cuestiones de la actualidad política o exig�an aclaraciones sobre enjundiosas cuestiones teol�gicas. Fue Federico el que lleg� a decir que aquello parecía el "consultorio teológico de Libertad Digital", pero no recuerdo si fue antes de que alguien me pidiera que me definiera como infralapsario o supralapsario en relaci�n con las doctrinas de la gracia o después de que alguien quisiera saber mi opinión sobre la escatolog�a dispensacionalista. Tampoco importa mucho. No importa porque mi aporte segu�a siendo muy modesto en un periódico que cada vez tenía un cuerpo más s�lido y que ya comenzaba a ser reconocido internacionalmente, por ejemplo, como el único que informaba objetivamente en España acerca del problema de Oriente Medio. Por cierto, nota peque�a a pie de p�gina: con el tiempo, aquellos Enigmas se convirtieron en dos best sellers publicados por Planeta que yo dediqu� –¿podía ser de otra manera?– a aquella redacci�n de Libertad Digital que era un ejemplo de periodismo audaz y serio. ¿Y los chats? Tambi�n una selecci�n acab� convirti�ndose en libro... los que me conocen saben que yo soy as�.

Antes de que pudiera darme cuenta se abri� LDTV y Federico sugiri� que llevara un programa de Historia que deb�a llamarse, remedando el inicio de mis editoriales en La Linterna de COPE, Corr�a el año. Era un programa único y no porque lo hiciera yo sino porque ninguna TV estaba por la labor de discutir sobre temas de Historia una vez a la semana. Sent� cuando dej� de emitirse, pero –las cosas como son– no mucho. Javier Rubio me propuso entonces hacer Camino hacia la cultura, una secci�n diaria que Dieter Brandau presentaba de manera excesivamente elogiosa al t�rmino de su espl�ndido informativo, pero que me permiti� comprobar que el grupo de Libertad Digital era objeto de atenci�n lo mismo en Venezuela que en Estados Unidos, lo mismo en Noruega que en Israel, lo mismo en Jap�n que en Rusia y puedo decirlo porque desde estos lugares, entre otros muchos, me llegaban cartas y mensajes comentando aquel espacio.

Y entonces lleg� esRadio, porque, como ha dicho Federico, nos echaron de otro sitio. Bueno, por eso y porque, en realidad, era la consumaci�n l�gica de Libertad Digital. Como era consumaci�n l�gica que aquellos que escuchaban COPE porque segu�an Libertad Digital y les gustaba el estilo insuperable de Federico, expulsados nosotros de la cadena en la que estuvimos años generando ping�es beneficios (much�simos más Federico que yo) se pasaran a esRadio. A fin de cuentas, nosotros hemos seguido insistiendo en cuestiones como la investigaci�n sobre el 11-M o la resistencia frente al despotismo de los nacionalistas. Otros –que han optado por la v�a del pacto– no pueden decir lo mismo.

Hace apenas unas horas, en La noche de César record�bamos los diez años de Libertad Digital con Recarte y Federico, con Javier Rubio y Javier Somalo, con Dieter Brandau y Mariano Alonso. �ramos siete aunque no estuvieran ni Yul Brynner ni Steve McQueen (ni falta que hac�a) y creo que transmitimos la esencia de este grupo: que vamos a seguir defendiendo la libertad como hasta ahora, que el dinero nunca nos ha importado porque creemos en lo que hacemos y en los que nos apoyan, que no dependemos del poder, ya que como liberales desconfiamos del poder, que nunca olvidaremos a las víctimas del terrorismo ni a los que no tienen voz, que nos llevamos incomparablemente bien, que nos divertimos extraordinariamente con lo que hacemos aunque raro es el día en que trabajamos menos de doce horas y que, al menos algunos, confiamos en que Dios nos seguir� ayudando siempre que recordemos la m�xima de Oliver Cromwell de elevar nuestras oraciones al Se�or mientras mantenemos seca la p�lvora. Lo seguir� haciendo como hasta ahora porque esto, lo digo en serio, no ha hecho más que empezar.

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