Si un atentado camina como un pato, grazna como un pato,come como un pato y beneficia a aquellos que no quiere que se investigue...igual es un atentado dirigido a dar el cambiazo político...
troll habitual,
¿ha confesado Trashorras proporcionar goma2-eco, que NO fue el explosivo empleado el 11-M? ¿a unas personas cuya relación con el 11-M no se ha establecido? Y por otro lado, en tu opinión lo que Trashorras dice tratando de reducir su condena es cierto mientras que Carmen Baladía comete perjurio al afirmar ante Coro Cillán que no había metralla terrorista en los muertos del 11-M.
¿Qué es lo que os interesa a los encubridores de la verdad?
Más del 74% queremos saber la verdad y que caiga quien caiga. Porque así seremos más libres. La peor noticia sería que después de investigar todo lo que encontremos al final sea el video porno de pedrojota porque sí que sería una gran noticia.
Que se complete el titular de la noticia: El 26% vota PSOE y tiene miedo de que se sepa la verdad"
En mi casa,todos.
Mañana cuando amanezca…
Sí es que amanece mañana,
cuando abra la ventana
recordare con pesar
que ocho años se han ido
sin conocer la verdad.
Lo que quiere decir que un 26% quieren seguir encubriendo al gobierno anterior.
Preocupante...
¿Sólo el 74%?
Yo creo que somos más. A mí no me preguntaron nunca, y llevo ocho años pidiéndolo. y seguiré haciéndolo los que sean menester hasta saber toda la verdad, por cruel que sea.
por el, por todos, 11-M: ocho años después, seguimos queriendo saber la verdad.
Una sonrisa y un flechazo
Miguel Ángel, de 34 años y supervisor en una oficina de alquiler de coches en Chamartín, tenía una sonrisa que deslumbraba. La primera vez que Mari Carmen, su esposa, le vio hace 12 años, cuando ambos coincidieron en la misma oficina en Barajas, se fijó en eso: en su simpatía natural, en lo atento y caballeroso que era. "Lo nuestro fue amor a primera vista", recuerda Mari Carmen.
Después de un noviazgo en el que salían por las discotecas de Madrid, empezaron a pasar los fines de semana en la comodidad de un piso en Vallecas que habían comprado hace cuatro años. "Él me terminó domesticando a mí", dice Mari Carmen. Se casaron hace dos años y, entre sus proyectos, primaban tener hijos y terminar de convertir su piso en un hogar. Los sábados y domingos, Miguel Ángel pasaba dos o tres horas leyendo el periódico. "Le encantaba estar informado", dice su esposa.
Las vacaciones eran siempre en lugares distintos. Al principio, siempre la playa y los lugares cercanos a Madrid. Luego, cuando el dinero y el tiempo lo permitían, destinos más lejanos como Noruega o Egipto, donde ambos montaron en camello.
En el trabajo le iba bien. Su don de gentes le servía para estar de cara al público. Le habían ascendido al puesto de supervisor hace dos años. Y con sus compañeros de trabajo siempre compartía sonrisas y mantenía una relación de amistad.
En el último año de su vida, una de las principales preocupaciones de Miguel Ángel era su madre, Encarnación. Había enviudado hace año y medio y él se dedicó a cuidarla, junto con su hermano. "Pasaba tres o cuatro horas hablando con ella por teléfono, siempre estaba muy atento para saber cómo estaba".
En cuanto al explosivo empleado, tal vez la opinión del personal sería distinta si El Mundo y otros medios se hubieran hecho eco con grandes titulares y sesudos editoriales de la confesión del minero Emilio Suárez Trashorras ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Trashorras confesó el año pasado haber sido él, como dice la sentencia de la Audiencia Nacional, quien suministró el explosivo a la célula de El Chino. Pero, claro, estas noticias son malas para el negocio y no interesan a los buscadores de la verdad.