(Libertad
Digital) Una vez más, José Luis Rodríguez Zapatero
ha conseguido que la celebración de la Fiesta Nacional quede imborrable
en la memoria de los españoles. Cuando estaba en la oposición,
el líder socialista se negó a levantarse al paso de la bandera
de EEUU como gesto de reprobación al Gobierno de George Bush. El
12 de octubre de 2005, ya como jefe del Ejecutivo, Zapatero se ha convertido
en
el primer presidente del Gobierno que ha sido pitado y abucheado al
comienzo y final del desfile de las Fuerzas Armadas.
Varias son las anécdotas que adornaron la Fiesta Nacional. Muy comentadas
han sido las extensas conversaciones entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez
Rubalcaba y entre Esperanza Aguirre y Pasqual Maragall. Ambas parejas comenzaron
debatiendo sobre el tiempo amenazaba lluvia y hay quien dice
que terminaron discutiendo sobre el Estatuto.
También sorprendió a los presentes la animada charla que mantuvieron
el rey Juan Carlos, Zapatero y el ministro de Defensa, José Bono.
No sabemos qué comentaban pero las carcajadas del Monarca, del presidente
del Gobierno y el titular de Defensa se escucharon casi tanto como los abucheos
al Ejecutivo socialista. Y eso pese a la subida de las marchas militares
que sonaban a todo trapo por la megafonía, gracias a la habilidad
de los organizadores. Sobre la pitada, reacciones de todo tipo. A Zapatero
no le "preocupan", Ernest
Benach dice que son un "mal augurio" y Bono las achaca al
"facherío
de siempre". Por cierto, que quienes no pudieron expresar su opinión
fueron los disidentes cubanos en el exilio a los que se les fue vetado el
acceso a las tribunas de espectadores. La nota más vibrante la pusieron
como siempre los legionarios al grito de "Ceuta
y Melilla, territorio nacional".
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