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La desgracia del homosexual

Sin duda hay homosexuales que sufren por su condición, pero normalmente es resultado de la intolerancia de su entorno. Su desgracia no es ser homosexual, sino estar rodeado de gente prejuiciosa que no los acepta como son.

catalpa dijo el día 18 de Julio de 2010 a las 00:15:

Algunos liberales lo son hasta cierto punto. En este asunto, una de dos: o como yo te diga u homófobo. Pues, no. Libertad interior.

hervazar dijo el día 17 de Julio de 2010 a las 09:18:

PUNT, Excelente comentario-artículo. Bien razonado, mesurado, consistente y muy bien escrito. Podría, con un par de retoques, aparecer en la página de opinión de LD como réplica. Es largo, pero una vez que empiezas a leerlo, el texto te lleva hasta el final. Qué aportación tan sólida y qué magníficos lectores tiene este periódico digital.

Me quito el cráneo.

punt dijo el día 16 de Julio de 2010 a las 01:16:

Intentaré no extenderme en consideraciones sobre cómo el hablar sólo de "homosexuales" y tratarlos como un grupo cerrado es enfangar el campo con la intención de ocultar los muchos matices de los que derivan conclusiones de importante calado.

Sobre la homosexualidad como trastorno egodistónico de la personalidad, sobre su aceptación o rechazo por parte de quien la sufre y sobre cómo las ideologías de género (entre ellas las homosexualistas) deforman los debates mediante la confusión en el lenguaje y los desvían desde el ámbito argumental al emocional, donde desatan su victimismo, ya me he extendido en comentarios a los artículos del sr. Moa, de modo que no vuelvo a ello.

Mejor me centro en el artículo del sr. Esplugas:


1.- Afea D. Albert a D. Pio los diversos usos que hace de la palabra "homofobia", desde el purismo etimológico hasta la resistencia contra el lobby gay. Olvida o quiere olvidar D. Albert que algunos términos como este tienen varias acepciones, o mejor dicho varios usos, y que el término "homófobo" se utiliza como arma del victimismo homosexualista, colgándolo como sambenito a cualquiera que ose rechazar los postulados homosexualistas (otras ideologías le atizan a uno un "machista" o un "anticatalán", con idéntica ausencia de fundamento, como contestación automática ante cualquier protesta o discrepancia).

Así, quienes así los rechazamos nos enorgullecemos de que nuestra postura sea tachada de homófoba, pero porque entendemos el término en su verdadero significado (consagrado de facto) de "sambenito que te cuelgo por protestón". De ahí el título "Soy homófobo, naturalmente" (hago notar que José María Marco toma el título de D. Pío, cambia el significado de la palabra "homófobo" para desposeerla del sentido que D. Pío le da expresamente en el texto y, a partir de ese acto de abyecta demagogia, construye su particular espantajo completamente alejado de lo que dijo el sr. Moa).


2.- El calificativo "desgracia" tiene también muchos usos, que van desde la sangrante "tragedia" hasta el imperfecto "contrario a gracia", "alejado de la perfección". Por lo que veo de la argumentación en general del sr Moa, entiendo que califica de "desgracia" la presencia de cualquier problema, leve o grave, como es por ejemplo un trastorno de la personalidad tal que la homosexualidad, que introduce inclinaciones no naturales en las personas: es "trastorno" (egodistónico de la personalidad) porque hay un conflicto entre el sexo de la persona y su inclinación sexual, que no se corresponden, y es "no natural" en tanto no es "propio e inherente a la naturaleza de la especie humana" (ya que la especie humana es heterosexual por razón de supervivencia y toda la evolución ha ido encaminada a desarrollar el sexo y la sexualidad heterosexuales).

Supongo que la elección que hace D. Pío de la palabra "desgracia" no es la más acertada por cuanto tiene los matices de "sangrante" y "sufrida", pero desde luego la homosexualidad es un trastorno que aleja la personalidad de lo que es normal y natural en la especie humana (normal=más habitual; natural=propio de la especie).


3.- En este sentido, D. Albert afirma que "no conozco a ningún homosexual que desearía no serlo...", cuando lo cierto es que si alguien siente la inclinación homosexual pero la rechaza, lo primero que va a hacer es no mostrarse como tal en público (entiéndase familia y círculo de amistades). Si conoces a alguien que "ha salido del armario" es porque ese sí quiere serlo. Quien no quiere serlo, no "sale del armario", de forma que uno nunca se entera de que lo era.


