Ni el perro que la inspeccionó ni los agentes de la comisaría
de Alcalá hallaron explosivos. Se tardaron seis horas en revisar
la furgoneta con la excusa de que la policía no tenía TEDAX. Pero
se rechazaron, de forma inexplicable, los servicios de desactivación
de explosivos de la Guardia Civil, GEDEX. Eran las horas en que
Interior insistía en la pista etarra. Todo cambia, claro está
cuando Ángel Acebes comparece ante los españoles a las ocho y
veinte de la tarde, para dar la noticia del hallazgo. La cinta
con versículos del Corán abre la vía islámica de investigación.
Pero bien podría ser otra pista falsa, puesta allí para llamar
la atención sobre los islamistas, porque ¿Qué función puede tener
una cinta de inicio en los fundamentos del Islam para unos terroristas
que están perfectamente formados en la doctrina?
A las nueve de la noche, en el programa de Carlos Llamas, comienzan
a desvanecerse las llamadas a la unidad, a mantener el voto del
10 de marzo. Con pista islámica, (la cinta del Corán, una nota
de Reuters que acaba de salir apuntando a Al-Qaeda), cambia el
discurso de la Cadena SER hacia la desconfianza. De las llamadas
a no utilizar el terrorismo como arma política, a hacer interpretaciones
políticas de las motivaciones de los atentados, y de ahí a la
responsabilidad del Gobierno por su participación en la Guerra
de Irak. Esos elementos, más las acusaciones al Ejecutivo de haber
mentido a los españoles, por estrategia electoral, insistiendo
en la falsa pista de ETA, son los que marcarían la estrategia
político mediática del Partido Socialista y del entonces único
medio audiovisual de alcance nacional del Grupo Prisa, el único
que podía hacer un seguimiento al minuto de los acontecimientos,
la Cadena SER.
Un medio de comunicación que tendría una actuación estelar
ese once de marzo, a las diez de la noche. Ana Terradillos dice
por las ondas que "tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista
han confirmado a la cadena SER que en el primer vagón del tren
que explotaba antes de llegar a Atocha iba un terrorista suicida.
Interior no lo confirma". La información era falsa. Pero sirvió
para que los españoles que pudieron conciliar el sueño se llevaran
esa impresión. Ha tenido que ser un medio crítico el que informe
a los españoles de un dato esencial, que el Gobierno oculta, quizás
porque sabe que la pista islámica significa que, al menos en parte,
es culpable.
A la una y media el Instituto Analógico Forense informa de
que no se han hallado restos de un suicida. La información era
falsa. Hoy por hoy, el matinal de la SER, dice el 12 de marzo:
"Fuentes de la lucha antiterrorista han apuntado a la cadena SER
la posibilidad de que un terrorista se haya inmolado [sic] en
uno de los trenes. Sin embargo, tanto el Ministerio del Interior
como el portavoz del Gobierno niegan esta información, al menos
por el momento". Pero el Gobierno no lo negaba, como si no quisiera
reconocerlo. Lo había desmentido. La SER no estaba ya cometiendo
un error. Mentía.
En torno a la una, salta a los medios otra de las pistas falsas
de aquellos días: la mochila de Vallecas, única que no explotó.
El resto, o causaron la masacre, o fueron hechas estallar por
los artificieros (destruyendo con ellas pistas que hubieran podido
llevar a los autores materiales). La mochila contiene un teléfono
movil que lleva a las primeras detenciones, el día de la jornada
de reflexión: cinco personas, dos de origen marroquí y dos indios.
Los dos primeros fueron Jamal Zougam y hermanastro Mohamed
Chaoui. Como el Titadine, como la furgoneta de Alcalá de Henares,
como los terroristas suicidas, como la mochila (enseguida lo veremos),
estos detenidos marcaron el guión de los cuatro días de marzo.
La mochila y el teléfono. La mochila, que se dijo era una
de las puestas por los terroristas para que se sumara a las demás
en crear el desastre, contenía una metralla distinta a todas y
cada una de las demás. Era, por tanto, diferente. Luis del Pino
considera
que "la mochila de Vallecas no estuvo nunca en los trenes",
porque de haber sido así, "no habría podido escapar a las inspecciones
de los Tedax, que revisaron dos veces todos los bultos encontrados
en las estaciones. Por tanto, esa mochila fue depositada con posterioridad
a que los Tedax abandonaran la estación de El Pozo".
Seguimos en la tarde del 12. Todavía no se puede descartar
la hipótesis etarra, y mucho menos la colaboración entre batasunos
e islamistas. La SER perfila su argumento: "ya sabemos que políticamente
no da igual quién sea el asesino". Recordemos que el PSOE conocía,
según El Mundo, contenidos de la investigación antes que el propio
Gobierno, y que nada impide pensar que la Cadena SER estuviese
en todo momento informada.
