De acuerdo, D. César.
Por una vez estoy de acuerdo con usted. El malvado Gregorio XVI arremetió sin fundamento contra la libertad de conciencia y la libertad de imprenta.
El paso subsiguiente es que yo, ya convertido a la reforma, puedo decidir qué siento en mi conciencia -y sentirlo como cierto- y, sobre todo, decir o publicar lo que siento como cierto.
El corolario del párrafo anterior es que si mi conciencia me dice que algo publicado se opone a ella, estoy en la obligación (gracias a la libertad de imprenta) de decirle a los demás que no lean (o compren) lo que se opone a mi conciencia (y/o la de otros como yo).
Entonces, no entiendo que se escandalice porque otros recomienden no leer (y lo que es peor, no comprar) sus libros: son perfectamente autoconsistentes con el reformismo, con su conciencia, y con la libertad de prensa e imprenta.
De verdad que no acabo de entender porqué se empeña usted tanto en arremeter contra la otra cara de la misma moneda.
¿no se da cuenta de que está haciendo el ridículo?
En fin, usted mismo con su mecanismo (de autodestrucción social, claro).
¿Cómo diantres se puede cantar las loas de la libertad como valor moral, político y social desde la perspectiva del santo protestantismo, si Lutero, Calvino y los demás "Reformadores" combatieron con fiera pasión el libre albedrío del ser humano?
"De servo arbitrio" ('Sobre el arbitrio SIERVO"). Firmado: Martín Lutero.
¿De dónde creéis que viene ese miedo del PP a dar la batalla de las ideas?
¿Esa tendencia a tratar a los españoles en general e incluso a sus propios votantes como borregos que deben seguir lo que les marque el líder sin tener derecho a pensar?
¿Ese miedo a explicar, a debatir, a enfrentarse con la opinión mayoritaria, con los prejuicios largamente establecidos sobre tantos temas?
¿Ese miedo a mejorar la democracia con más libertad (reforma electoral), y esa tendencia a mantener el statu quo aunque nos lleve al desastre, como en Cataluña?
Hay que esta muy ciego para no ver.
Bravo, César.
Después de lo de Andalucía, ¿habrá todavía quien se niegue a ver lo evidente?
¿Habrá todavía quien siga con sus cartas de respuesta a tus artículos, haciendo gala de los mismos defectos cuya existencia intenta negar? Miedo a la libertad, indignación ante el que piensa diferente, defensa a ultranza de cierta visión "dorada" de una España que se desangró en empresas que no eran las suyas y desperdició miserablemente las mejores oportunidades de su historia.
Durante semanas he asistido con pena al bochornoso espectáculo de quienes respondían a tus artículos acudiendo a las más peregrinas razones, con un desconocimiento total de la historia, apelando a visiones mitificadas de la historia de España o de los países protestantes.
¿Tanta capacidad de análisis nos falta que nadie se ha dado cuenta de que lo que tú expones son principios generales, que han afectado de forma global a las sociedades católicas y protestantes, que no se rebaten recurriendo a que fulano era católico y un gran trabajador, o mengano un protestante y mira lo liberticida que fue?
¿Es que los resultados históricos en términos de prosperidad, respeto a la ley, seriedad en el trabajo, etc. de ambas concepciones (la protestante y la católica) no resultan bien evidentes a cualquiera mínimamente imparcial?
Como español me da una inmensa pena, comparar el fracaso de sociedades como, por ejemplo, Argentina, México o Venezuela, países todos que nadan en petróleo, con inmensos recursos naturales, con el éxito de Australia o Nueva Zelanda, pero ¿qué puedo hacer? ¿Cerrar los ojos ante la evidencia? ¿Persistir en el error? ¿Pensar que es todo fruto de una conspiración judeo-protestante? ¿Que en el fondo la pérfida Albión nos envidia y por eso nos persigue y ningunea?
Ya basta de cerrar los ojos ante nuestros defectos como sociedad. Por supuesto que todo lo que hay fuera no es perfecto, por supuesto que en España hay cosas que se han hecho bien y fuera hay cosas que se han hecho mal, eso no invalida los argumentos de César. Excepciones siempre las habrá, pero el catolicismo nos ha imbuído una cierta mentalidad hacia el trabajo, un miedo a la libertad, una cerrazón al progreso, una envidia ante el diferente y el emprendedor, que es una cadena mental de la que tenemos que librarnos si no queremos que siga arrastrándonos hacia abajo. Y el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo.
Gracias, César. Tú posición era muy cómoda, esto te va a causar muchos problemas, gracias por no refugiarte en tu comodidad y atreverte a hacerlo.
"Cntinuará" dice. No, por caridad.
Compruebo además que es un demagog sin par. Viene a decir que hay gente que le persigue por escribir esta serie (y eso que motivos está dando). Que no, César, que se llama crítica, que, por cierto, es fruto del ejercicio de la libertad... de la de los demás, claro.... ¿te suena de algo?
Yo, por mi prte, no volveré a leer nada de este tipo. Y no por lo que dice, que ya es, sino po su tan insuperable como injustificada soberbia.
Adios César.
La reforma protestante ha supuesto un mal funesto para la historia de la humanidad, pues cuando se estaba implantando el renacimiento y separación de lo profano y divino en territorio cristiano, surgió Lutero y revivió la fuerza de la religión. Esta idea la sostuvo Nietzsche, y no le faltaba razón.
La religión no contribuye al progreso, sino que este se realiza a pesar de las religiones, unas más totalitarias que otras. Todas falsas.
¿Para cuándo el libro, don César?
Un fuerte abrazo.
Pero que dice este hombre,Fernando VII se empezo a apoyar en los liberales años antes de su muerte y los liberales llegaron a tener plenos poderes en España desde 1833 de manos de Maria Cristina,pero si la desamortizacion de Mendizabal de bienes eclesiasticos es de 1834,la masoneria y los liberales caciquearon en España todo el SXIX.
Comentario a Angell:
Pues está muy claro, a César no le escandaliza que se debatan sus ideas, ni que se critiquen, ni que cada uno tenga derecho a pensar, escribir o publicar opiniones diferentes.
Lo que le resulta triste es esa manía tan española de "cerrar los ojos": ya no le leo, ya no le escucho, no quiero saber lo que opina el contrario, como no me gusta, entonces ya no me interesa, ¡qué nadie le escuche, qué nadie lea sus libros!
Bueno, por supuesto está en libertad de hacerlo, pero es una funesta costumbre, la de no escuchar la voz de la crítica, que conduce al fanatismo, y que solo está a un pequeño paso del "¡qué se prohiban sus libros! ¡qué nadie le pueda leer o escuchar!"
No, no se engañe, conozco a César y él entregaría su vida porque usted mantuviera su derecho a criticarlo. Lo que el lamenta, y con razón, es eso tan español de "no me gusta lo que dice, así que quemo sus libros" (es un ejemplo, no digo que usted opine eso), o los "ahogo" como se hizo ya en televisión.
¿No quiere volver a leerlo, prefiere ignorar sus argumentos? Es libre de hacerlo, faltaría más.
Pero así nos va.