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Los candidatos


PP - Manuel Fraga Iribarne. Medio siglo en política
Manuel Fraga Iribarne afronta el 19 de junio sus quintas elecciones gallegas tras haber ganado las cuatro anteriores por mayoría absoluta y con el reto de conseguir un quinto e histórico triunfo.

Nacido el 23 de noviembre de 1922 en Villalba (Lugo) es el político más veterano del panorama nacional y uno de los más experimentados de la política europea. Es doctor en Derecho y Ciencias Políticas y Económicas y después ganar una oposición para Letrado a Cortes e ingresar como número uno en la escuela diplomática, optó por dedicarse a la política. Así en 1951 es nombrado secretario general del Instituto de Cultura Hispánica y ocupa varios cargos en la administración franquista en su condición de jurista y diplomático.

Pero cuando el nombre de Fraga comienza a sonar con fuerza en la política nacional es a partir de 1962 al ser nombrado ministro de Información y Turismo. Uno de los grandes logros que se le atribuyen a Fraga es ser el "inventor" del turismo, hasta el punto de convertirlo en la primera fuente de ingresos de la economía española y convertir a España en una potencia mundial del sector. Otro legado que aún perdura de la gestión de Fraga en Información y Turismo, es la conocida como "Ley Fraga", la Ley de Prensa e Imprenta, que, aunque ha sufrido diversas modificaciones y se ha adecuado a las exigencias de un Estado democrático y de Derecho, en gran medida sigue vigente. Pero el episodio más recordado del Fraga "franquista" es el baño en la playa de Palomares. Un accidente de un avión bombardero B-52 norteamericano en pleno vuelo provocó que cayesen en las aguas de la costa andaluza varias bombas nucleares. Ante el miedo a que la zona estuviese contaminada por radioactividad, Fraga se dio un baño delante de las cámaras para tranquilizar a la población. Este episodio mostraba a un Fraga que trascendía al perfil técnico o jurista

Después sería por un breve periodo de dos años embajador de España en Gran Bretaña (1973-1975), y al morir el General Franco, regresaba a España para ingresar de nuevo en el Gobierno, esta vez como vicepresidente para Asuntos de Interior y ministro de la Gobernación. En 1976-77 formó parte de la ponencia constitucional, representando el papel más apegado a la continuidad con el franquismo. Fue un duro negociador, y uno de los grandes escollos de la negociación fue la conversión de España en un Estado autonómico, exigencia nacionalista que siempre contó con la oposición del Manuel Fraga de esos momentos. En 1978 funda Alianza Popular, embrión de lo que es hoy el Partido Popular, y lidera el partido a la sombra de UCD primero y el PSOE después.

La fecha clave que marca un punto de inflexión en la carrera política de Manuel Fraga es 1989. Después de liderar sin éxito a AP como alternativa al PSOE de Felipe González en el Gobierno de España y de una breve experiencia en el Parlamento de Bruselas dejando a Hernández Mancha al frente del partido, llegó la refundación de Alianza Popular y el nacimiento del Partido Popular. En 1989 Fraga abandona la política nacional y se produce un episodio fundamental en su trayectoria política, la elección de su sucesor al frente del recién nacido PP. La apuesta de Fraga era Isabel Tocino, la vía Thatcher, pero Álvarez Cascos, Federico Trillo y Juan José Lucas tenían claro que el elegido debía ser José María Aznar. Ese verano se celebra una reunión en la residencia veraniega de Fraga en Perbes, La Coruña, en la que los tres dirigentes populares más Rodrigo Rato convencen a Fraga de que es Aznar quien debe dirigir el nuevo Partido Popular. Meses después se produciría la histórica imagen en el Congreso del partido, cuando Fraga, entre sollozos decía "¡ no hay tutelas, no hay tu tías!", mientras rompía la carta de dimisión sin fecha un José María Aznar que no podía contener la emoción.

También en 1989 vuelve a su tierra natal donde ese mismo año consigue la primera mayoría absoluta con 38 escaños y se convierte en presidente de la Xunta de Galicia. Este fue su peor resultado ya que en las siguientes convocatorios electorales, 1993 (43), 1997 (42) y 2001(41) siempre rebasó el umbral de la mayoría escaño 38 escaños, aunque con una ligera tendencia descendente que ha abonado las expectativas de la oposición en esta nueva cita de 2005.

La gestión de Fraga al frente del Gobierno gallego ha supuesto una importante modernización de la región y sus grandes logros han sido el dotar a Galicia de una red de infraestructuras que era impensable antes de su llegada al poder y el convertir a Galicia en un referente turístico gracias a la explotación de los años santos compostelanos, los conocidos como "Xacobeos" en el 93, 99 y 2004. El crecimiento económico durante los dieciséis años que ha estado al frente de la Xunta y la aproximación de la renta de los gallegos a la media nacional, será otro de los argumentos que esgriman los populares para defender la gestión de Fraga y pedir a los electores que renueven su confianza en el veterano candidato popular. Ante las constantes alusiones de la oposición al cambio y la modernización de Galicia, los populares responderán que ya se ha producido de la mano de Fraga. A favor del PP estarán los incumplimientos del Plan Galicia por parte del Gobierno de Zapatero.