4.- Y sigue diciendo: "...quizás porque generalmente no somos capaces de desvincular nuestra identidad de nuestra orientación sexual". En otros comentarios hablo de los distintos grados de aceptación de la homosexualidad por parte de quienes la padecen. Quien la acepta es un "homosexual egosintónico" y quien la rechaza es un "homosexual egodistónico" (sobre los dos niveles a los que se aplican los términos "egosintónico" y "egodistónico" y sobre la confusión que se produce al mezclarlos hablo en otros comentarios).

D.Albert se refiere únicamente a los egosintónicos, como si los otros no existiesen o fuesen meras excepciones a la norma, pero lo cierto es que también hay homosexuales egodistónicos, que tienen la inclinación homosexual pero rechazan la distonía entre cuerpo e inclinación sexual. Si, para resolver el conflicto, optan por rechazar su tendencia homosexual, normalmente se pondrán en manos de clínicas psicológicas en las que especialistas les ayudarán a reencaminar su sexualidad. Si optan por rechazar su cuerpo, buscarán la forma de desfigurarlo para amoldarlo a la imagen que tienen de sí mismos, lo que logran por medio de tratamientos hormonales y cirugía radical de cambio de sexo.


5.- Sobre lo que dice D. Albert de que "Sin duda hay homosexuales que sufren por su condición, pero normalmente es resultado de la intolerancia de su entorno. Su desgracia no es ser homosexual, sino estar rodeado de gente prejuiciosa que no los acepta como son.", temo que se columpia bastante. La literatura médica está llena de casos de personas que rechazan su homosexualidad per se y no por "la intolerancia de su entorno", y ese íntimo rechazo les hace desgraciados: lo suficientemente desgraciados como para buscar poner fin a esa situación (y los que habrá que no den ese paso y prefieran soportarlo en silencio).

Además, a menudo la "intolerancia del entorno" proviene de que ese entorno se siente agredido por las proposiciones que algunos homosexuales hacen a quienes no lo son. ¿Por qué la gente tiene que "aceptar como es" a alguien que no acepta que los demás no son como él? (hay que recordar que los tópicos, como las leyendas, tienen una base real, y no es excepción el tópico de "vigila tu retaguardia, que ese es de la acera de enfrente": como dice D. Albert, en el mundo homosexual hay más promiscuidad, pero lo que no dice es que buena parte de esa promiscuidad se dirige hacia personas que no son homosexuales, y que se sienten agredidas por las actitudes que hacia ellos tienen los que sí lo son)


6.- Patina bastante D. Albert cuando dice que "De todos modos, hoy en día el problema [para tener hijos o adoptarlos] es más legal que natural: los homosexuales pueden adoptar, o recurrir a madres de alquiler... siempre que no esté prohibido debido a la presión de gente muy preocupada por su "desgracia"".

Me temo que no se trata de "gente preocupada por la 'desgracia' de los homosexuales" (creo entender que el sentido con que lo dice es el de "hay que negar a los homosexuales el derecho a adoptar"), sino de "gente preocupada por los efectos que pueda tener sobre el desarrollo de los niños el hecho de crecer, desarrollarse y educarse en un entorno homoparental sobre el que existen, como mínimo, serias dudas sobre su idoneidad". Ahí está la demagogia de la frase de D. Albert: ¿Olvida acaso que en una adopción no existe el "derecho del adulto a adoptar" sino sólo el "derecho del niño a ser adoptado", y que en el ejercico de este derecho las instituciones deben velar por el bien del niño?

Desde los ámbitos homosexualistas defienden sistemáticamente esa falacia de que "se ha demostrado que un entorno homoparental no afecta en absoluto al desarrollo del niño", cuando lo cierto es que no sólo no se ha demostrado tal cosa (casos presentados como concluyentes de sus tesis distan mucho de serlo, por ejemplo el de David Reimer, que acabó suicidándose), sino que hay enconado debate, con numerosos estudios que concluyen que ese entorno sí afecta.


