(Libertad Digital) Lo más probable, como él mismo testimonia en sus memorias, es que naciera en Lima el 21 de agosto de 1921, si bien su partida de nacimiento indica el día 28 en Buenos Aires. Su madre, la actriz de teatro Carola Fernán Gómez, estaba de gira por Sudamérica cuando dio a luz y registró a su vástago días más tarde en Argentina, de cuyo país conservó la nacionalidad, hasta que le fue ortorgada la nacionalidad española en 1984.
Estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro, actividad que practicó hasta principios de los años 40 para dedicarse al cine, como actor y como director.
A partir de 1984, vuelca su cada vez más intensa vocación literaria en la novela, iniciándose con "El viaje a ninguna parte", a la que siguen "El vendedor de naranjas", "El mal amor", "El mar y el tiempo", "El ascensor de los borrachos", "La Puerta del Sol" y "La cruz y el lirio dorado".
Se casó y divorció de la cantante María Dolores Pradera (1947–1959), con la que tuvo una hija, la actriz Helena Fernán-Gómez, y un hijo, Fernando, relacionado con el mundo de la cultura. En la actualidad, estaba casado en segundas nupcias con la actriz Emma Cohen, con la que mantiene una relación desde los años 70 tras participar en un episodio de una serie de TVE donde Emma era protagonista ("Tres eran tres", 1973) junto a Lola Gaos. De su mano entró el cine en la Real Academia Española, en la que ocupa el sillón B. Fue también galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en el año 1995.
Polifacético, querido y respetado por los profesionales de la industria y por varias generaciones de espectadores, encontró la popularidad como actor casi en los primeros años de su carrera cinematográfica con el clásico de la comedia negra "Domingo de carnaval" (del célebre realizador Edgar Neville), que protagonizó junto a Conchita Montes en 1945.
Dos años antes había aparecido como secundario en otro notable título del cine español de los 40 como "Cristina Guzmán". Ese mismo año acompaña a una ya consagrada Imperio Argentina y al recordado galán Alfredo Mayo en la exótica comedia "Bambú", y también participa en un pequeño clásico de la comedia fantástica como "El destino se disculpa", de José Luis Sáenz de Heredia, siguiendo el estilo del subgénero norteamericano en boga durante esos años ("La pareja invisible", de Norman Z. MacLeod, "Me casé con una bruja", de René Clair, "Dos en el cielo", de Víctor Fleming, etc.).
Desde entonces encadena títulos de éxito que hoy críticos y cinéfilos califican de indispensables, trabajando con Gonzalo Delgrás ("Los habitantes de la casa deshabitada"); Carlos Serrano de Osma ("Embrujo", junto a Lola Flores y Manolo Caracol); Sáenz de Heredia ("La mies es mucha", "Los ojos dejan huellas"); Ramón Torrado ("Botón de ancla"), Nieves Conde ("Balarrasa", "El inquilino"); Luis Marquina ("El capitán Veneno"). En aquella época también trabajó en Barcelona como actor de doblaje.
En la década de los 50, se consolida como actor principal en toda serie de comedias ("El fenómeno"), dramas ("La gran mentira") y cine religioso Balarrasa o folclórico ("Morena clara") propagandísticos o directamente escapistas (lo que en muchos sentidos también se considera propaganda para los historiadores), al tiempo que interviene en una de las primeras avanzadillas de lo que luego será el Nuevo cine español: "Esa pareja feliz", de Bardem y Berlanga.
También participó en algunas co-producciones de interés como "La conciencia acusa" (del genial Georg Wilhelm Pabst) o "El soltero" (de Antonio Pietrangeli) junto a Alberto Sordi, y por último, inició una incipiente carrera como director, con obras de encargo de desigual fortuna: en este sentido, sobresale su versión de la novela de Wenceslao Fernández Flórez "El malvado Carabel" y dos excelentes comedias en las que compartió química y cartel con la deliciosa Analía Gadé, una de sus parejas más recurrentes, como son "La vida por delante" y "La vida alrededor".
Al hilo del cine español de los 60, su filmografía como actor y director se llena de comedias de todo tipo ("La venganza de Don Mendo", "Adiós", "Mimí Pompón", "Ninette y un señor de Murcia" o "Crimen imperfecto"), excepción aparte de su film "El extraño viaje" (1964), en el que retrata, con casi mayor penetración que el propio Berlanga, el clima cicatero y opresivo de la sociedad española del franquismo, y que permanece como una de las cumbres del cine español de todos los tiempos. Por otra parte, es en ese momento cuando inicia relación profesional con otra de sus parejas más emblemáticas, Concha Velasco, con la comedia negra "Crimen para recién casados".
En los 70, Gómez se convierte en uno de los actores más emblemáticos y solicitados de la Transición, con títulos dorados de esos años como "El espíritu de la colmena", "El amor del capitán Brando", "Pim, pam, pum, fuego", "Mi hija Hildegart", "Los restos del naufragio" o "Mamá cumple cien años". Con ello inició una exitosa colaboración al lado del notable director Jaime de Armiñán, y una también estrecha relación profesional con Carlos Saura, ganándose con ello un justo prestigio como actor y director además de reconocimiento por su ya larga trayectoria.
En 1976 interviene en un título de indudable valor, si bien no para el gran público, como "El anacoreta", premiada en el Festival de cine de Berlín. Y dirige e interpreta dos exitosas series para TVE ("Juan soldado" y sobre todo "El pícaro") que se cuelan en la memoria del gran público.
En 1981 protagoniza un film memorable, "Maravillas de Gutiérrez Aragón", y comienza a encadenar éxitos de crítica y público ("La colmena", "Stico", "Los zancos", "Réquiem por un campesino español", "La corte del faraón", "La mitad del cielo" y "El viaje a ninguna parte"). Termina la década con excelentes trabajos en films no muy bien acogidos pero de calidad: "Esquilache" y "El río que nos lleva".
En 1986 rodó en Argentina un título muy a tener en cuenta, "Pobre mariposa", de Raúl de la Torre, junto a un reparto internacional (Bibi Andersson, Vittorio Gassman, Fernando Rey, Graciela Borges); y también es ésta la década en que se encuentra más activo en sus trabajos para TVE ("Ramón y Cajal", "Fortunata y Jacinta", "Las pícaras" o "Cuentos imposibles").
Los 90 inician un período de menor actividad profesional derivada de algunos problemas de salud y de, seguramente, falta de papeles de envergadura para un actor como él. Salvo "Belle Époque" y el Oscar que consigue la cinta como mejor película extranjera, debemos esperar hasta 1998 para volver a verle en dos cintas tan distintas como importantes (cada una a su manera) como son "El abuelo" (nominada al Óscar y gran éxito de taquilla) y "Pepe Guindo" (homenaje-ficción al gran actor por parte de un director infravalorado pero nada mediocre como Manuel Iborra). Entre medias, estuvo varias temporadas en la serie de TV "Los ladrones van a la oficina". Después recupera fuelle con tres grandes películas ("Todo sobre mi madre", "Plenilunio" y el éxito popular "La lengua de las mariposas").