Hasta El País, que tan insistentemente la ha perseguido (si bien con mejorable fortuna), cae rendido este martes a los pies de la presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque no se entrega tanto como lo hace Salvador Sostres en su columna en El Mundo, que ya empieza titulando "Sólo tú sabes bailar".
Pero todavía más impactante es el inicio del texto: "Esperanza Aguirre es el punto sexy que necesita cualquier estado o nación (...) para desencallarse y librarse del tedio". Pero no pensemos que el de Sostres es un amor exclusivamente físico: "Su imaginación marca la diferencia"; y, eso sí, casi místico: "Cuando en España ya no queda nada, en Esperanza la resurrección".
Todo el elogio viene a cuento de la intención de Aguirre de recortar los liberados sindicales de su administración, que es recibida con alborozo por muchos columnistas como el inefable Ussía: "No se trata de una discusión o diferencia entre las llamadas derechas e izquierdas. En el mundo laboral, y en la izquierda trabajadora, la distancia que se ha establecido entre los que dan el callo y los que se tocan el bolo es de muy difícil reparación. Ahí no hay ideología ni militancia, sino sentido común y agravio comparativo".
El triunfo de Aguirre llega hasta tal punto que incluso a El País no le queda más remedio que reconocerle los méritos, si bien no en el tema sindical en el que habla de "guerra con los sindicatos". El elogio se lo guarda para las previas del debate del estado de la región, en el que no les queda otro remedio que admitir que "Madrid resiste mejor la crisis que otras comunidades", como dice en un subtítulo.
La información, tan verdad que debe haber sido redactada por un periodista recién llegado y que todavía no conoce bien la casa: "Lo cierto es que Madrid es la única de todas las regiones de España que ha cumplido con el objetivo de estabilidad presupuestaria durante los dos últimos años. Además, Madrid es la única región que no tendrá que ajustar cuentas con el Ministerio de Hacienda por los anticipos que realiza el Estado".
No todo el mundo comparte el entusiasmo. Como era previsible, Público está casi escandalizado, aunque da con un titular que tampoco está tan mal: "Aguirre logra unir a Gobierno y sindicatos", lo que dado el prestigio de ambos es casi un elogio... Pero no nos engañemos, un recuadro en la información nos habla de "la obsesión del PP madrileño con la lucha obrera". Fíjense, ¡la lucha obrera! Qué tiempos aquellos...
Por cierto, ya que se acercan a El País no dejen de leer el impresionante artículo del catedrático (cómo está la universidad) Ignacio Sotelo, que se titula "Recomponer las relaciones con Marruecos" (¿pero no eran excelentes?) y aboga porque la forma de solucionar ese problema es... entregar Ceuta y Melilla.
Pero esperen, que lo mejor no es eso, es que aunque no estuviese de por medio el conflicto con el Comendador de los Creyentes habría que deshacerse igual de tan pesado lastre, que es mal negocio: "Debería ser obvio empezar por dilucidar la relación existente entre los costos de mantener la soberanía en estas ciudades y los beneficios que se derivan para España".
Y por si les queda alguna duda: "Podríamos llegar a la conclusión de que convendría ir pensando en retirarnos, simplemente como una forma de eliminar gastos superfluos por la presión de intereses muy particulares y vanos afanes de prestigio". Vamos, que es una cuestión económica y punto, y este será de los que luego proteste contra el capitalismo salvaje y neoliberal.
El artículo es directamente tremendo y no hay que dejar de leerlo, porque tiene todo el aspecto de ser las primeras salvas de una nueva doctrina.