7.- En este sentido, cabe remitirse a ejemplos conocidos, como el del juez Ferrín Calamita. Le llega una solicitud de adopción de una pareja de lesbianas y él solicita un informe a los psicólogos forenses sobre la idoneidad de dicha adopción para el desarrollo del niño. Como sea que el informe que le entregan no contesta la duda que planteaba, el juez solicita un segundo informe que sí resuelva la duda...

...pero, ante esta segunda petición, la pareja de lesbianas considera inadmisible que un simple juez no respete sin rechistar su supuesto "derecho a adoptar" (que no existe), de modo que le denuncian por retraso malicioso (procedimiento que llega a juicio en vez de finalizar por acuerdo entre las partes ya que el juez rechazó lo que no era sino un chantaje, creo que una fuerte suma de dinero y exiliarse fuera de la provincia, solicitando concurso de traslados). Así, el juez Calamita es finalmente condenado (en tiempo record, nada que ver con las dilaciones y tiquismiquis a que nos tienen acostumbrados cuando el imputado es progre) por el crimen de pedir un segundo informe ya que el primero no contestaba lo que se había preguntado y así proteger mejor el interés de la niña... (creo recordar que más tarde, encima, se aumentó la pena al juez)

Y aquí, ¿quién sufre? ¿Tal vez las lesbianas, "que sufren (...) resultado de la intolerancia de su entorno"? ¿O más bien el juez, condenado de forma desproporcionada por el crimen de querer procurar lo mejor para la niña, aun a costa de plantear dudas políticamente incorrectas, actitud que despierta una intolerancia criminosa por parte de la progrhez? (la hache no es errata)


8.- Finalmente, los dos últimos párrafos me dejan estupefacto. D. Albert, ¿en serio defiende que las ideologías de género, reencarnación del marxismo más rancio y totalitario, en los que el capital se cambia por el sexo, natural o no, son "liberales"? ¿En serio pretende que las medidas injustas, discriminatorias, invasivas, liberticidas, totalitarias... que se imponen desde las ideologías de género son "liberales"? Me da la sensación de que vd. no ha captado la realidad del homosexualismo. Por ejemplo:

Dice: "se puede ser homófobo y liberal. Uno puede sentir aversión hacia los homosexuales y defender que tienen pleno derecho a hacer lo que quieran mientras no infrinjan la libertad de nadie". Eso depende, ¿homófobo en qué sentido?
- Si es en el sentido que pretenden decirlo los homosexualistas ("que odia a los homosexuales"), es dificil pero se puede (es dificil porque ese "odio" se supone que es desencadenante de acciones represivas y/o denigratorias, en cuyo caso sería incompatible con ser liberal). Pero homófobos de esos hay pocos. Los que abundan son los otros:
- Si es en el sentido en el que realmente lo utilizan los homosexualistas, que es con el que nos identificamos los que nos oponemos a esos lobbies ("que se opone a las políticas que imponen los lobbies homosexualistas", "que quiere que los homosexualistas les dejen en paz", "que no ve que un desfile de carrozas con profusión de obscenidades y vejaciones sea algo de lo que sentirse orgulloso" o simplemente "sambenito que te cuelgo porque me has caido mal"), entonces homófobo es lo mismo que liberal, en tanto la lucha que se califica de "homófoba" es una lucha para defender los propios derechos y libertades que son atacados desde el ámbito homosexualista (la clave de la actuación del ámbito homosexualista está en que hoy no se cumple la coletilla "mientras no infrinjan la libertad de nadie": hoy las leyes sí vulneran -no se dice infringen- las libertades de la gente "normal y corriente", Intereconomía dixit).

También dice que "cualquier individuo tiene derecho a discriminar a quien quiera en el ámbito privado, o a proferir opiniones intolerantes o controvertidas. La libertad ampara cualquier expresión de desprecio u odio al prójimo, lo mismo que ampara la contestación, la humillación y el ostracismo de los intolerantes."
Me deja de piedra. Confunde vd. libertad con libertinaje, y se queda tan ancho. La libertad no ampara actos que sean lesivos para con otras personas, porque la libertad conlleva responsabilidad. Vd. describe la anarquía, en la que todos tienen la libertad de todo, pero sin límite ni control porque nadie hay para controlar que la cosa no se vaya de madre.

