Vicky
Cuando veía sufrir al Santo Padre, sufría yo también, pero en el momento en que anunciaron su muerte, me quedé tranquila, muy tranquila porque sabía que ya estaba disfrutando de Dios plenamente, había realizado su último y más importante viaje, y aunque al saberlo lloré, mi hija de cuatro años me consoló y me dijo "tranquila mamá, no llores más, que ya está con Dios". Estoy triste porque hemos perdido una gran persona, pero me alegro por él porque sé, estoy segura y no puede ser de otra manera, que está en un lugar mejor. Gracias Dios mío por habernos enviado un ser tan excepcional.
José María Solano
Gracias a Dios Nuestro Señor, por el inmenso regalo que ha dado a la humanidad durante estos cortos 26 años. El Santo Padre por su humanidad, valentía, dignidad, espiritualidad y coraje hasta su muerte, es un ejemplo irrepetible, Santidad JUAN PABLO II (El Grande) Ruega por nosotros y ayúdanos.
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