Zapatero esquivó con su ausencia el mensaje unánime de las víctimas expresado en el III Congreso Internacional: negociar con ETA no es la paz. Las condenas deben cumplirse.
Mikel Buesa puso el dedo en la llaga: El perdón "no es posible bajo ninguna circunstancia por intenso que sea el deseo de un gobierno o, incluso, de una sociedad para concederlo". El Congreso fue inaugurado por el
Príncipe Felipe, que pidió ser "firmes" ante el "enemigo común".
Acebes resaltó que Zapatero ha sido el primer presidente que "ha tenido que decir que también está contra el terrorismo". Desde el PSOE,
José Blanco quiso desviar la atención repartiendo un dossier con las ayudas económicas del Gobierno a las víctimas.