Los traficantes están ganando la batalla debido a que no existen instrumentos jurídicos adecuados para luchar contra las drogas. Una legislación laxa e incluso pro-delictiva está haciendo que prosperen como hongos.
La droga, como veneno que es, tiene que ser prohibida y erradicada. Supone, como ya se ha dicho, una limitación de la libertad del consumidor.
¿No sería más sensato que la Ley permitiera retener a una persona pillada consumiendo hasta que confiese a quién le ha comprado? Y, a continuación, retener al camello hasta que confiese quién es su proveedor. Sin fecha de finalización de la retención, naturalmente. De esta forma, llegaríamos a los grandes narcos. Y limpiaríamos esta sociedad de drogas. Felipe González, como uno de los promotores de la movida nocturna y de la degeneración de la juventud, sólo puede estar de acuerdo con legalizar las drogas.
Y, por supuesto, si se legaliza el consumo y tráfico de drogas habría que acompañar tan liberar medida de leyes que dijesen que el estado no pagará ni un euro a quién sufra daños debidos al consumo de drogas, y despedirá inmediatamente a todo funcionario que baje de rendimiento o tenga bajas debido a que haya usado su libertad para consumir drogas.
Porque si queremos libertad para hacer cosas, también debemos querer asumir las consecuencias de los actos que hacemos.
Estoy a favor de los argumentos de Jose Carlos Rodríguez y de la legalización en ciertas condiciones:
1. Se desmantelan mafias de crimen organizado que se financian gracias al tráfico ilegal. Es más, países enteros, como el terrorista Afganistán.
2. Las drogas pasarían un control estatal de calidad y se venderían en lugares . Desaparecería, por tanto el riesgo de sobredosis (que puede ser por adulteración o por excesiva pureza para lo que un organismo está acostumbrado).
3. Las drogas 'duras' (heroína y cocaína, fundamentalmente) habrían de venderse en sitios habilitados al respecto (farmacias, por ejemplo) y las dosis habrían de estar tasadas.
4. Las drogas pasarían a gravarse con impuestos. Destínense esos impuestos a la educación, a la prevención, a la información y a la desintoxicación.
5. La comisión de delito bajo los efectos de la droga habría de considerarse un agravante penal, nunca un atenuante.
Yo también creo que la guerra está perdida, y que sólo hay esperanza si cambiamos las reglas y planteamos un nuevo terreno de juego en el que 'los malos' no sacan pasta mientras nosotros la gastamos inútilmente (el policía, espionaje... total para nada). He sido maestra en dos centros penitenciarios y no he conocido a ningún narco, sólo a pringaos que pasaban cuatro gramos para sacarse cuatro duros.
Legalización, sí, junto con EDUCACIÓN
"La prohibición... es un foco de criminalidad". Venga, a quitar las prohibiciones y a vivir en la Arcadia feliz, la gloria pura ¡vamos!.
Como es Vd. un pensador liberal D. José Carlos, le pido detalle lo mas ajustadamente posible su pensamiento de como sería el supernegocio de las drogas legalizadas o despenalizadas, quien controla el mercado(?), todo el mundo tendrá derecho a comprar y vender(?), sólo papá Estado(?), etc.etc. Por cierto el INSTITUTO Juan de Mariana nos podría vender drogas por internet?. Egg que...¡Hay que hoderse!
berdonio, compara las drogas con la sociedad burguesa primero, y con nosotros mismos, después. No creo que sean comparables. Las drogas son sustancias concretas, controladas por personas concretas. Y las drogas esclavizan a las personas de una forma real. Lo que lleva a que los que controlan las drogas controlan a los drogadictos de una forma real.
Y yo, como liberal, estoy en contra de la esclavitud.
Habrá quien diga que si una persona acepta libremente ser esclava de otra, hay que aceptar esa decisión. Yo me opongo: creo que hay que prohibir la esclavitud. Todo eso de la defensa de las drogas en nombre de la libertad es pura retórica que sólo sirve para confundir. La realidad es clara: un liberal debe estar en contra de la esclavitud, y de todo lo que suponga esclavitud. Y decir que un liberal no puede prohibir nada es totalmente incorrecto: para defender la libertad hay que prohibir todo lo que suponga un ataque para la libertad, y luchar contra todo y todos lo que intenten quitarnos la libertad. Y entre esos que intentan quitarnos la libertad están los traficantes de drogas, cuya propaganda ha logrado que mucha gente decente se líe y acabe defendiendo algo tan obviamente nocivo como son las drogas.
Sobre los venenos, no entiendo por qué se prohíbe la libre venta del arsénico pero se debería permitir la libre venta de heroína. Cuestión aún más grave en el caso de las armas: las armas sirven para defenderse y para atacar, pero están prohibidas en España, mientras que las drogas, que sólo sirven para atacar (a uno mismo o a otros) quieren permitirse.