La avanzada edad de Fraga, que en noviembre cumplirá 83 años, la gestión de su Gobierno durante la crisis del Prestige y la necesidad de un cambio y una renovación en la política gallega serán las armas más utilizados por sus rivales socialistas y nacionalistas durante una campaña, en la que el presidente gallego deberá demostrar que sigue en buena forma para afrontar unas elecciones que, a tenor de las encuestas, se presentan muy reñidas.

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PSOE- Emilio Pérez Touriño. Un ZP a la gallega

Emilio Pérez Touriño se presenta como candidato del PSdeG-PSOE a la presidencia del Gobierno gallego por segunda vez, consciente de que no tendrá más oportunidades de acceder al Palacio de Rajoy si no lo hace el próximo 19 de junio. Touriño es un político de un perfil realmente bajo, pero que ha conseguido cierta estabilidad en un PSdeG que desde la derrota de González Laxe frente a Fraga en 1989, venía dando tumbos por la política gallega hasta el punto de perder en las elecciones de 1997 el segundo puesto, en favor del Bloque Nacionalista Galego, quedando relegado a ser la tercera fuerza política. En 2001 ya con Touriño de cabeza de cartel el PSdeG aunque empataba en escaños con el BNG, 17 cada uno, no lograba superar en votos a los nacionalistas, y seguía muy lejos de los 41 escaños del PP.

El líder de los socialistas gallegos es doctor en Ciencias Económicas y dio el salto a la política nacional de la mano de Abel Caballero -su antecesor como candidato a la presidencia de la Xunta- en 1985, cuando el entonces ministro le nombró subsecretario del Ministerio de Transportes, Turismo y Telecomunicaciones, y posteriormente fue secretario general de Infraestructuras del Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente. La corrupción generalizada que se vivió durante la etapa felipista también salpicó a Touriño que fue imputado en 1996 por el cobro de comisiones ilegales en el AVE, pero finalmente fue absuelto sin pruebas.

Touriño se mueve en la indefinición que caracteriza a la dirección socialista actual, así si bien en ocasiones había fijado a Maragall como su modelo a seguir, para construir lo que denomina "galleguismo progresista", el temor que este paralelismo con el líder catalán causa en amplios sectores de la sociedad gallega le ha llevado a abandonar este modelo. Dada la ausencia de una personalidad marcada y de un proyecto político definido Touriño repite continuamente eslóganes como que Galicia necesita un cambio o que el Gobierno de Fraga está agotado y representa un modelo obsoleto. Además de las críticas a Fraga el otro gran eje de su campaña será convencer a los gallegos de que es él quien debe liderar la alternativa, consciente de que necesita al BNG para gobernar, su objetivo es conseguir una correlación de fuerzas muy favorable con los nacionalistas que le permita cierto margen de maniobra si consigue llegar a la presidencia de la Xunta. Por tanto dos son los frentes que tiene abiertos Touriño, por un lado conseguir derrotar al PP, esto es que los populares no logren la mayoría absoluta, y por otro lograr cierta ventaja con respecto al BNG que le permita poder liderar el "cambio" que preconiza con tanto entusiasmo.

La llegada de Zapatero al Gobierno de la Nación ha inyectado una fuerte dosis de optimismo a los socialistas gallegos que están convencidos de que tienen una gran oportunidad de recuperar la presidencia de la Xunta, dieciséis años después. Pero la llegada de Zapatero no sólo ha inyectado optimismo a Touriño. De la evolución reciente del líder gallego en los últimos años destaca el proceso de "zapaterización" que ha sufrido Pérez Touriño. La primera víctima de este evolución fue el bigote que siempre había lucido el político gallego que progresivamente fue despareciendo de su rostro y una evolución en su peinado muy similar a la que han experimentado Jesús Caldera y el propio Zapatero, con el pelo mucho más corto y un flequillo muy característico. Pero el mimetismo de Touriño con el líder Zapatero va mucho más allá: El movimiento rítmico de los antebrazos acompañando sus alocuciones, los constantes silencios entre palabras como si se estuviese leyendo un telegrama y la repetición de eslóganes como los "derechos de ciudadanía", una vez tras otra. Además, la ausencia de un discurso elaborado detrás de los aspectos puramente propagandísticos, han convertido a Pérez Touriño en una especie de "clon" de Zapatero.

