L D (EFE) Al recluso, J.D.J., de 22 años, se le aplicó el programa de prevención de suicidios durante más de mes y medio, desde su ingreso en el centro penitenciario el pasado 26 de enero hasta diez días antes de que fuera hallado muerto, el pasado Viernes Santo, según han informado este martes fuentes penitenciarias. Por otra parte, el comportamiento del joven en la prisión no tuvo nada significativo y aún no participaba en ninguno de los talleres, según las fuentes.
El compañero de celda del joven se percató de que este no reaccionaba sobre las 4.00 horas de la madrugada del pasado viernes, por lo que avisó a un funcionario de la prisión. En la celda no se encontró nada que apuntara a la causa de la muerte, y tras las diligencias judiciales, el cadáver fue trasladado al Parque Cementerio de Málaga (Parcemasa) en espera de practicársele una autopsia.
El chico confesó a la Policía ser el autor del crimen de su esposa, I.M.C., el mismo día de los hechos. La investigación determinó que la muerte de la joven, que nunca denunció a su pareja por maltrato fue en el domicilio y que, además de asestarle puñaladas en el pecho, el marido la estranguló, ya que el cadáver tenía un cordón atado en el cuello. El agresor metió el cuerpo de su esposa en el ascensor y, una vez en el aparcamiento, lo arrastró hasta el lugar en el que fue hallado por un vecino.