Buenas noches:La verdad tiene fuerza por sí misma, la verdad no es absoluta, pero cuando sale de un concepto y una convicción íntima de integridad intelectual se nota y se impone, la verdad de llamar a las cosas por su nombre, aún sin conseguirlo -porque nos está vedada la verdad absoluta pero sí la integridad intelectual y moral del que la busca con sinceridad- tiene mucha fuerza, demasiada fuerza se diría, quizás sea de las cosas que en esta vida tienen más fuerza. La verdad de uno mismo expresada en la fuerza de las palabras y con ellas hilvanadas en un pensamiento lúcido y sincero, que nace del sosiego y del poso intelectual más íntimo. ¿Qué otra cosa si no es la literatura, la poesía y hasta el ensayo sino eso, intentar llamar a las cosas por su nombre?. La verdad buscada, sin complejos, tiene tanta fuerza que inmediatamente el mediocre se siente amenazado, intimidado, le atenaza la envidia, porque el mediocre está más vacío que un huevo huero y la luz le asusta, no tiene fuerza interior y el discurso que avizora en su pensamiento - se nota inmediatamente - es impostado, tanto que tiene que recurrir a los esquemas para explicar la cosa más fútil. Donde no hay ingenio ni lucidez se recurre al esquema, al artefacto intelectual adosado a la realidad, y le exige a la realidad que se amolde al artefacto, válgame Dios.
Federico, de acuerdo en muchas cosas, en desacuerdo en unas pocas, mi más sincero apoyo frente a los mediocres, o sea, frente a los que odian la libertad, lo único terrible es que tienen "mu mala leche" como se dice por aquí.
Un abrazo.