En lugar de esa imagen absurda, yo prefiero remitirme al pensamiento de Karl Popper y a su "paradoja de la tolerancia" según la cual las sociedades tolerantes deben reservarse el derecho de no tolerar a los intolerantes como medida imprescindible de supervivencia. La tolerancia infinita sólo conlleva la destrucción de los tolerantes a manos de los intolerantes, que no respetan las reglas porque no "juegan al mismo juego".

Actualmente, hay diversas ideologías intolerantes socavando los cimientos de las sociedades tolerantes. Unos, los nacionalismos y populismos, herederos del marxismo al que desarrollan haciéndolo girar en torno al racismo aldeano. Otras, las ideologías de género, también herederas del marxismo al que desarrollan haciéndolo girar en torno a la "normalización" de los trastornos y desviaciones sexuales, del sexismo andrófobo y cuya línea de acción pasa por la imposición de una subversión de los valores por la que la sociedad trastoca e invierte su percepción de lo que es bueno y malo, beneficioso y perjudicial, admisible e inadmisible, normal y anormal.

Sobre el último párrafo, sólo comentar que actualmente las ideologías de género (feminismos y homosexualismos, principalmente) han impuesto en España numerosas leyes liberticidas, inconstitucionales e injustas como por ejemplo:
- La de "violencia de género" por la que se hace discriminación por razón de sexo, violación de la presunción de inocencia, imposición de medidas cautelares abusivas, impunidad para las denuncias falsas y la implantación de una vía judicial alternativa educada en la aplicación de estas injusticias.
- La de seudomatrimonios homosexuales, que subvierte la institución matrimonial, vaciándola de contenido.
- La de aborto libre, que incluye la violación del derecho a la vida, de la patria potestad de los padres de las niñas que quieran abortar, del derecho a la objeción de conciencia, del derecho de los padres a educar a sus hijos...
- La de educación, que impone unos temarios en los que se enseña moral de estado, ante los que se presentaron en un año más objeciones de conciencia que en todo el tiempo que huo mili.
- Un cúmulo de otras leyes menos "vistosas" pero no menos absurdas (la de paridad, la de cambio de sexo en el registro civil sólo con un informe psicológico, la adscripción al "proyecto gran simio", la de investigación con embriones, etc...)
- La imposición "transversal" de la "perspectiva de género" (me gusta llamarla "perspectiva degenerada") de forma que la discriminación de las personas normales se extienda a todos los aspectos de la sociedad.

Últimamente, asistimos al surgimiento de efectos de estas leyes, sobre todo en el ámbito del ministerio de Igualdad: la elaboración de un diccionario de "lenguaje no sexista" en el que se destruye el género epiceno, la formación de comisarios del feminismo, cuya función es inmiscuirse sin permiso en los ámbitos más recónditos de las empresas y en la vida privada de las personas para ver si se cumple con los dogmas progres, etc.

Imagino, D. Albert, que cuando dice que "existía discriminación legal cuando la mayoría de gente era homófoba, y solo desapareció cuando una masa crítica dejó de serlo" no se refiere a que las aberraciones legales ahora vigentes, de carácter totalitario desde el momento en que legislan e imponen criterios sobre la vida privada y los derechos fundamentales, son ejemplo de la "desaparición de la discriminación legal", ¿verdad?

¿En serio es vd. liberal, tanto como defiende la indiscriminada acción de las ideologías totalitarias?

Me remito a la paradoja de Popper: cuando la sociedad tolerante sufre un ataque como el que aquí se está sufriendo, ataque perpetrado por ideologías tan intolerantes como estas, tenemos pleno derecho a rechazarlas de plano, aunque por oponernos nos tachen de "homófobos"... y otros sambenitos infundados ("palabras-policía" las llama acertadísimamente D. Pío).

Un saludo.

AdMiles dijo el día 16 de Julio de 2010 a las 00:38:

Algunas desgracias:

Ser judío en Auswich.

Ser cristiano en la roma de Nerón.

Ser musulmán o hindú en el lado equivocado cuando la independencia de la India británica.

O ser católico en Paracuellos.

Como conculusión podriamos establecer que en general profesar cualquier confesión religiosa es una desgracia.

Pero hay más, ser mujer en Arabia Saudi también puede considerarse una desgracia, de lo que se deduce la mitad de la humanidad es potencialmente desgraciada.