Media España sale a la calle indignada en una manifestación
contra
el terrorismo y en defensa de nuestra democracia. La cadena
de Polanco transforma la masiva concentración popular en algo
distinto: dicen que "el eslogan más coreado" por los españoles
no se dirigía a los terroristas, sino al Gobierno, que pasa a
ser protagonista de los atentados: "¿quién ha sido?". Emiten los
cortes de Tarek Aziz y de Ben Laden amenazando a España y a los
países de la Alianza. Entre conexiones a distintas manifestaciones
en las ciudades españolas, Carlos Carnicero acusa al Gobierno
de mentir y Félix Bayón da pistas: "Hay una bolsa bastante importante
de indecisos y, evidentemente, la identificación del atentado
con Al Qaeda puede hacer reflexionar a la gente".
El sábado, el día de reflexión anterior a las votaciones, sería
decisivo. Nadie se acuerda de las llamadas a la unidad y a mantener
el voto de las primeras horas de la SER. Ahora, donde hay que
estar es en la tesis con que empieza el informativo de medio día:
"Sábado de trágica reflexión, y con dos preguntas sin respuesta;
la primera: ¿por qué?; la segunda: ¿quién ha sido el autor o autores
de la mayor tragedia desde la Guerra Civil?". En Carrusel Deportivo,
Paco González llama a "votar a quienes no mienten".
Las
primeras
detenciones se producen el día de la jornada de reflexión,
el 13 de marzo: tres marroquíes, uno de los cuales es Jamal Zohugam,
considerado por la policía como presunto autor material de los
hechos. Estos primeros detenidos pertenecen a lo que Luis del
Pino, en su
primera
entrega de los enigmas del 11-M, llama "los pelanas de Lavapiés".
Una misteriosa mochila que no estalló y que probablemente fue
colocada más tarde llevó a esta trama. Ninguno de los entonces
detenidos permanece en la cárcel a excepción de Jamal Zohugam.
Una mochila falsa lleva a unas detenciones de islamistas que no
son autores materiales de los hechos en plena jornada de reflexión.
¿Es todo parte de un plan para aumentar los efectos políticos
sobre el partido en el Gobierno? No es exagerado plantearselo.
Es evidente, en cualquier caso, que quien concibió los atentados
pensó en condicionar el voto de los españoles.
Es el 13, el día de reflexión, el día en que se detiene a Zougham
y Chaoui, cuando Al Qaeda revindica los atentados. Ese 13 de marzo,
se convoca a miles de personas en varias manifestaciones ilegales
ante las sedes del Partido Popular, con gritos como "Aznar asesino".
Cultura contra la guerra, una organización pantalla de personajes
cercanos al PSOE, convoca a una manifestación ante la sede central
del Partido Popular en Génova, desde su página web. Desde ella
invita a seguir lo ocurrido a través de CNN Plus y la Cadena SER.
Se oyen gritos como "las bombas de Irak estallan en Madrid", "Aznar,
culpable, es el responsable", "vosotros, fascistas, sois los terroristas"
o "Al-Qaeda mata, Urdaci los remata". Se convocaba a la gente
repitiendo el mismo mensaje: "Hoy a las 6 en el PP Génova sin
consignas políticas exigiendo información veraz pásalo". Rajoy
exige que cesen las
concentraciones
antidemocráticas frente a las
sedes
del PP, con violentos ataques físicos en alguna de ellas,
sin éxito.
Y el golpe final: Alfredo Pérez Rubalcaba comparece a las nueve
y media de la noche: "lamentamos que el comportamiento ejemplar
de los ciudadanos no se haya visto acompañado de un comportamiento
semejante por parte del Gobierno. Los ciudadanos españoles se
merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la
verdad. El PSOE conocía las líneas de trabajo de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad; a pesar de ello, por sentido del Estado,
por respeto a la memoria de las víctimas, hemos estado callados".
Las manifestaciones son espontáneas, se repite una y otra vez,
convocadas con mensajes SMS. Una espontaneidad que no les impide
compartir los mismos carteles rojos y negros con la palabra Paz
impresa en ellos. Y con los mismos eslóganes. La noche acaba con
el Gobierno como responsable de los atentados de hace casi tres
días. Los televidentes de Localia pueden ver un reportaje sobre
la Guerra Civil española.
El domingo los españoles acudían en masa a votar. El Partido
Socialista, que había denunciado al Gobierno de mentir, de llevar
a los españoles al 11 de marzo por su participación en la guerra
de Irak, que había prometido sacar a España de Irak (expiando
así, se pensaba, el riesgo de nuevos ataques),
ganó
las elecciones. José Luis Rodríguez Zapatero ha sumado 10.853.024
votos y desbanca a Aznar como presidente más votado de la historia.
El PSOE ganaba escaños en todas las circunscripciones excepto
en cuatro, en que se mantiene. Obtendría 164 escaños, por 148
del Partido Popular.
Jamás se había enfrentado una democracia occidental a un intento
tan violento de condicionar el voto en unas elecciones. Los medios
extranjeros no acababan de entender que un ataque exterior pudiera
debilitar, y no reforzar al Gobierno, porque las claves que llevaron
a la movilización y el cambio de voto son principalmente internas.
El miedo a la repetición del "efecto Madrid" cundió en todo el
mundo. En Estados Unidos, pese a que eran muy conscientes de que
la reacción del pueblo americano nunca sería la del español, se
temía que los terroristas islámicos, animados por su éxito al
"derrocar" al Gobierno de José María Aznar, intentaran repetir
la hazaña en noviembre.