Creo que no hay que perderse en la retórica, y hay que empezar a llamar al pan, pan, y al vino, vino. Y las drogas son muy malas, y han hecho y siguen haciendo mucho daño. Así que hay que prohibirlas, y luchar contra su consumo y comercio. Lo contrario es permitir que los enemigos de occidente y de la libertad ataquen a occidente y a la libertad desde dentro.
El debate es imprescindible. La conclusión resulta dudosa. Es seguro que la guerra está perdida. Pero ya no estoy tan seguro de que no merezca la pena lucharla. Y mezclar liberalismo, conservadurismo, "progresismo", o cualquier "ismo" con este asunto me parecen ganas de "joderla", como diría mi abuelo.
Límites para las drogas -y la prostitución y el juego:
Restricción y vigilancia de los horarios en locales de ocio.
Cumplimiento escrupuloso de la vigilancia del ruido: entradas y salidas de locales particularmente, en la calle.
Elevación de la minoría de edad, condicionada a la independencia efectiva.
Incapacitación legal del drogadict
Vigilancia real de las actividades molestas y peligrosas en la calle
Abajo la mafia, pricipalmente la parlamentarizada
Sr. Jlh:
Usted se puede oponer coherentemente a la legalización de las drogas como conservador, pero no como liberal. El argumento de que tales sustancias son una forma de esclavitud es falaz e idéntico al que usaría, por ejemplo, un marxista para condenar a la sociedad burguesa como alienante y opresora: bajo su perversa influencia las personas no pueden ser realmente libres, nos diría. El error viene de confundir la libertad filosófica con la política. La libertad interior reduccionista independiente de cualquier influencia probablemente no exista; ya Hume lo advirtió señalando que tanto si la realidad es determinista como si no, se contradice el libre albedrío. Lo que interesa no son esas profundidades metafísicas, sino la idea operativa, política, de libertad: un individuo es libre si, y sólo si, no está sometido a coacción. Coacción no es lo mismo que influencia. Decir que nuestras hormonas, creencias, adicciones o educación nos esclavizan es sólo una metáfora; simplemente nos condicionan, algo muy diferente. El drogadicto no se ve obligado a hacer algo contra su voluntad, sino que su voluntad es hacer algo de lo que más tarde se arrepiente.
De todas maneras, yo no me opongo a que un sector de la sociedad se considere incapaz de tomar sus propias decisiones y reclame que un poder paternal le gobierne. Que a este tipo de gente se les prohíba las drogas y se les vigile amorosamente. Pero a los adultos que nos dejen en paz.
La cuestión es básica para hacerse una idea cabal de lo que significa libertad. Prohibir las drogas en nombre de la emancipación es más que una falacia brutal, es una aberración. En este embuste se encuentra el germen del totalitarismo más peligroso: aquel que pretende “liberarnos” de nosotros mismos y mantenernos en una perpetua minoría de edad tutelada por falsas objetividades cuando no la arbitrariedad pura y dura.
¿Por qué tomarse un veneno es malo? Si quieres morir es bueno. En este punto conviene leerse a Kant y distinguir imperativos categóricos de hipotéticos. Kant no lo dijo, pero creo que propiamente sólo existe un imperativo moral objetivo: la prohibición de interferir coactivamente en la vida de los demás. Les desafío a que encuentren otro.
Estoy de acuerdo en que no debe haber delito sin víctima.
En que la víctima debe ocupar el primer lugar en cuanto a la atención del Derecho, empezando por el penal.
En que la intervención penal del Estado debe de ser mínima.
En que la "lucha contra las drogas" ha demostrado su ineficiencia.
En que parafraseando a Reagan, sería mejor aplicar políticas de tipo fiscal mejor que penalizar: Si algo se mueve, aplícale un impuesto, si se sigue moviendo, súbelo y si ves que se para, dale una subvención.
¿Cual es el problema?
Que no tengo nada claro que las drogas no tengan víctimas, sino más bien todo lo contrario.
Quizás en vez de ponerles penas de cárcel a los narcos, bastaría con aplicarles la misma medicina y meterles la misma mierda que venden. A voluntad del delincuente, claro.
Total, así conseguiríamos uno de los efectos pretendidos: la mejora de la calidad de las drogas.
El liberalismo, si no quiere ser una utopía, precisa de un Estado fuerte que garantice el orden público, la igualdad ante la Ley y el cumplimiento de las obligaciones y contratos. Es decir, no hay libertad individual sin un Estado que disponga de medios coactivos.
Otra cosa es que existan mecanismos para evitar que los gobernantes puedan hacer uso arbitrario de esos medios.
Se nota que algunos no han tenido a sus seres queridos ESCLAVIZADOS por las drogas. Yo he visto de cerca cómo algo tan simple como el cannabis anula la voluntad de una persona, la sume en la indiferencia y apatía, arruina sus estudios y su vida laboral, destruye su afición deportiva y se convierte en puerta para otras drogas más fuertes. Y he visto que ese ser querido se ha rehabilitado a base de presión familiar y la ayudita de algunas multas por consumir en la vía pública. La droga atenta contra la libertad. Claro que una cosa es la libertad y otra el liberalismo.