En primer lugar, quiero transmitir mis más sinceras felicitaciones a Libertad Digital por este décimo aniversario. A lo largo de esta década, Libertad Digital no es ya solamente uno de los diarios digitales pioneros que comprendieron el papel que estaba llamada a jugar la prensa digital en nuestros dÃas, sino que se ha convertido en un referente obligado para quienes demandamos del periodismo, cualquiera que sea su vÃa de expresión, una información inmediata, veraz y profunda.
Libertad Digital ha hecho, por encima de todo, honor a su nombre. Se ha convertido no ya en un referente de independencia informativa sino, más allá aún de eso, en un ejemplo de medio de información libre. En estos tiempos que vivimos, en que son muchos quienes, desde el poder o desde plataformas medi�ticas, se empe�an en vaciar de contenido los valores más esenciales de nuestra sociedad, entre ellos el de la libertad, poner en valor esos principios, aplicarlos, defenderlos y convertirlos en bandera y se�a de identidad, merece el máximo apoyo y reconocimiento.
La libertad individual y colectiva –y, dentro de ella, una de sus manifestaciones más fundamentales, como es la libertad de expresión– debe ser la antÃtesis del sectarismo o la sumisión. Pero debe ser también la ant�tesis del libelo, del doctrinarismo y de la prepotencia. La cr�tica, la denuncia, la defensa de unas ideas exige y se justifica en la libertad, como un valor primario que debe siempre ejercerse desde la consistencia intelectual, el razonamiento fundado y la calidad argumental.
La libertad es el mejor sustento de la verdad. Pero la libertad no cabe entenderla desde ese relativismo moral que, en el caso de España, se ha convertido en un proyecto de Gobierno. No es cierto lo que hace poco tiempo o�amos decir al se�or Rodriguez Zapatero en su Desayuno de Oración en Estados Unidos: "La libertad os hará verdaderos". La exaltaci�n de esa libertad vacua propia del relativismo moral, de una libertad sin exigencias ni responsabilidades, sin nada más all� de la mera socializaci�n de esa misma ‘nada’, es precisamente la principal trampa del relativismo. La aut�ntica libertad es la que se deriva de la verdadera cita b�blica: "La verdad os har� libres". Porque en la verdad radica el compromiso, la fortaleza, la esencia misma de la libertad.
Recuperar la verdad en nuestra sociedad es el mejor camino de asegurar que �sta siga siendo libre. La verdad en la econom�a, en la polÃtica, en la información. La verdad frente a los falsos nuevos derechos, frente a la renuncia a los valores, frente a las bellas palabras del relativismo tras las que se esconde la nada. S�lo la verdad –con el compromiso, la responsabilidad y la reflexi�n que exige su defensa– nos conduce a la aut�ntica libertad y no a ese falso espejismo de libertad que es el relativismo moral que tan deliberadamente propugnan algunos.
Verdad y libertad deben ser el referente obligado de cualquier medio de comunicación por encima de cualquier otro inter�s espurio, por encima de servilismos ideol�gicos y por encima de tentaciones sectarias. Todos aqu�llos que realizamos una actividad p�blica estamos sometidos permanentemente al juicio de los medios de comunicación. Nos puede gustar más o menos lo que se diga de nosotros, nos puede parecer fundado o injusto, halagador o doloroso, justificado o arbitrario. Pero nadie puede rechazar, replicar ni atacar cuando la información se realiza desde un ejercicio aut�ntico de libertad ni desde el pilar inamovible de la verdad.
La verdad y la libertad exigen valent�a. A menudo, la verdad inspira recelo, despierta desconfianza y crea enemigos. Decir la verdad es cansado, complejo, a veces descorazonador. Pero nada de ello es razón suficiente para renunciar a ambos valores sino un motivo más para asumir con valent�a el compromiso que representan.
Por ello, en este aniversario, mi principal deseo para Libertad Digital es que siga informando y creando opinión con la misma valent�a con que lo ha hecho a lo largo de estos diez años y desde un irrenunciable compromiso con la verdad y la libertad.