Touriño cuenta con el apoyo de la Galicia urbana y el voto joven como principales bazas para conseguir desbancar a Fraga de la presidencia de la Xunta. El apoyo del entorno mediático del Gobierno de la Nación, el lógico desgaste que ha padecido el PP tras 16 años en el Gobierno y la inexperiencia del candidato del BNG pueden aupar a Pérez Touriño al Palacio de Rajoy como indican las encuestas, pero en frente tiene a todo un Manuel Fraga y cuatro mayorías absolutas, por lo que lo tendrá difícil.

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BNG - Anxo Quintana. El problema es Madrid


Anxo Quintana es el único debutante de los tres candidatos. Asume la difícil tarea de relevar al histórico cabeza de cartel del BNG Xosé Manuel Beiras. Es militante de la UPG que es el partido mayoritario dentro del Bloque Nacionalista Galego. El BNG no es un partido sino una coalición de varias formaciones nacionalistas, dentro de las que tiene un gran peso la Unión do Pobo Galego (UPG), formación que ha ido evolucionando de un nacionalismo radical de corte marxista-leninista a posiciones más moderadas.

La relación del anterior líder, Beiras, con la UPG nunca fue buena y se caracterizó por continuos enfrentamientos entre Francisco Rodríguez, diputado del BNG en el Congreso de los Diputados e histórico líder de la UPG y Xosé Manuel Beiras. Esta es la principal razón del abandono de Beiras y el ascenso del candidato Quintana, quien por su perfil moderado, dentro de la UPG, logró aunar el apoyo del partido mayoritario y la aceptación de los grupos minoritarios críticos con la dirección de la UPG.

Anxo Quintana, enfermero de profesión, nació en Allariz en 1959 y fue en este pueblo orensano donde comenzó a despuntar en política. En 1989 en medio de una fuerte sequía que ocasionó grandes trastornos a los vecinos de Allariz, el BNG liderado por Quintana consiguió instrumentalizar el descontento de los vecinos para, después de "invadir" el consistorio, forzar el abandono del alcalde y acceder Quintana a la alcaldía hasta que en 1991 ganaba las elecciones y confirmaba en las urnas su nuevo cargo.

Durante sus años de alcalde en Allariz se convirtió en una de las banderas del BNG por ser una de los pocas instituciones de Galicia en la que los nacionalistas tenían responsabilidades de Gobierno y por desarrollar una gestión urbanística que tuve un gran eco en la prensa y el reconocimiento de instituciones internacionales. El Consejo Europeo de Urbanismo le otorgó un premio por la reordenación y recuperación del conjunto histórico y del río Arnoia que pasa por la localidad, y Allariz fue seleccionado por el programa Hábitat de la ONU para representar a España como ejemplo de una buena gestión en defensa del desarrollo sostenible. Lo que no ha tenido tanto eco en la prensa es que Quintana convirtió a Allariz en uno de los ayuntamientos más endeudados de Galicia.

Pero no cabe duda que estos reconocimientos fueron el espaldarazo definitivo para el aterrizaje de Quintana en la primera línea política del BNG. En 1999 es elegido por el Parlamento de Galicia senador en representación de Galicia y desde su llegada a la Cámara Alta se comienza a hablar de Quintana como el "delfín" de Beiras, que ya entonces barajaba dejar el liderazgo del BNG por sus continuos choques con la UPG. Al consumarse el abandono de Beiras, En 2003 es elegido candidato del BNG para las elecciones autonómicas.

La dependencia del PP y del PSOE del tan denostado por los nacionalistas gallegos -como todos los nacionalistas- Madrid será el mensaje más repetido por Quintana durante la campaña electoral. El BNG recurrirá, como siempre ha hecho, a un mensaje teñido de victimismo y localismo en el que "el Estado", será el culpable de todos los males de Galicia. Se confrontarán los intereses de los gallegos con los de los españoles, en ese juego de suma cero que tanto gusta a los nacionalistas, si España gana, Galicia pierde y viceversa, como se pudo constatar durante la crisis del Prestige con la plataforma controlada por el BNG, Nunca Máis.

Consciente de que no podrá repetir el hito de 1997 y situar al Bloque como segunda fuerza política gallega por delante del PSOE, Quintana centrará sus críticas en Fraga y el PP y junto a Touriño serán las voces del cambio en Galicia. El BNG será imprescindible para el PSOE en el caso de que el PP pierda la mayoría absoluta y no sería descabellado ver a un Quintana de vicepresidente en un Gobierno presidido por el socialista Pérez Touriño. Todos los sondeos indican un descenso del BNG por lo que Quintana tratará de amortiguarlo al máximo para, en el hipotético pacto de Gobierno con el PSdeG-PSOE, contar con las mayores bazas posibles en una negociación que sería muy difícil dadas las enormes diferencias y la falta de confianza entre ambos partidos.

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