En febrero de 1981, el general de división Luis Torres Rojas
ocupaba el cargo de Gobernador Militar en La Coruña, tras ser retirado del mando
de la División Acorazada Brunete número 1 de Madrid. Antes del golpe de Estado
había mantenido reuniones con distintos mandos de dicha unidad militar, y el 23
de febrero se encontraba en ella. Tres días después fue arrestado y, posteriormente,
fue procesado bajo acusación de rebelión militar.
Torres Rojas fue condenado a 12 años de cárcel por el delito de adhesión a la
rebelión militar, con la pena accesoria de separación de servicio y supresión
de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de sufragio activo y pasivo
durante el tiempo de duración de la condena.
En junio de 1988 el abogado del ex general Torres Rojas, Gerardo Quintana, solicitó
la libertad condicional por razón de edad y enfermedad. Finalmente, el 24 de noviembre
de ese año fue puesto en libertad condicional por motivos de salud, acatar la
Constitución y, especialmente, haber cumplido la mitad de la pena a la que fue
condenado.