L D (EFE) La falla de 24 metros de altura situada en la plaza del Ayuntamiento, en la que Alejandro Santaeulalia y Agustín Villanueva rendían homenaje a las bandas de música valencianas con una enorme tuba, entre timbales, flautas, trompetas, trombones y saxofones, ardió pasada la una de la madrugada ante la mirada de decenas de miles de personas que abarrotaban la zona y de autoridades locales y de los diferentes estamentos del Estado.
Fue la Fallera Mayor, Vanesa Lerma, quien ordenó el comienzo del castillo pirotécnico y posterior quema del monumento municipal que pone fin a su reinado tras meses de constantes actos sociales y diecinueve días de marzo en los que el estruendo de las "mascletaes", el olor a pólvora y buñuelos, la vistosidad de los pasacalles falleros, la feria taurina y la constante llegada de turistas nacionales y extranjeros han marcado la vida de la capital.
Junto a ella se encontraban, en el balcón del Ayuntamiento, la alcaldesa, Rita Barberá, el presidente del Senado, Juan José Lucas, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, el torero Curro Romero y representantes de la política, el deporte, la sociedad y la cultura valencianas. Anteriormente, los catafalcos de cartón-piedra de las fallas infantiles, primero, y las grandes, después, fueron cayendo calcinados bajo el fuego y la mirada lacrimal de las falleras mayores de cada una de las casi cuatrocientas comisiones existentes en Valencia y su área de influencia, en las que participan en total más de 100.000 personas.
Los dos "ninots" que este año se han salvado de la quema han sido el grupo "Per l´horta", realizado por los artistas José Latorre y Gabriel Sanz para la comisión de Na Jordana, y en el apartado infantil, el que lleva por lema "Familia de clowns", de Juan Carlos Molés para la falla Sueca-Literato Azorín. Por su parte, los primeros premios de la Sección Especial, que este año recayeron en las fallas Na Jordana, la grande, y Sueca-Literato Azorín, la infantil, sucumbieron al fuego purificador y tanto "Natura Mare", de José Latorre y Gabriel Sanz, como "Visita a la Ruzafa fallera", diseñada por Juan Carlos Molés, han despedido el invierno y dado la bienvenida a la primavera bajo un cielo despejado, una Luna llena y un poco más de frío del habitual.
Este año, las fallas han sido escasamente reivindicativas con la actualidad puntual de las últimas cuatro estaciones, aunque se han dejado ver el rastro del chapapote del "Prestige", los temores a un conflicto internacional por la crisis iraquí y los efectos de la globalización sobre la pobreza de los países más desfavorecidos, junto a otros temas como el caos circulatorio, las agresiones al medio ambiente, el ansia de poder y las tradiciones valencianas.
Además, internet ha conseguido meterse tanto en las Fallas que a las ya veteranas retransmisiones en tiempo real de "mascletaes", castillos pirotécnicos y "cremá", este año figura la novedad de haber podido ver cómo se quema una falla desde su interior, a través de una "webcam" instalada dentro de uno de los "ninots" de la comisión de La Merced. Las fiestas se despiden después de que las comisiones se hayan gastado más de seis millones de euros en construir sus fallas, y de que San José haya visto clasificarse al Valencia tras vencer al Arsenal sin que se produjeran incidentes destacados por la presencia de cientos de hinchas ingleses. A partir de ahora, más de trescientos operarios municipales comenzarán a recoger las toneladas de escombros dejadas por la sátira fallera, en cuyas piras primaverales se ha plasmado este año el deseo de lograr, de una manera o de otra, un mundo mejor.
Fue la Fallera Mayor, Vanesa Lerma, quien ordenó el comienzo del castillo pirotécnico y posterior quema del monumento municipal que pone fin a su reinado tras meses de constantes actos sociales y diecinueve días de marzo en los que el estruendo de las "mascletaes", el olor a pólvora y buñuelos, la vistosidad de los pasacalles falleros, la feria taurina y la constante llegada de turistas nacionales y extranjeros han marcado la vida de la capital.
Junto a ella se encontraban, en el balcón del Ayuntamiento, la alcaldesa, Rita Barberá, el presidente del Senado, Juan José Lucas, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, el torero Curro Romero y representantes de la política, el deporte, la sociedad y la cultura valencianas. Anteriormente, los catafalcos de cartón-piedra de las fallas infantiles, primero, y las grandes, después, fueron cayendo calcinados bajo el fuego y la mirada lacrimal de las falleras mayores de cada una de las casi cuatrocientas comisiones existentes en Valencia y su área de influencia, en las que participan en total más de 100.000 personas.
Los dos "ninots" que este año se han salvado de la quema han sido el grupo "Per l´horta", realizado por los artistas José Latorre y Gabriel Sanz para la comisión de Na Jordana, y en el apartado infantil, el que lleva por lema "Familia de clowns", de Juan Carlos Molés para la falla Sueca-Literato Azorín. Por su parte, los primeros premios de la Sección Especial, que este año recayeron en las fallas Na Jordana, la grande, y Sueca-Literato Azorín, la infantil, sucumbieron al fuego purificador y tanto "Natura Mare", de José Latorre y Gabriel Sanz, como "Visita a la Ruzafa fallera", diseñada por Juan Carlos Molés, han despedido el invierno y dado la bienvenida a la primavera bajo un cielo despejado, una Luna llena y un poco más de frío del habitual.
Este año, las fallas han sido escasamente reivindicativas con la actualidad puntual de las últimas cuatro estaciones, aunque se han dejado ver el rastro del chapapote del "Prestige", los temores a un conflicto internacional por la crisis iraquí y los efectos de la globalización sobre la pobreza de los países más desfavorecidos, junto a otros temas como el caos circulatorio, las agresiones al medio ambiente, el ansia de poder y las tradiciones valencianas.
Además, internet ha conseguido meterse tanto en las Fallas que a las ya veteranas retransmisiones en tiempo real de "mascletaes", castillos pirotécnicos y "cremá", este año figura la novedad de haber podido ver cómo se quema una falla desde su interior, a través de una "webcam" instalada dentro de uno de los "ninots" de la comisión de La Merced. Las fiestas se despiden después de que las comisiones se hayan gastado más de seis millones de euros en construir sus fallas, y de que San José haya visto clasificarse al Valencia tras vencer al Arsenal sin que se produjeran incidentes destacados por la presencia de cientos de hinchas ingleses. A partir de ahora, más de trescientos operarios municipales comenzarán a recoger las toneladas de escombros dejadas por la sátira fallera, en cuyas piras primaverales se ha plasmado este año el deseo de lograr, de una manera o de otra, un mundo mejor.