L D (EFE) La decisión del tribunal de Estrasburgo, publicada el martes, obligará a Inglaterra y Gales a revisar su actual derecho de familia y legalizar ese tipo de matrimonios siempre y cuando no exista un vínculo de sangre entre los contrayentes.
El caso fue llevado a Estrasburgo por la organización de derechos humanos Liberty en nombre de un inglés de sesenta años, deseoso de casarse con su nuera, veinte años más joven y de quien tiene un nieto. El hombre, a quien no se ha identificado, comenzó una relación con su nuera después de que ésta fuese abandonada por su marido.
"Nuestros clientes quieren casarse. Su relación es ya duradera, y no hay ninguna justificación lógica, práctica o racional para impedir que lo hagan", afirmó Joanne Sawyer, de Liberty, tras conocer el veredicto.
Emily Willmott, que representaba al Gobierno de Londres, defendió ante el tribunal de Estrasburgo la conveniencia de mantener la actual legislación porque su abrogación dañaría la institución del matrimonio y tendría efectos negativos sobre los hijos. En el caso concreto de la pareja demandante, Willmott dijo que convertiría al abuelo del pequeño al mismo tiempo en padrastro, lo que podría provocarle confusión.
Los siete jueces europeos que vieron el caso dictaminaron, sin embargo, que la prohibición británica de ese tipo de matrimonios es contraria al artículo doce de la Convención Europea de Derechos Humanos, que se refiere al derecho a contraer matrimonio.
El caso fue llevado a Estrasburgo por la organización de derechos humanos Liberty en nombre de un inglés de sesenta años, deseoso de casarse con su nuera, veinte años más joven y de quien tiene un nieto. El hombre, a quien no se ha identificado, comenzó una relación con su nuera después de que ésta fuese abandonada por su marido.
"Nuestros clientes quieren casarse. Su relación es ya duradera, y no hay ninguna justificación lógica, práctica o racional para impedir que lo hagan", afirmó Joanne Sawyer, de Liberty, tras conocer el veredicto.
Emily Willmott, que representaba al Gobierno de Londres, defendió ante el tribunal de Estrasburgo la conveniencia de mantener la actual legislación porque su abrogación dañaría la institución del matrimonio y tendría efectos negativos sobre los hijos. En el caso concreto de la pareja demandante, Willmott dijo que convertiría al abuelo del pequeño al mismo tiempo en padrastro, lo que podría provocarle confusión.
Los siete jueces europeos que vieron el caso dictaminaron, sin embargo, que la prohibición británica de ese tipo de matrimonios es contraria al artículo doce de la Convención Europea de Derechos Humanos, que se refiere al derecho a contraer matrimonio.