En España tenemos a un inocente condenado a decenas de años en régimen de aislamiento, solo para que haga tapadera de otros.
Se llama Jamal Zougam y lo condenaron por el 11-M.
Todos conocemos a Troy Davis - negro - y conocemos el calvario de su ejecución. Ha comido con nosotros los últimos días entrando en nuestra casa por las pantallas de TV.
Sin embargo no conocemos ni el nombre del miembro del Ku-Klus-Klan - blanco- que también ha sido ejecutado estos días por matar a un ciudadano negro. Este, por facha y blanco, no padeció condena en su ejecución, no había ni la mas mínima duda sobre su culpabilidad, y en cualquier caso, se lo merecía por facha. No conocemos su cara, ni ha comido con nosotros en nuestros hogares a través de la TV. ¡Y decimos que Stalin a muerto, o que el muro de Berlín ha caido!. Y Mañana, mas de lo mismo.
Una rata menos que ya no volverá a matar a nadie más. ¡Qué poco conmueve la sangre de las víctimas y cuánto las lágrimas de los asesinos!
La pena de muerte es barbarie. El aborto es barbarie. La vida humana es sagrada
Al igual que ciccioli yo también apoyo la pena de muerte para crimenes atroces,así como los delitos de terrorismo.Y además hay algo que me inquieta con los países que tienen pena de muerte:Si el país es Estados Unidos es algo repugnante y si es un país arabe o comunista no pasa nada...menuda hipocresía.
Y en cuanto al caso de Davis,sé que ha habido polémica porque podrían haberse dado errores judiciales,en concreto con los testigos que no terminaban de relacionarle pero hay que decir que Los Estados Unidos tienen un sistema jurídico totalmente independiente en el que se examina mucho todos los casos de pena de muerte para evitar que muera un inocente, y más hoy en día con todos los medios que hay.
Más allá de este caso concreto, me opongo a la pena de muerte porque:
- Cuando se toma una decisión irrevocable, se debe hacer siendo consciente de las consecuencias que va a traer consigo.
- NO SABEMOS lo que hay después de la muerte. Podemos creer que hay esto o lo otro, pero no lo podemos saber.
Ergo: Si decido que maten a un tío, no sé muy bien lo que estoy haciendo:
¿le estoy mandando al Infierno a sufrir eternamente torturas inimaginables? Si es así... joer, ¿sobre qué base, con qué derecho, estoy asumiendo esa responsabilidad?
¿Le estoy, simplemente, extinguiendo porque no hay nada después?
¿Le estoy premiando? ¿Le estoy castigando? ¿Es ese premio o castigo -recordemos, irrevocable- justo?
No sé... En caliente se pueden decir muchas cosas, pero analizándolo fríamente creo que la pena de muerte no es de recibo en una sociedad civilizada.
(Por cierto, suelo utilizar un argumento parecido para discutir sobre el aborto desde una perspectiva no religiosa: la mujer que aborta no sabe lo que está haciendo).
El objeto de la pena de muerte puede ser un fin en sí mismo (la venganza) o un medio para conseguir otro fin (disuadir a otros potenciales criminales) pero en ambos casos son mecanismos dudosos en una sociedad civilizada (este debate está en Europa, al menos, desde el siglo XVIII con “De los delitos y las penas” de Beccaria).
Con respecto a su capacidad de disuasión del crimen no hay evidencias de que la aplicación de la pena de muerte sea efectiva. En EE.UU. se siguen produciendo crímenes con y sin pena de muerte y cada ejecución cuesta cientos de miles de dólares (para los Estados que la aplican). Es verdad que 3 de cada 5 estadounidenses es partidario de la pena de muerte pero un mismo porcentaje cree que no tiene un efecto disuasorio en los casos de asesinato y que algún inocente ha sido erroneamente ejecutado. Hace 35 años menos de 20 países eran abolicionistas hoy ya son más de 130. Entre las naciones más industrializadas sólo Japón, Corea del Sur y EE.UU. mantienen la pena de muerte. EE.UU., a pesar sus aciertos en otros ámbitos, se encuentra en el ranking de ejecuciones al lado de países como China, Pakistán, Arabia Saudí o del mismo "eje del mal": Irán, Irak o Corea del Norte lo que seguramente sea una de las causas de la decadencia de su “poder blando”.
Respecto a la venganza, las frases “ojo por ojo y diente por diente” o “quien a hierro mata, a hierro muere” están muy bien para sociedades antiguas, guerreras o primitivas pero hoy en día son oscuras como guía moral (el mismo Israel sólo ha aplicado una vez la pena capital, fue en 1962 contra el nazi Eichmann por crímenes contra la humanidad). Y no es que en el siglo XXI la pena de muerte resulte inmoral o ineficiente sino que, además, es anticristiana. En el Sermón de la Montaña, Jesús dijo: “oísteis que se dijo a los antiguos: no matarás; y quien mate, será acusado en el juicio; pero yo os digo que todo aquel que se irrite con su hermano será acusado en el juicio”; Mateo (5:21-22); el antiguo mandamiento “no matarás” fue también confirmado por Jesús en el episodio del joven rico: éste le pregunta “Maestro, ¿qué obra buen haré para conseguir la vida eterna? Y Jesús le dijo: ¿Por qué me preguntas sobre el bien? Uno es el bien: si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. Y Jesús citó, en primer lugar, el “no matarás” en Marcos (10:17) y Mateo (19:16).
Saludos.
Siempre hay alguna duda sobre la culpabilidad de una persona. La certeza absoluta no existe. Sólo por esa razón debería de prohibirse la pena de muerte en cualquier sitio, más en un país democrático como EEUU.
A este señor se le podría haber conmutado la pena a cadena perpetua sin mayor problema. Si en algún momento se hubiese podido demostrar que era inocente se le hubiese podido poner en libertad. Si no, se hubiese podrido en la cárcel por el horrible crimen cometido. Ahora ya no tiene vuelta atrás.
Como de costumbre la mayoría se olvida del 5º mandamiento cuando los que matan son los nuestros, los justos, los buenos. Así está el mundo.
No solo hay que proteger a la sociedad de los criminales ya detenidos, hay que protegerla de los que aun no han cometido un crimen. Que vean que se juegan la vida si matan y despues hablaremos.
Dejen de hablar de racismo, ya que ayer en el estado de Texas se a ejecutado a L. Russell Brewer por matar a un ciudadano negro y L Russell era blanco.