Un reciente informe revela que Kioto no logra controlar las emisiones de CO2
Un reciente estucio, elaborado por un grupo australiano de investigadores liderados por Joseph G. Canadell, que muestra que, a pesar de Kioto, el ritmo de aumento de las emisiones de CO2 puede haber sido mayor de lo que se creía. No obstante este crecimiento de las emisiones es desigual. Según se ha corroborado recientemente, Estados Unidos, que sigue una estrategia distinta a Kioto, ha aumentado sus emisiones mucho más lentamente que Europa, a pesar de haber crecido más rápido. Un reciente artículo de la revista Nature dice que "Es hora de deshacerse de Kioto", ya que el protocolo "siempre fue un instrumento inadecuado para la naturaleza del problema".
LD (José Carlos Rodríguez) La Organización de Investigación Industrial y la Organización Científica de la Commonwealth de Australia han patrocinado un estudio, llevado a cabo por un equipo liderado por Joseph G. Canadell, según el cual las emisiones de CO2 fueron un 35 por ciento mayores en 2006 que en 1990. Esto supone que el crecimiento de emisiones de este gas de efecto invernadero es mayor de lo que se había pensado. El principal gas de efecto invernadero, responsable al 97 por ciento de la captura de energía por la atmósfera, es el vapor de agua, pero del resto el más importante es el CO2.
Kioto no logra su objetivo
El diario The Wall Street Journal recabó la opinión de Kevin Therberth, de la sección de análisis climático del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica, según la cual "este informe trata de asuntos muy importantes, de los que el público debería estar informado: las concentraciones de CO2 se están incrementando a niveles mucho mayores que los que se habían esperado, y todo ello ocurre a pesar de que el protocolo de Kioto está diseñado para reducirlos en los países occidentales".
Pero quizá ese diseño sea inadecuado. Al menos esa es la opinión de un reciente artículo publicado en la revista Nature, escrito por Gwyn Prins y Steve Rayner. El artículo, titulado "Es hora de deshacerse de Kioto", concluye que el acuerdo "siempre fue un instrumento inadecuado para la naturaleza del problema". Es más, declara que "necesitamos repensar la política climática de forma radical".
El problema con el esquema de Kioto es que "los arquitectos de Kioto asumieron", basándose en acuerdos anteriores como el de el agujero de ozono, la lluvia ácida o el control de armas nucleares, "que el cambio climático de podría abordar de mejor manera a través de un control directo y global de las emisiones". Pero el agujero de ozono, la lluvia ácida y el control de armas nucleares "son problemas relativamente sencillos" en comparación con los del clima.
Y el instrumento que prevé Kioto, "la creación jerárquica de un mercado global de dióxido de carbono" a partir de unas cuotas, esto es, el racionamiento global de las emisiones, "no tiene precedentes" a esta escala. El artículo advierte de que "cuando se intentan soluciones unilaterales como Kioto, tienen consecuencias inintencionadas, que a menudo son negativas". Y "como instrumento para alcanzar las reducciones de emisiones, ha fracasado".
La apuesta por la tecnología
Los autores proponen concentrarse, como hace el Diálogo para el Cambio Climático G8+5, liderado por George W. Bush, en los principales emisores. Este acuerdo, en principio de los 13 mayores emisores, ha sido ampliado a propuesta del presidente de los Estados Unidos a los 16 principales, responsables de aproximadamente el 80 por ciento de las emisiones. También proponen apostar por la inversión en tecnologías más limpias (I+D), y en soluciones de mercado y en las que estén implicadas la sociedad y las administraciones más pequeñas, no sólo las naciones. "Se necesitará mucho coraje para que la comunidad política, que ha invertido tanto en lanzar Kioto, cambie radicalmente la política respecto del clima y adopte una estrategia de 'aprendizaje social' desde la base", pero es "imperativo".
Mejor en Estados Unidos
Pero Kioto no es en absoluto la única opción para moderar la contribución humana al calentamiento. El Acuerdo Asia Pacífico sigue una estrategia distinta, más en la línea pedida por el artículo de Nature, y que se basa no en detener el desarrollo sino por el contrario en favorecerlo y por esa vía hacer más rápida la introducción de tecnologías limpias. Es la estrategia seguida por los Estados Unidos, y parece que les funciona mucho mejor que a Europa, que compensa su fracaso con acusaciones diarias a EEUU de que no está concienciado con el problema. Pero los datos indican que en realidad no es así.
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