Estimado D. Federico mi nombre es Mª Ángeles. Lo escuché el otro día y no podía creer hasta que punto se puede tratar de evitar y acallar la libre expresión en este país en el que vivimos. Me pregunto si las opiniones personales no valen y no se pueden transmitir, ¿nos tendremos que dedicar a decir sólo y exclusivamente a aquello que le tiene que gustar escuchar al otro? No me gusta que me manejen y si lo único que tratan de conseguir es el que lleguemos a un pensamiento único favorable a determinadas personas, deben saber que el pensamiento y la palabra son libres y así han de seguir siéndolo. Le escucho todas las mañanas al ir al trabajo y le seguiré escuchando y le animo a seguir adelante.
Mi solidaridad y apoyo al mismo tiempo a la Cope, en todo el territorio nacional.