L D (Víctor Gago) "Me presenté al director y a la jefa de Estudios y les dije que me niego a tener que leer libros como los que recomienda el Ministerio. Para empezar, tengo tres sobrinos, uno de ellos de cinco años. Me los imaginé leyendo cosas como Ali Babá y los 40 maricones cuando estén en Primaria o en la ESO, y decidí que tengo que hacer lo que esté en mi mano para evitarlo. Por eso, me he hecho objetora", ha explicado este miércoles Blanca María Díez Ponce a LIBERTAD DIGITAL.
A sus 16 años, esta alumna de Primero de Bachillerato se expresa con una lucidez moral deslumbrante. Atiende a este diario a las siete de la tarde, después de una larga jornada en el Instituto.
"No necesito que el Estado piense o elija por mí el tipo de formación y los valores morales que necesito. Para eso, ya tengo a mi familia y también mi propia experiencia. Puedo discernir por mí misma lo que está bien, de lo que no, y sé convivir con los demás sin necesidad de que el Gobierno me imponga una ideología determinada", transmite con una convicción a la vez persuasiva y desenfadada.
"Creo que la moralidad es algo muy, pero que muy personal", señala Blanca, una adolescente normal con un "círculo de amigos" del colegio que tal vez no piensen como ella, ni vayan a objetar a Educación para la Ciudadanía (EpC), "pero que aceptan mi decisión y la respetan".
Hay, en su vida, "otro círculo más cercano de personas: ése sí que me comprende y comparte mi decisión".
Blanca no se plantea si hace, o no, algo que la distingue y la convierte en alguien especial. Tampoco parece ser consciente de que ya ha hecho historia en la lucha por la libertad individual en España, al ser la primera estudiante en declararse objetora de conciencia.
Simplemente –acepta- "he intentado ser consecuente con mi forma de pensar y con las cosas sencillas pero sólidas que he aprendido en casa. No quiero que me adoctrinen, no quiero que ningún Gobierno piense por mí".
Blanca explica a LD que formalizó su declaración de objeción de conciencia ante el director y la jefa de Estudios del Colegio Montessori, una prestigiosa institución educativa internacional, en el que cursa los estudios preuniversitarios que le permitirán acceder a la carrera de Derecho, según tiene ya decidido.
"Les expliqué la bibliografía que recomienda el Ministerio en su guía Educar en Valores y, aunque al principio no pudieron evitar reírse por los títulos de las obras que ahí se recomiendan, en seguida aceptaron mi decisión y la respetaron", señala Blanca María a este diario.
Es consciente de las consecuencias de su decisión.
"Cuando tomo una decisión, es para llegar hasta el final. Si el Gobierno obliga al centro a suspenderme, pienso recurrir esa decisión y llegar hasta donde haga falta, afortunadamente, mi madre es voluntaria del Foro Español de la Familia, que dan mucha información y ayuda sobre el derecho constitucional de toda persona a no cumplir normas que van en contra de sus convicciones personales, siempre que, con ello, no perjudique a otras personas".