Con el acto de sacrificio esperaban obtener un hijo. En las zonas rurales indias continúan desarrollando sus actividades miles de curanderos, brujos y chamanes, que aprovechan las supersticiones de gente a veces desesperada sin poder ganarse la vida, y sin acceso a la educación.
Los estados más pobres registran además frecuentes sucesos de acusaciones de magia negra y cazas de brujas, que desembocan en algunos casos en humillantes desfiles públicos o incluso el asesinato de las víctimas.
Aunque la policía ha iniciado ya la búsqueda del "brujo" implicado en la decapitación del niño, en muchos casos los "ascetas" se las arreglan para escapar, porque disuaden a los lugareños de delatarles con la amenaza de practicar magia negra