Alan Greenspan y sus acólitos apostaron de forma unánime por una subida en los tipos de interés en
25 puntos básicos. La medida deja varias opciones abiertas, y confirma, por un lado, la recuperación de la economía estadounidense; y por el otro, el acercamiento a lo que la
Fed llama una tasa de interés "neutral" que ni acelere ni ralentice la economía.