Tambien es una desgracia ser Gay en Irán, tanto que segun el amable Ahmadineyah, que perfectamente podría haber escrito alguno de los comentarios que he leído, no hay, Irán es por tanto un país más feliz que el corrupto occidente.

Y por último, desgracia debe ser ser gay en casa de algunos católicos, herederos de la memoria de aquellos que perecieron devorados por los leones de Nerón o abatidos por las balas de Carrillo.

Ah, una cosa más, de la misma forma que puede suceder que alguien no encuentre a ningun homosexual digno de su amistad, a mi me sucede que no encuentro a ningún gilipollas digno de la mía, cuestión de gustos, digo yo.

simonp dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 21:19:

pablocj,

ultracreyente no es despectivo, o al menos no era esa mi intencion. lo siento.
es simplemente una palabra para describir el grado mayor de importancia de Dios en la vida de una persona. hay todo un rango desde gente atea militante pasando por no creyentes, creyentes (mis padres, por ejemplo, que van misa de domigo pero no estan 'muy' en contra del aborto y completamente a favor de metodos anticonceptivos), hasta ultracreyentes que por ejemplo se creen literalmente las sagradas escrituras o que estan en contra de los metodos anticonceptivos. podemos cambiar ultracreyente por muy religioso.

en cualquier caso, lo que queria decir en mi mensaje es que en LD hay una mezcla de posturas antagonicas en muchos temas, pero que estan unidas artificialmente por el pegamento anti-progre. En muchas ocasiones sorpredentemente LD logra la cuadratura del circulo, pero a veces, como es este caso, la costuras se rompen. como es normal.

rawolf dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 20:34:

Ser liberal consiste, basicamente, en respetar la vida, la propiedad y los compromisos libremente adquiridos entre las partes que no afecten a los dos primeros derechos.

Yo puedo considerar determinado comportamiento como antisocial porque no promueva un orden en el que lo anterior se respete, pero en la medida en que el mismo no incumpla los tres requesitos anteriormente expuestos debo tolerarlo porque de lo contrario iría contra la libertad individual y estaría colaborando también en la destrucción o el impedimento de un orden social liberal.

Dicho esto, a los que reparten carnet de liberal, espero que ser liberal políticamente correcto no implique ser sodomizado pues, en tal caso, con todo el dolor de mi corazón (prefiero que sea el corazón lo que me duela), yo me hago comunista.

pablocj dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 20:17:

simonp,

qué diferencia hay entre criticar al que no se siente cómodo con la tendencia homosexual y el que no se siente cómodo con la opinión "ultraconservadora" de otra persona?? Precisamente lo que tú criticas es el liberalismo, como tú dices un artículo de un "ultra-creyente" con otro que quería legalizar el hecho de poder pagar por obtener órganos, conviviendo en el mismo espacio.Hablas de respetar personas y su dignidad, cómo y cuándo no se ha respetado a las personas o su dignidad? yo creo que lo que a tí no te parece bien es la opinión del resto de las personas. A mí no me gusta el desfile del orgullo gay ni lo que hacen muchas asociaciones homosexuales, y criticándolo no estoy atentando contra dignidad de ningún individuo homosexual. Por cierto esos homosexuales del orgullo son los que vetan otras asociaciones de homosexuales por ser de Israel.
Por cierto utilizando epítetos como ultraconservador o ultracreyente no demuestras ese respeto que exiges.

clan_kil dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 20:01:

No voy a entrar aquí en lo que las religiones piensan sobre la homosexualidad; todas las religiones la combaten, al menos las religiones más importantes o extendidas, las religiones monoteistas; no olvidemos que la expresión "sodomía", viene de Sodoma. Según la Biblia, Dios (Yahvé), destruyó la ciudad de Sodoma porque sus habitantes habían caído en el el gran pecado de la sodomía. Por lo tanto no se debe esperar que la Iglesia acepte la práctica de la homosexualidad. Pero no es esta la cuestión sobre la que quiero expresarme, no voy a entrar aquí en cuestiones morales.

