Una joven y su madre se desdicen de la denuncia presentada contra el padrastro por abusos sexuales

L D (Agencias) No obstante, el ministerio público decidió mantener su calificación provisional de hechos, por la que pide 13 años de cárcel para el acusado, que permanece en prisión, y la prohibición de acercarse a la menor o de comunicarse con ella durante cinco años, ya que tanto la adolescente como la madre presentaron una primera denuncia detallada en su día, de la que posteriomente hubo ampliación, y porque el acusado reconoció los hechos la misma noche en que fue detenido, reconocimiento que este lunes negó en la vista y que declaró haber hecho por presiones policiales.

 

Según el relato provisional de hechos del fiscal, José Luis J.F. estaba casado con la denunciante que tenía una hija de una relación anterior, nacida en 1990. De acuerdo con el ministerio público, el acusado aprovechaba la relación de convivencia y de superioridad con la menor para empezar a realizarle en 1998 tocamientos en sus zonas íntimas, conseguir que le hiciera felaciones, le masturbara o para penetrarla vaginalmente en el domicilio familiar. Todo ello, según el fiscal, lo hacía a cambio de permitirle salir con sus amigas, ver la televisión o escuchar música.

 

El 1 de junio de 2003, sobre las 17.00 horas, la joven le pidió al acusado un CD para escucharlo y éste, aprovechando que su mujer estaba durmiendo, se dirigió a la habitación de la menor a la que le dijo que se lo dejaba si le practicaba una felación. En ese momento, según el fiscal, la esposa se despertó y fue a buscar a su marido y a su hija a los que sorprendió en esta práctica y por lo que interpuso una denuncia ese mismo día. Sin embargo, tanto la denunciante como su hija cambiaron su versión en el acto del juicio y la madre aseguró haber confundido el órgano genital masculino con una mano.

 

La hija, por su parte, dijo que todo era mentira, aseguró no saber por qué denunció y reconoció, a preguntas de la defensa, ser cierto que en su día explicó al médico forense que odiaba a su padrastro porque le castigaba con no dejarla salir y que cuando tenía seis años se había inventado un episodio similar con su padrastro, en esa ocasión por celos de su hermano menor.

 

 

Los médicos forenses que declararon en la vista y que en su día exploraron a la menor no detectaron lesiones recientes en la adolescente aunque sí presentaba una defloración antigua. Asimismo, un psicólogo forense explicó que en el momento del examen de la niña no presentaba ningún síntoma compatible con estrés postraumático, tenía buenas relaciones sociales así como calificaciones aunque podía desarrollar la alteración emocional posteriomente, conforme creciera, ya que en ese momento podía tener asumido el comportamiento desarrollado por su padrastro. El psicólogo presentado por la defensa consideraba por su parte que la ausencia de problemas traumáticos no le parecía "normal" en una persona que hubiera sido objeto de abusos sexuales ya que suelen presentar una sintomatología "clara" y comprotamientos alterados como ansiedad, embotellamiento emocional, dificultades para las relaciones sociales o problemas escolares.