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El proyecto se inspira y es completamente fiel a lo que fue el espíritu de la Transición. El problema, explican, no es que la Constitución se haya quedado obsoleta por los cambios sociales. Quienes se han apartado de los principios esenciales que vertebran la Carta Magna han sido, en mayor o menor medida, los partidos políticos. Son los efectos de la presión nacionalista y su sobrerrepresentación –que tras las últimas reformas estatutarias han terminado por descuartizar la soberanía nacional– los que se quieren neutralizar con esta propuesta. Estamos, sostienen desde la plataforma "Por la concordia nacional y la reforma constitucional", ante una realidad jurídica, institucional y política incompatible con los principios constituciones. De ahí la importancia que adquiere en el texto presentado la consolidación definitiva y estable del sistema autonómico. Para ello, se plantea desde el Preámbulo se vuelva a definir la unidad indisoluble de la nación española. Propone la reforma que se incluya una referencia al proceso de formación de la unidad nacional española: La unión de las antiguas Coronas de Castilla y León y Aragón y las sucesivas incorporaciones de los territorios históricos vascos y del Reino de Navarra. No podía faltar una referencia a las Cortes de Cádiz que en 1812 aprueban la Constitución que proclama por primera vez la soberanía de la nación española. También propugna, por necesario, eliminar la distinción entre nacionalidades y regiones. Además, se delimitarán inequívocamente las competencias del Estado y de las Comunidades Autónomas. A grandes rasgos, los puntos más importantes de la reforma serían los siguientes.
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