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Uno de los vuelos de repatriación parte a Senegal mientras la Guardia Civil intercepta un barco con 200 asiáticos en la costa de Tenerife

Mientras el Gobierno español intenta que Senegal cumpla sus compromisos y admita las repatriaciones a Zapatero se le ha abierto un nuevo frente. A última hora de este jueves, un barco de unos 30 ó 40 metros de eslora y 200 inmigrantes asiáticos fue interceptado por la Guardia Civil a cuatro millas de Tenerife. Caldera estuvo este jueves en esta isla para reunirse con el presidente Adán Martín. Este jueves por la tarde, partió hacia Senegal uno de los vuelos de repatriación rechazados el miércoles con 60 subsaharianos y 60 policías. Rajoy calificó de "tomadura de pelo" al Gobierno el rechazo de las autoridades senegalesas.

Mientras el Gobierno español intenta que Senegal cumpla sus compromisos y admita las repatriaciones a Zapatero se le ha abierto un nuevo frente. A última hora de este jueves, un barco de unos 30 ó 40 metros de eslora y 200 inmigrantes asiáticos fue interceptado por la Guardia Civil a cuatro millas de Tenerife. Caldera estuvo este jueves en esta isla para reunirse con el presidente Adán Martín. Este jueves por la tarde, partió hacia Senegal uno de los vuelos de repatriación rechazados el miércoles con 60 subsaharianos y 60 policías. Rajoy calificó de "tomadura de pelo" al Gobierno el rechazo de las autoridades senegalesas.
L D (Agencias) Los miembros de la patrullera "Río Gallo" de la Guardia Civil inspeccionan el barco que con unos 200 inmigrantes de origen paquistaní y asiático está a unas cuatro millas del sureste de Tenerife, informaron a Efe fuentes de la Delegación del Gobierno y del instituto armado. El barco estaba a unas cuatro millas de la zona de Las Galletas y fue avistado por los miembros de la "Río Gallo", que se acercaron a la nave y preguntaron por el capitán, a lo que nadie respondió, señalaron las fuentes.

Se trata de una embarcación sin bandera que en el casco tiene el nombre de "Al-mari" y que aparenta estar en buenas condiciones para la navegación. Miembros de la patrullera de la Guardia Civil inspeccionan la nave y, según fuentes de la Delegación del Gobierno en Canarias, si el barco puede navegar se intentará que prosiga su camino y no desembarque a sus ocupantes en las costas de Tenerife.
 
Precisamente, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se reunió este jueves con el presidente del gobierno canario, Adán Martín y anunció que 500 menores extranjeros no acompañados, de los 796 que se encuentran en Canarias, serán trasladados a la península.
 
Parte el primer vuelo hacia Senegal
 
Mientras, el primero de los vuelos de repatriación que tenía prevista su salida este jueves desde la isla canaria de Fuerteventura despegó hacia las ocho de la tarde portando a bordo a 60 inmigrantes de origen senegales y 60 policías, informaron a Europa Press fuentes policiales. La salida del vuelo, cuyo destino es la capital senegalesa, Dakar, quedó aplazada ayer después de que el país africano denegara la autorización para aterrizar por 'problemas técnicos'.
 
El contingente de policías partió desde el aeropuerto de Madrid-Barajas con destino Fuerteventura con objeto de participar en el dispositivo. La mayor parte del contingente policial está compuesto por miembros de las Unidad de Intervención Policial (UIP) procedentes de Valencia y Sevilla, a los que acompañan agentes de la Comisaría General de Extranjería, precisaron las fuentes consultadas.
 
Según informa este jueves La Razón, la situación que vive Canarias ha obligado al Gobierno a desviar a al menos un centenar de policías destinados a vigilar las fronteras del Pirineo a las islas. Por las carreteras secundarias de la frontera con Francia entran a diario miles inmigrantes en lo que se llama "pateras rodantes" –es decir, autobuses y furgonetas-.
 
Este traslado se ha producido después de que la Conferencia Española de Policía alertara del riesgo de fugas y motines en los centros de internamiento de las islas y de la falta de efectivos para evitarlo. Según La Razón, las carreteras de Lérida, Gerona y Aragón, por donde entran miles de rumanos y búlgaros, han quedado sin vigilancia.

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