Los hechos ocurrieron el 15 de marzo de 2009 en un piso de la calle Alcalde Porqueres de Lérida. En el juicio, que se ha celebrado en la Audiencia Provincial, el tribunal denegó la petición de la mujer. "Quisiera pedir al abogado y a ustedes, rogarles, que cuando todo esto acabe me pueda despedir de mi pareja con un abrazo y un beso", dijo hoy la mujer, que no ha presentado acusación contra el hombre con el que tiene dos hijos en Bolivia, el país de ambos.
Acusado y víctima declararon que el día que ocurrieron los hechos, el sábado 15 de marzo, salieron a tomar cervezas a un bar boliviano para celebrar que habían ahorrado para comprarse una casa en su país, dónde se iban a casar. También coincidieron en decir que no recordaban cómo el hombre le pegó varias veces con el martillo a la mujer, instrumento que luego tiró por una ventana del patio de luces de la habitación en la que vivían de un piso compartido. Repitieron muchas veces que estaban borrachos y él llegó a admitir la agresión: "Seguramente fui yo, pero no se cómo".
La Fiscalía de Lérida mantuvo la solicitud de nueve años y seis meses de prisión por un delito de tentativa de homicidio, ya que las heridas que recibió la mujer habrían sido mortales de no haber sido por la rápida intervención de los servicios médicos, a los que aviso el propio acusado.
"Utilizar como se utilizó en este caso un martillo con la punta de hierro, con dos picos de forma repetida en la cabeza entendemos que es una situación que viene a representar mucha brutalidad por parte del acusado", dijo la fiscal, que apuntó a una agresión sexual como posible origen de la agresión. La víctima había explicado en el hospital, ante las sospechas de la agresión, que había tenido relaciones consentidas con su pareja. En el juicio relató que ese día las había tenido primero en casa y luego en el bar boliviano en el que habían bebido.
El abogado de la defensa, Francesc Sapena, que inicialmente había pedido la absolución, pidió dos años de cárcel por un delito de lesiones y apeló a la comprensión humana al tribunal a la hora de dictar sentencia.
Utilizó las palabras con las que los forenses argumentaron que la rápida intervención sanitaria salvó la vida de la mujer. "¿Quién fue el que originó que hubiera esta rápida intervención que le salvara la vida? Fue él", argumentó Sapena, que atribuyó las lesiones a la embriaguez, acentuada por la ingestión de 'Lorazepam', y apeló a la comprensión humana del tribunal.
En el juicio la víctima, dijo que todavía no puede creerse lo que ocurrió y contó que tuvo mucha presión de la abogada de oficio que la atendió para que denunciara al hombre Marco Antonio Z.C., dos años mayor que ella. También ratificó su declaración en la que dijo que le perdonaba. "Lo único que quiero es que no esté donde está --en prisión preventiva--, quiero verlo, que esté a mi lado", subrayó.
Relató que una vez ella explicó a la prensa que no presentaría denuncia, la abogada de oficio le presionó para que lo hiciese. "Ella quería que yo declarara en contra de él, era una presión que me daba a mí, decía que yo testificara en contra de él por todas las mujeres que han muerto, que él tenía que estar en la cárcel y que en caso contrario a mí me deportarían", aseguró.