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El español, por fin, ilegal

A partir de ahora, el español gozará de menor consideración jurídica en las aulas de Montilla que el urdú o el árabe, idiomas ambos de uso reconocido y amparado por la Generalidad.

atandoca dijo el día 2 de Julio de 2009 a las 09:18:

ANP: De acuerdo en todo pero con matices, me explico. No es tan fácil como que los españoles seamos infantiles, estos rojeras se aprovechan de la buena gente, que les damos la mano y a los que nos cogen el brazo. En Cataluña en su día, eran solo un puñado de locos y a base de dinero público y constancia, han ido imponiendo su locura, a base de silenciar otras voces y repetir hasta la saciedad las mismas tonterías mediante premios a los que les aplauden y sanciones o discriminaciones a los que les critican. A nivel nacional han estado con tiras y aflojas en diferentes versiones en Cataluña, Andalucía y no-país Vasco, tanteando por prueba y error para escoger lo que funciona de cada modelo e imponerlo a nivel nacional en los colegios por decreto ley. Se han convertido en expertos del convencer en todos los ámbitos ya sea mediante miedos (vascongadas), subvenciones (per andaluz), manipulaciones (cataluña), quitar importancia a parte y alabar otras, repetición de hasta que cuela de cosas mientras se silencias otras, solo hay que fijarse en todos los ámbitos de la vida y como dice mi nick atar cabos. Un saludo

ANP dijo el día 1 de Julio de 2009 a las 23:45:

Lo que está pasando en Cataluña es el retrato de la sociedad española en general. Una sociedad amorfa, sin criterio, que se queda con la última tontería que les cuentan. No veo por qué el proceso que han vivido localidades como Cornellá o Santa Coloma iba a ser muy diferente en Murcia o Extremadura si a la Generalitat les dieran licencia para que la TV3 emitiera en esos territorios y les transfirieran las competencias en enseñanza sobre esos territorios. Harían lo mismo que han hecho en Cataluña: hacer desaparecer el castellano de la enseñanza y atontar a la población. Reaccionaría alguna minoría, como ha ocurrido en Cataluña, pero esta minoría se encontraría con que sus denodados esfuerzos por denunciar el despropósito se estrellarían contra la indiferencia de parte de la población y la hostilidad de otra parte, convencida de que eso de que sus hijos por fin puedan hablar catalán es lo más fashion que se pueda tener. Somos una sociedad muy infantil. Cataluña lo demuestra

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