Soy licenciado en Biológicas, por lo tanto algo sé de lo que hablo; las relaciones sexuales, al margen de lo que socialmente se quiera transmitir, del sentido que se le quiera dar, tienen un sentido fundamentalmente para la reproducción; en la Naturaleza hay diferentes clases de reproducciòn: asexual, sexual, partenogenética. En el caso de los animales superiores, y el hombre los es, la reproducciòn es sexual; la reproducción sólo es posible mediante la unión del sexo masculino con el femenino, del óvulo con el espermatozoide. Por lo tanto la relación homosexual es "contranatura", porque no sirve para la perpetuación de la especie
y si en una población se diera en un porcentaje muy alto se podría llegar a la extinción de la misma. La familia sólo se entiende en el reino animal como comunidad formada por macho, hembra y prole. Posiblemente algunos homosexuales tienen una cierta confusión pues el matriarcado (que se da en algunas especies animales) no tiene nada que ver con las uniones lésbicas, por ejemplo.

simonp dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 18:08:

hola albert,

yo lo que no entiendo es como el pegamento liberal puede unir tanto.
aunque deberia decir mejor el pegamento anti-progre.

de verdad que te sientes comodo compartiendo espacio con alguien que defiende ideas ultraconservadoras que denigran a muchas personas? (es que lo de pio moa, no tiene nombre, se esta convirtiendo en un hombre de la cavernas. pura involucion intelectual.)

y lo mismo sucede en LD con ultra-creyentes que tienen su columna pegada a defensores del comercio economico de organos (firmado por un tal Stosel, hace un par de años).

para mi hay cosas mas importantes y definitorias que ser liberal (o decir que uno es), tan de moda ultimamente. primero es respetar a las personas y su dignidad. y en LD hay bastante gente que no lo hace.



berdonio dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 17:40:

Entiendo que desde la perspectiva liberal lo relevante es que no exista discriminación legal ni represión política hacia la homosexualidad o cualquier otra condición o libre opción que no interfiera en la libertad de otros. Cualquier acción o actitud que no inicie la coacción sobre el prójimo debe ser respetada a rajatabla. Por supuesto, incluyo el derecho a drogarse, suicidarse o ser un racista o socialista furibundo.

Mientras el socialista o racista se limite a tratar de convencer al prójimo para atraerlo a un ejercicio voluntario y privado de sus creencias, debe ser respetado. Al menor intento de imponerse violentamente, debe ser aniquilado.

Se podrá objetar que ante el nido de la serpiente es preciso adoptar medidas de seguridad que eviten males mayores Sostengo que desde un auténtico pensamiento liberal no, porque sería como encarcelar a un vagabundo ya que sabemos que va a acabar delinquiendo. Cuando lo haga, se le enchirona; no antes, por mucho que apunte maneras. Precisamente en eso consiste la ley, amigos, en juzgar hechos, no conjeturas más o menos plausibles. Y es que libertad es básicamente una apuesta por la ley contra la política. Un orden social liberal no se establece con políticas sino con leyes (normas mínimas, generales y abstractas no finalistas). Cuando alguien se pregunta a qué conducen determinadas actitudes de desprecio hacia la condición sexual, étnica o de género de otra persona y pretende generalizar sus conclusiones empieza a pensar como un político y no como un liberal. Las teorías sobre caldos de cultivo y alienaciones varias que generan dogmas que aspiran al poder tras negar la libertad -por el bien común, naturalmente- no son nada liberales y sí muy políticas, por muchos órdenes liberales que prometan. No es cuestión pragmática sino de principio: hablar en términos de normativas masas críticas supone jugar ya en el terreno de la política, porque lo liberal es negar poder legislativo a cualquier masa. Sólo existe una ley, natural, y es muy sencilla: la prohibición del inicio de la coacción.

El tema este del homosexualismo es ya cansino y aburrido. Se han sacado las cosas de quicio; porque conviene no olvidar el origen del entuerto: el ataque a la libertad de expresión por parte de homosexualistas que exigen multas y cierres de medios bajo la dictadura de la corrección política. Es preciso declararse insumiso ante esa tiranía, y lo más efectivo, como hizo Moa, es demostrar que no se arredra uno ante sus vocablos-policía: si cualquiera que se opone a las maquinaciones homosexualistas merece el calificativo de homófobo (según los propios homosexualistas), yo también me declaro homófobo sin tener el menor prejuicio contra la homosexualidad ni considerarla en modo alguno una desgracia. Pero con idéntico ardor que defendemos la libertad de los homosexuales, algunos defenderemos también la libertad de pensar que es una desgracia y manifestarlo.

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