Hemos visto cómo la sociedad los ha condenado de forma inequívoca, hemos visto cómo el partido de la oposición ha apoyado sin reservas al Ejecutivo y hemos visto cómo no se concedía ni un milímetro a las justificaciones de los anarquistas con ADSL
David Jiménez Torres
Compartir
Tuitear
Enviar
Enviar
rawolf dijo el día 12 de Agosto de 2011 a las 22:05:
Otra explicación:
Intolerancia a la frustración.
El Estado-niñera es la causa principal de esta situación.
Se le vende a la gente que por el solo hecho de nacer la sociedad les debe algo, cuando todos debemos ganarnos todo colaborando en el proceso de división del trabajo basado en la cooperación pacífica y voluntaria, razón fundamental del nivel de riqueza general que disfrutamos y de que, por ejemplo, tengamos unas elevadas probabilidades de sobrevivir a nuestro primer año de vida y de poder dar el coñazo hasta una edad avanzada.
La red de seguridad de este Estado-niñera impide madurar para lidiar con un futuro irreductiblemente incierto. El que la acepta y renuncia a tomar las riendas de su vida queda estancado en un estadio infantil de dependencia.
Todo se paga esquilmando a los productivos y transfiriendo lo recaudado a los menos productivos. El incentivo funciona en el sentido de que cada vez es más rentable ser poco productivo. Cada vez hay menos productivos a los que esquilmar o que acepten el nivel de robo requerido para mantener las crecientes demandas de asistencia.
Cuando el sistema quiebra o no cubre las expectativas de las masas asistidas surge la frustración y con ella la violencia, pues los dependientes carecen de las herramientas para satisfacerlas en el corto plazo que su incontinencia infantil exige.
Otra explicación:
Intolerancia a la frustración.
El Estado-niñera es la causa principal de esta situación.
Se le vende a la gente que por el solo hecho de nacer la sociedad les debe algo, cuando todos debemos ganarnos todo colaborando en el proceso de división del trabajo basado en la cooperación pacífica y voluntaria, razón fundamental del nivel de riqueza general que disfrutamos y de que, por ejemplo, tengamos unas elevadas probabilidades de sobrevivir a nuestro primer año de vida y de poder dar el coñazo hasta una edad avanzada.
La red de seguridad de este Estado-niñera impide madurar para lidiar con un futuro irreductiblemente incierto. El que la acepta y renuncia a tomar las riendas de su vida queda estancado en un estadio infantil de dependencia.
Todo se paga esquilmando a los productivos y transfiriendo lo recaudado a los menos productivos. El incentivo funciona en el sentido de que cada vez es más rentable ser poco productivo. Cada vez hay menos productivos a los que esquilmar o que acepten el nivel de robo requerido para mantener las crecientes demandas de asistencia.
Cuando el sistema quiebra o no cubre las expectativas de las masas asistidas surge la frustración y con ella la violencia, pues los dependientes carecen de las herramientas para satisfacerlas en el corto plazo que su incontinencia infantil exige.