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Zapatero no cree que la presión del tripartito catalán al Gobierno acabe en los tribunales

Josep Bargalló ha secundado este viernes la polémica generada por Pasqual Maragall tras la presentación por parte del Gobierno de las traducciones al valenciano y al catalán de la Constitución europea. El consejero jefe de la Generalidad ha calificado de "cobarde" esta decisión. Desde Bruselas, Rodríguez Zapatero se ha mostrado convencido de que Maragall "reflexionará" sobre su anuncio de llevar a los tribunales la traducción. Desde ERC, la presión llega ya en tono amenazante.

L D (EFE) Esta declaración se produce después de que el gobierno catalán ya protestara al haber presentado Rodríguez Zapatero por separado ante la Unión Europea dos textos idénticos de la Constitución europea, en valenciano y catalán, junto a los textos en gallego y euskera. "Prefirió la cobardía de no enfrentarse con los que le presionan a la valentía de dar vía libre a la razón", ha manifestado Bargalló, que opina que "ayer (por este jueves) se hizo el ridículo más glorioso que las Armadas españolas hayan podido hacer en toda la Historia".
 
Rodríguez Zapatero subrayó en la conferencia de prensa que ofreció en Bruselas al término del Consejo Europeo que "las lenguas han de servir para entenderse y no para fomentar ningún tipo de enfrentamiento". El jefe del Ejecutivo dijo que este jueves fue un buen día para los españoles y, en particular, para los catalanes y para el resto de ciudadanos con una lengua cooficial, y justificó la presentación de los cuatro textos con tres traducciones remitiéndose a lo fijado en la Constitución española y en los Estatutos de autonomía.
 
Según Bargalló, la decisión del Ejecutivo de entregar a las instancias europeas dos documentos exactamente iguales pero con dos nombres diferentes responde a una "falta de aplicación del nuevo talante que había prometido" el Gobierno español y demuestra que "en Madrid, las presiones son más importantes que ir con la cara descubierta". Acusó al "Gobierno del PP de la Generalitat valenciana" de presionar al Ejecutivo para conseguir que se presente una versión de la Constitución en valenciano. Estas presiones quedan constatadas, según Bargalló, por el hecho de que incluso una comisaria del gobierno de Francisco Camps acompañó a la delegación española "para comprobar que se hacía lo que les habían dicho a ellos que harían, y que es lo contrario de lo que nos habían dicho a nosotros".
 
Para el consejero jefe, este "grave" episodio es una "demostración de que la cobardía política está más al orden del día que la valentía y la razón", y representa la pérdida de una oportunidad importante para el reconocimiento del catalán en Europa. "Ayer alguien perdió una oportunidad y en política puedes hacerlo mejor o peor, pero las oportunidades no se pueden perder", ha señalado Bargalló, quien ha criticado que Zapatero "prefirió ir al lado de lo que no es lógico por presiones de quienes no aceptan la razón". Consideró que "existía la opción de cerrar de manera civilizada un episodio antiguo y dejar en manos de Europa un camino libre para el reconocimiento de nuestro idioma", aunque la actitud del Gobierno sólo ha servido para evidenciar que "no nos ponemos de acuerdo, para hacer de esto un problema y para traspasar este problema a la UE".
 
Respuesta desde Valencia
 
Mientras tanto, el presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, calificó de "injerencia" la decisión de su homólogo catalán, Pasqual Maragall, de recurrir la presentación de las dos traducciones. Camps agradeció que el Gobierno español haya hecho "un cumplimiento exhaustivo de la Constitución y del Estatuto de Autonomía" y añadió que la Ley es "clara y taxativa: en la Comunidad Valenciana se habla castellano y valenciano, y sobre el valenciano las leyes dicen que la Generalitat Valenciana y las instituciones correspondientes son las únicas y exclusivas competentes".
 
Frente a la actitud de Maragall, favorable a que se entregase una única versión en apoyo de la unidad de la lengua catalana, Camps advirtió de que el valenciano no es una "competencia compartida" y afirmó que defenderá "con fuerza donde haga falta todo lo que signifique un ataque a nuestra lengua y a nuestras competencias". 

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