No tengo tan claro que nos convenga un cambio de ley electoral
Por los cálculos que he visto de proporcionalidad exacta, los nacionalistas perderían un poco, pero los partidos mayoritarios perderían mucho y sería muy difícil que tuvieran mayoría absoluta, y en un país tan caótico como éste, no sé como acabaríamos
Yo hace tiempo que pienso que el problema de los nacionalismos no es de ley electoral, sino de psicología. La mayoría de políticos que pueden acceder a responsabilidades de nivel nacional no tienen ni la personalidad ni el bagaje cultural para enfrentarse dialécticamente a los nacionalistas, y de ahí viene su espíritu entreguista que nos ha llevado a donde estamos
Cada vez que pienso el esfuerzo titánico que se hizo para echar a los proetarras de la política y que ahí los tenemos otra vez, me pongo malo
Menos mal que cada vez somos más los que compartimos esta opinión sobre la injusticia del sistema electoral.
Ya queda menos, ¡ánimo!
ese es el espíritu, un hombre un voto. pero en españa te insultan cuando lo pides, los nacionalistas porque dicen que se quedan sin representación en madrid (de la que se quieren idependizar), los partidos mayoritarios porque cuanto mejor es su resultado menos votos necesitan para conseguir otro representante. todos unos sinvergüenzas que se ríen de los derechos individuales.
El problema es que la misma Constitución establece que: 1) la circunscripción electoral es la provincia; y 2) que el número de diputados no puede ser mayor de 400. Lo primero impide que se puedan acumular los votos de distintas provincias a efectos del cómputo de escaños. Lo segundo obliga a que en la mayoría de las circunscripciones, que son provincias de escasa población, el reparto de escaños, por proporcional que pretenda ser, no pueda incluir más que a dos o tres partidos, o cuatro como mucho. En Madrid, con 36 diputados, un partido como UPyD obtiene representación, pero en Soria -por poner un caso extremo-, con sólo 2, sólo dos partidos pueden obviamente obtenerla. El problema, por tanto, no es la ley de Hondt, que no es más que un sistema aritmético de reparto proporcional (a mi juicio el más razonable), sino que al ser, en la mayoría de los casos, tan escaso el número de escaños a repartir la proporcionalidad es también muy escasa. En Alava, por ejemplo, se eligen 4 diputados, y han salido: 1 del PP, 1 del PSOE, 1 del PNV y 1 de Amaiur. Ello a pesar de la gran disparidad de votos entre estas formaciones. Pero es que para que uno de estos cuatro partidos hubiera obtenido un segundo escaño tendría que haber doblado en votos a alguno de los otros tres.
El artículo de la Constitución que establece este régimen electoral es el 68, que en sus dos primeros párrafos dice:
1. El Congreso se compone de un mínimo de 300 y de un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, en los términos que establezca la Ley.
2. La circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un Diputado. La Ley distribuirá el número total de Diputados, asignando una representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendo los demás en proporción a la población.
De modo que para cambiar el régimen electoral habría de modificar este artículo de Constitución. Para ello se necesarían tres quintos de los diputados y senadores. En el Congreso, siendo 350 diputados, harían falta 210. Teniendo en cuenta que el PP (186) y el PSOE (110) suman 296, es evidente que el consenso de ambos partidos es condición necesaria y suficiente para abordar dicha reforma.