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Un tetrapléjico reclama en una carta el derecho a poner fin a su "asquerosa vida"

Luis Miguel Rabanal, un tetrapléjico de 49 años vecino de Avilés, ha reclamado el derecho a poner fin a su "asquerosa vida" y mostrado su admiración hacia aquellos que "consiguieron lo que querían", como Ramón Sampedro o Jorge León, el pentapléjico vallisoletano encontrado muerto el pasado día 4. Bajo el título de "Farsantes", recrimina en una carta a los políticos que, "a la hora de decidir qué hacer con nuestra asquerosa vida, nadie ha hablado aquí todavía de eutanasia, esa horrible palabreja".

Luis Miguel Rabanal, un tetrapléjico de 49 años vecino de Avilés, ha reclamado el derecho a poner fin a su "asquerosa vida" y mostrado su admiración hacia aquellos que "consiguieron lo que querían", como Ramón Sampedro o Jorge León, el pentapléjico vallisoletano encontrado muerto el pasado día 4. Bajo el título de "Farsantes", recrimina en una carta a los políticos que, "a la hora de decidir qué hacer con nuestra asquerosa vida, nadie ha hablado aquí todavía de eutanasia, esa horrible palabreja".
L D (Agencias) En una carta remitida a algunos medios y leída por su mujer María Jesús en la Cadena Ser , este leonés afincado en Avilés manifiesta su "envidia y admiración" por Jorge León, que había pedido ayuda y que la semana pasada apareció muerto y desconectado del respirador que le mantenía con vida, informa Efe .

"Desde aquí poco puedo sumar a esta polémica boba si no es mi admiración y mi envidia hacia una persona que, por fin, pudo conseguir lo que desde hacía tanto pretendía", afirma en esta carta llena de ironía en la que hace extensivo su reconocimiento a aquellos "anónimos, que con la ayuda impagable e inestimable de quien sabe quién, han podido llegar al final de sus vidas sin tener que sonrojarse".

Casado y con dos hijos, este escritor y socio de la Asociación asturiana "Derecho a morir dignamente" fue diagnosticado en 1979 de un tumor medular y como consecuencia de un accidente doméstico que sufrió en 1998 quedó paralizado del cuello para abajo.

Bajo el título de "Farsantes", Luis Miguel Rabanal recrimina en esta carta a los políticos que, "a la hora de decidir qué hacer con nuestra asquerosa vida, nadie ha hablado aquí todavía de eutanasia, esa horrible palabreja", y que se confíe en que una parada cardiaca "haga el resto del trabajo".

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